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Loto 1º. El loto de la Maestra Sheng-.
Maestra Sheng:
«Los elementos de Empédocles pueden ser regados con las partículas de vida de los éteres»,
esto mismo dijo Nikola Tesla.
¿Te has fijado, Juan, en esta cita de Tesla?
Las partículas de los éteres, lo que a todo da vida,
aquello que transciende en la materia,
la quintaesencia, pues no es otra cosa que su alquimia.
5 (78) Sin embargo, querido alumno, quiero mostrarte también,
más que manifestaciones de materia,
son tipos de energía más bien.
¿Estaría equivocado Tesla, al concebir al regar,
que la quintaesencia es la sustancia,
10 (83) no podría, por ejemplo, ser la energía metal?
Figúrate lo importante, la transcendencia de esta observación:
¿si Tesla habla de energía, de frecuencia, de vibración...
no será su apreciación como energía manifiesta
todo aquello que llamamos Creación?
15 (88) Porque más que explicar el mundo con la materia,
con la energía debe de hacerse,
¿sabías, querido alumno, que energía emite nuestro cuerpo celeste?
Tal vez una nueva perspectiva debería acometerse,
aquella que es bien simple...
20 (93) llevar vibración a las gentes,
envuelta en comprensión y, por igual, en querer quererse.
Así es Juan, querido alumno, como valido el metal,
¿No es algo metafísico, más allá del mineral?
¿Será polvo de estrellas, metal estelar?
25 (98) Quiero que contemples los ciclos,
los flujos, el devenir;
aquello que viene y se aparta,
aquello apartado que está por venir.
Porque la vida, querido alumno, no es sino un fluir,
30 (103) y la paz hallarás cuando te des cuenta
que has de con ella su ritmo seguir.
No obstante, también, yo quiero
dejarte esta enseñanza dicha:
porque si felicidad es lo que buscamos,
35 (108) en mirar adentro es donde nace la misma.
Aprenderás a superar contratiempos,
aprenderás a vencer por tu dicha.
Mas, será en tu quietud,
en tu impasibilidad con el ritmo,
40 (113) donde hayes la virtud
de esa quietud y felicidad vivas.
Gran misterio es el Tao, que a todo da vida,
proviene de arriba y de abajo,
y, sin embargo, esto tan simple se olvida.
45 (118) Por esto, quiero que en tu camino,
el mismo que ahora emprendes,
procures para tus bolsillos
llenarlos de perlas y leche.
Hubo un sabio que un día dijo
50 (123) que hablar dulzura al sordo
es echarle perlas al cerdo,
pues todo le hablas y desprecia todo.
Es por esto que la leche
la guarda la madre para su retoño.
55 (128) Ahora quiero, querido alumno,
que me cuestiones lo que te digo.
¿Consideras que estoy acertada
en todo aquello que te he dicho?
Juan:
No quisiera yo, Maestra Sheng,
60 (133) ir más allá de su sabiduría;
pues, el conocimiento que me transmite
lo he discernido enseguida.
Sin embargo, Maestra Sheng,
aún me estoy cuestionando
65 (138) si Tesla tendría razón al regar
con éter su manifestando.
Pues, él piensa que la materia,
por igual que los presocráticos,
es lo que engendra la vida,
70 (143) más que el fluir de diferentes átomos.
Podrá apreciar certeza,
en ambos conocimientos,
si aplico con destreza
lo que es discernimiento.
75 (148) Entiendo que la materia
engendra vida, es toda esencia.
Mas, aquello que la aviva
es mezclar energía manifiesta.
Es por esto que Tesla advierte
80 (153) que todo es energía,
y que a la materia manifiesta,
regarse en su sustancia, le da vida.
¿Será entonces, Maestra,
encontrar un punto intermedio?
85 (158) Pues, aquello que la materia transforma,
en el ciclo de energía que la forma, lo aprecio.
Maestra Sheng:
¡Qué sabio discernimiento, querido alumno!
¡Cómo me asombra tu intelecto!
Es algo que no te he dicho,
90 (163) pero más te acercas tú al acierto.
Ésta apreciación que hago,
tan sabia maestra como me haces,
tal vez, es lo que más valores:
95 (168) reconocer en los demás su acierto.
Pues, el regular nuestra conducta,
el reconocer nuestros errores,
requiere de amor al prójimo,
requiere, también, de mesura.
100 (173) Y, precisamente, querido alumno,
solo te he sometido a prueba;
quiriendo observar en ti,
tu capacidad de discernimiento.
Cómo usas tus capacidades,
105 (178) y, por igual, tu entendimiento;
también, tu sentido crítico,
e ignorar o errar el conocimiento.
Porque sólo está en reflexionar,
en mirar hacia adentro,
110 (183) descubrir la verdad
de cualquier conocimiento.
Aquí es donde estriba una gran diferencia:
no son igual saber y conocer,
no son iguales para el entendimiento.
115 (188) Porque aquello que ya ha sido escrito,
todo aquello que ya está muerto,
no es sino sabiduría pretérita
a la que llegó el discernimiento.
Justo es, pues, lo contrario,
120 (193) concebir la sabiduría;
pues, el saber es todo aquello
que trae, a la luz, conocimiento.
Si de usar un recurso,
abrazara la analogía,
125 (198) la sabiduría es a la madre,
lo que al padre, el conocimiento.
Pues, la madre sabe a ciegas
que su hijo es quien engendra;
mas, el padre, de su retoño,
130 (203) solo tendrá conocimiento.
Juan:
¡Cuánto aprecio, Maestra Sheng,
toda su sabiduría!
¡Con qué poco puede lograr
transformar con brío mi día!
135 (208) Logra ir más allá, más allá de cualquier doctrina.
Porque, a nada, usted se acoge,
solo cree en la sabiduría.
En la sabiduría que albergamos todos
y que dilucidamos con la alegría
140 (213) que comporta el entusiasmo
por hallar la verdad escondida.
Justo, en este sentido,
en sus enseñanzas apreciaré, Maestra,
que comprender las cosas conlleva
145 (218) ser, con el razonamiento, persona diestra.
Por igual, sería el preguntarnos
sobre aquello que nos viene en cuesta;
con algo de más esfuerzo logramos
terminar de abrir la puerta.
150 (223) Y es entonces que encontramos
que más allá del adoctrinamiento
es donde se encuentra el saber de las cosas,
es donde comienza el entendimiento.
Maestra Sheng:
En ocasiones te hablé del Tao, Juan,
155 (228) en ocasiones te hablé de esto.
Pues, quien el Tao quiere encontrar
no ha de hacer de él una doctrina,
mucho menos una ley,
ni religión, ni cosa parecida.
160 (233) Reside en la comprensión,
reside en poner en práctica
toda aquella información
que el discernimiento desentraña.
Con todo, querido alumno,
165 (238) también quiero dejarte claro
que el camino del Tao
no es fiel a forma alguna,
tampoco hay huellas a seguir,
tampoco se idolatran figuras.
170 (243) Por supuesto, querido alumno,
no es contrario a mi fe;
pues, simplemente es filosofía,
de la vida, aquello llamado Sheng.
Entiendes el porqué de mi sobrenombre,
175 (248) simplemente me llamo Emet.
Ahora quiero que consideres esto:
ya ha llegado tu tiempo bien.
Ha llegado tu momento,
ha llegado el momento de...
180 (253) que avances y sólo camines
dejando tus huellas en él.
por Verónica García-Melero
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