El calzado que se ajusta a una persona, le aprieta a otra; no hay receta para una vida que se adapte a todos los casos.
Carl Gustav Jung

El Recepcionista:
¡No me digáis que no es bueno!
Es un cuento, que cuento no es,
pues es mucho de mi vida,
ese zapatero, soy yo, Miguel.
Estoy seguro que mucho, (05)
mucho hay para hablar
y no solo por este cuento,
sino por toda su verdad.
Maestra Sheng:
Ahora comprendo el porqué
de esa mencionada amistad; (10)
ese anciano del que hablas,
anciano es de mi caminar.
¡Es el maestro de Xía,
alguién a quien conocí,
lo conocí solo de oídas, (15)
su mismo maestro, el de aquí!
El de este cuento, que es tu vida,
y que también yo viví,
no plantando bambú y helecho,
mas, fue para descubrir (20)
la potencia del ser que se halla
cuando en todo te logras pulir.
Os hablo de Lao-Jun, queridos,
es el anciano de este cuento;
Maestro fue de Xía, (25)
y de Miguel, por lo que veo.
También fue mi maestro,
al menos así lo considero;
¡me abrió los ojos a la vida
y a crecer por lo que quiero! (30)
Su sabiduría es tan basta,
es como el Tao del Cielo;
si cuesta creer en su Poder,
con Lao-Jun se hace cierto
cómo te acompaña el Gran Tao (35)
cuando tu Te has descubierto.
No fue un maestro sempiterno,
fue en un tiempo estacionario;
de estos que aparecen en tu vida
y la voltean para el diario; (40)
para tu día a día desde entonces,
desde que aparece en tu camino.
¡Cuánto echo de menos a Lao-Jun,
a sus enseñanzas, a su "vino"!
Porque el "vino" es muy simbólico, (45)
y en Oriente y Occidente
es el secreto que se revela
cuando el "viento" se siente.
Hablo del "viento" del Espíritu,
lo que en Oriente es el Te (50)
junto a la "dama misteriosa",
la energía de la Tierra, también.
En fin, que esto es muy místico,
pero fácil es de entender,
el soplo de Dios es el Espíritu (55)
que insufla tu alma: el Te.
¡Es tanto el camino espiritual
que se sigue para este Te tomarte!
Mejor que cada uno avance por sí,
entonces comprenderá qué es el "Arte". (60)
Hao:
Eso..., que "Real Arte" no es otro
sino, con el Espíritu, moverte.
Nada tiene de bola de cristal,
ni de encanto, ni de hacerte
de rituales, ni de encantos, (65)
ni de hechizos, ni de suerte.

Juan:
Ahora que la mencionas,
en la Palabra escrito está
que la suerte está echada
y de Dios es que vendrá (70)
toda disposición por ella,
¿qué querrá significar?
Ming:
Que la suerte es del Universo,
ahí es donde ella está;
es creación de la Gran Fuente (75)
y no se la puede cambiar.
Por más que se quiera influir
en lo que es influencia astral,
hay una cosa que traspasa
a toda la oscuridad; (80)
y es que en Dios, en la luz,
es que se halla su final.
Así, de Dios es que depende
lo que la suerte logra alcanzar.
Traspasa la energía impura, (85)
la traspasa, ¿por qué será?
Sam:
Porque Dios es como una bombilla
que se enciende en la oscuridad,
con poco es que se alcanza
aclarar lo que apagado está. (90)
Así, si algo en tinieblas
es que se enmaraña,
se lía en la oscuridad,
y la oscuridad bien lo atrapa;
nada puede hacer con la luz (95)
que todo lo traspasa;
esa luz está en tu gesto,
en tu espíritu, en tu alma.
Dishi:
¡Qué interesante este hilo
para ponernos a tejer (100)
la telaraña del destino
de la araña que no se ve!
¿Es el mundo una ilusión
y lo que se nos teje
más que una maya? (105)
¿O es la ilusión transcender,
como el que alcanza el Nirvana?
Relojera:
Desde luego que en Oriente
encontraremos por ilusión
la Maya de lo que nos rodea (110)
y del Nirvana, su perfección.
Mas, en el sufrimiento liberado
es que se halla la vacuidad:
el comprender que en los extremos
siempre tenemos que calibrar (115)
para alcanzar la virtud, la potencia,
para no dejarnor dominar;
para hacernos uno con la Fuente,
para nuestro ritmo no doblegar,
al infortunio de la vida (120)
y a lo que hay que masticar.

