Fragmento de Terumah (V): la esencia-.

Entrada en formato borrador, pendiente de edición.

Mejor es la vergüenza en el rostro que la mancha en el corazón – Miguel de Cervantes y Saavedra-.



Zahorí:

Tengo un cuento muy breve,
¿o es parábola más bien?
Desde luego que es bien simple
pero sólo lo puede entender
el corazón que te ha encontrado.
Santo, tú sabes qué es.

Santo Bendito Sea:

Pues claro, Zahorí, querido,
mi amado, Zahorí, es.
Mas, cuéntame ese cuento
o parábola más bien.

Zahorí:

El sahumerio que has dictado
está en el corazón,
y sólo el que lo guarda puro
halla su solución.

El perfumista vanidoso
cree todo saber
haciéndose de recetas
que no ha logrado él.
Y se ensoberbece en su conocimiento,
ansía la fama tener.
Se pierde en la avaricia
y en quererse imponer
sobre el perfumista mediocre
y el humilde, también.

Le falla mucho el olfato,
todo lo copia él
y habla de los prodigios
sin lograrlos entender.
Y habla de los prodigios
cómo si fueran de él.

No ha captado el aroma,
no lo puede entender.
Y sus clientes lo han dejado
al saber de su mala fe.

El perfumista mediocre
algo es que indaga y busca
entre esencias y aromas
y entre aquello que escucha.

Ha creado algo nuevo
y se ha quedado estancado
pensando que eso es todo:
lo que ha averiguado.

Tiene dotes de olfato,
mas, no los pone a desarrollar.
No es perseverante,
no va más allá.

La luz de su aroma único
se está desvaneciendo
entre el público que lo admiraba
porque ya no lo ve nuevo.

Se han aburrido del aroma,
y pierde clientela él
porque han caído en la cuenta
de que tiene muy poca fe.

El perfumista humilde
pocos recursos tiene él.
Y como pocos es que tiene
se ha volcado con fe
pidiéndote, Santo, que lo ayudes,
que lo ilumines, también.
Y que lo guíes y de ti aprenda
para, con su oficio, comer.

Quiere ser bueno en su trabajo,
y quiere lograr el sustento
con la ayuda que Tú le brindes,
que le es alimento.

Y ha procedido el Santo
a desatar su creatividad,
le susurra al oído recetas
que termina por destilar.
Y cree que pondrás a su alcance
todo lo que necesita;
y siente felicidad y entusiasmo,
siente contigo Tu dicha.

Se ha hecho célebre el perfumista
que con humildad caminó
dejando que tú lo guíes
e ilumines su corazón.

Ha descifrado tu Sahumerio,
pues está en el olfato.
Es el sentido más puro
de los cinco que contamos.

Y es un sentido sublime
que te hace entender
la esencia de los aromas
y de cada cosa, también.

Y cada cosa es, por igual, palabras,
y una esencia tienen además;
esencia tienen las plantas
y lo que hacemos plantar.

Tienen esencia las personas,
las podemos olfatear.
Intuimos con el olfato
lo que en su alma está.

Es el olfato la esencia
de tu camino espiritual;
es despertar otros sentidos
que, contigo, Santo, están.

Es la esencia de Ketoret
entender con el corazón
que el alma es avivada
por tu Espíritu Santo, mi Dios.

Y el corazón entendido
es quien puede oler
diez ingredientes del alma
y otro que el cuerpo es.

No habría Ketoret
sin un aroma desagradable.
Es la oscuridad que portamos
y que tu aroma deshace.

Hay equilibrio en tu Sahumerio,
al que llamaste Ketoret.
Sin oscuridad no hay entendimiento
para tu luz comprender.

Es desvanecer con suavidad
las cáscaras que nos han encapsulado
en cinco sentidos sólo,
¡cuando tantos hay a tu lado!

Es sanación tu aroma,
es ordenar el alma,
es amor incondicional,
es erradicar la plaga.
Es limpiarte por dentro
al sentir el aroma que está
en la luz de tu Palabra
y en saber, como Tú, amar.

Y cada uno de tus ingredientes
es matemática Divina.
Otros encontraron esto
movidos, Santo, en tu dicha.

Y la dicha del perfumista humilde
ha sido lograr entender
que él es el aroma desagradable
que equilibra a los otros diez.

Siete los hallan sus emociones,
y los otros que faltan, que son tres,
son tus intelectos Divinos,
los que lo guían, así es.
Y han elevado su conciencia,
ahora escucha Israel,
y huele con su conciencia
lo que hay en el alma, así es.

Es el olfato el sentido
más perfecto que guardamos.
Nos conecta con tu energía
y con lo que hay en el alma.

Es el sentido sublime
que nos hace entender
la esencia de planta y cosa
y de la persona también.

¿Habrá de pesar cada ingrediente
con tu Palabra ya revelada?
Lo que ha sido revelación para otros
ha sido un regalo del alma.

Justo es subrayar al humilde,
el perfumista cuyo corazón guarda
al tuyo, en el amor,
y abrazando tu enseñanza.

Y tu enseñanza es instrucción,
es un canal del alma
y del corazón, como entendemos
los que te esperan y aguardan.

Ha triunfado este perfumista,
con muy poco halla la esencia
de cada persona que lo consulta
y lo estima y aprecia.

Halla la esencia a la esencia
que en cada alma está.
Y sabe el perfumista limpiarla
y perfumarla además.
Y todo lo hace amando,
queriendo al prójimo, sin más.

Pues es la esencia de tu esencia,
la que, contigo, Santo, está.

Santo Bendito Sea:

Vienen aromas de cambio,
¿lo puedes, Zahorí, oler?
Es ya tiempo de la esencia
y del quererme querer.

Te he hecho un perfume a medida
con tu alma, mi Zahorí,
que huele por toda la Tierra
que en el amor vivo, sí.

Ahora sigue revelando
qué han hallado en Ketóret
para que contrastes tu parábola
y más y más la atesores.

…un paso atrás Índice-. | sigue caminando….