El Recepcionista:
¡Dejaos de tanta charla!
¡Vamos ahora a almorzar!
Que hablabais de algún vino...
pues tomad éste para catar, (125)
es un vino muy exquisito;
seguro estoy, os va a encantar.
Aquí he traído todo,
los platos os serviré
con la guarnición de estas peras, (130)
y el confit que aquí véis.
He dejao otro plato
terminándose en el horno,
mas valen dos medianos
que uno grande y solo (135)
para degustar exquisiteces
mientras conversamos un poco.
Ming:
¡Qué buena pinta tiene!
¿De qués es el confit, Miguel?
Diría que es ave por el aspecto, (140)
¿es pato o es cisne lo que se ve?
Hao:
¿Cisne?...Yo diría ganso,
pero tampoco se logra ver
en los cortes que has preparado;
dinos, ¿qué es, Miguel? (145)
El Recepcionista:
Es pato lo que hay en el plato,
es un confit que preparé
con todo el tiempo que requiere
y con toda la grasa también.
He horneado las peras (150)
con su jugo, como véis,
y llevan un toque caramelizado
con el vino que aquí tenéis.
El contraste está exquisito,
y con el vino, todo un placer. (155)
Placeres tienen los platos
y con quien te pones a comer.
¡No me digáis que no merecemos,
para este almuerzo, este placer!
Relojera:
¡Claro que lo merece! (160)
¡Por supuesto, Miguel!
La boca se me hace agua,
quiero probar ese placer
de pato con toda su esencia,
la que el confit logra tener. (165)
Maestra Sheng:
Hablando de recetas,
¡qué curiosa es con pera!
con naranja es que se me hace
esa famosa receta;
la del pato a la naranja, (170)
en confit, así se recuerda.
Juan:
¡Las recetas dicen tanto
cuando las pones a hacer!,
ya os comenté de mi bisabuela:
en el amor está su placer. (175)
Así es que todo sale,
sale siempre exquisito;
tal vez no seas tan diestro
pero es la suerte de su destino.
Dishi:
Veo la luz en el planto, (180)
veo la luz del amor;
el guiso perfecto siempre,
perfecto, siempre, su sabor.
Sam:
Y el olor...son como feromonas,
¡lo que da de sí cocinar (185)
con cariño por lo que se hace
y con el amor de para quien será!
Igual son tus alpargatas,
esas de bambú, Miguel;
la suerte que ellas tuvieron (190)
en tu espíritu se ve:
luchaste por seguir adelante,
te reinventaste en tu camino,
pusiste todo tu amor,
y la Luz así es que quiso (195)
que lograras en tu esfuerzo
una magnifica superación:
pisar con bambú, entonces,
caminar con tu pasión.
Hao:
Esas alpargatas, ¡sí que llegaron lejos! (200)
¡Gustaron en tantos rincones,
han gustado tanto tiempo!,
que hizo Miguel una patente
y por eso, es que aquí tenemos
a un zapatero de pueblo (205)
que se retiró, buscando calma...
Mas, si la tempestad hizo mucho
y acabó con esta plaza...
Miguel renovó con su patente
la ilusión del que traspasa (210)
la entrada de esta villa:
colgadas hay alpargatas.
Hay unas alpargatas
como símbolo del caminar,
como símbolo del premio (215)
que la resiliencia logra alcanzar.
Esas mismas alpargatas,
con lo que son su patente,
logran mantener este Motel,
aunque no venga la gente. (220)
Juan:
¡No me puedo creer!
¡Todavía no lo he leído!
¿Es él, Maestra Sheng,
el zapatero de mi Libro?
Porque...si Lao-Jun es entonces (225)
el maestro suyo, y el suyo, que es mío;
los cuentos que hay de Lao-Jun,
¿qué clase de cuentos son, cariño?
Maestra Sheng:
¿Te los has leído todos?
¿Te los has leído, Juan? (230)
Juan:
No, solo el título y algunos sueltos...
intrigado me acabas de dejar.
Maestra Sheng:
Entonces, mejor tú los lees,
mejor sorpréndete
con la sincronicidad de los eventos (235)
y con lo que nos traiga el Te.
Sam:
Nos quedamos antes pendientes
con el Miyu, el de la Casa;
creo que era Esmeralda,
y una enseñanza guardaba. (240)
Ming:
Y también estamos pendientes
de continuar con la cerveza,
con la Señora que la hace,
con la sibila de la puerta.
Hao:
Y si nos ponemos... (245)
todavía es que esperamos
a la Pesaj, al hablar del pan,
del vino, la miel...¿de qué hablamos?
Dishi:
Oye, esa doctrina mística,
la cabalísta, ¿no es?, (250)
mucho tiene guardado otro libro,
quiero poderlo leer.
Hao:
Eso, ¿por qué no leer
la perspectiva que Sheng ha dejado?,
seguro que para hablar tenemos, (255)
¡lluvia cae!, ¡tormenta a ratos!
Relojera:
Oye, pues yo me quedo
hasta mañana también.
Depende de como amanezca el día,
así es que podremos hacer. (260)
Ming:
A mí se me apetece
salir a caminar,
a visitar las ruinas
y la plaza...todo el lugar.
El Recepcionista:
Me parece una buena idea, (265)
será más que fenomenal.
Pero ahora, al turrón vayamos,
que el almuerzo hay que tomar.
Relojera:
Miguel, estoy encantanda
con las parábolas que nos has contado, (270)
me gustaría que nos deleitaras
con otra tuya y para este plato.

LA PARÁBOLA DE LA RECETA El Recepcionista: Entonces, mientras sirvo... uno siempre puede hablar, y os hablaré con la receta (275) de lo que es singularidad. «Cada persona es singular, cada persona es única, posee unas habilidades, un crecimiento, una conducta,(280) una manera de ver las cosas, una experiencia para tejer, para interpretar el mundo que vive, para vivir y ser con él. Cada persona es única, (285) cada persona es singular, y las cualidades que posee es que la hace especial. No es destacar en algo, no está en esa capacidad (290) que se ha desarrollado con el tiempo, está más en su caminar. Si os hablara de músicos, muchos los hay diestros, mas, es el feeling que te transmiten (295) y lo personal de su instrumento, el sentimiento que dibujan, la música y su verso. Eso es lo singular, eso diferencia a unos de otros, (300) porque buenos son los buenos y cada bueno, es uno solo. Igual es la receta, con ella nos explicamos, para cocinar el mismo plato (305) todos tenemos en las manos los mismos ingredientes, incluso los mismos pasos. Mas, la carne que yo he guisado, sabrá distinta si tú la haces; (310) aunque lleve los mismos ingredientes, eso es sabido y lo sabes. No sabe igual mi sopa, que la sopa de tu mamá, ni la de tu mamá que la de tu abuela, (315) eso es la singularidad. Así en el corazón, que es el cajón de la experiencia, de nuestro sufrimiento y pasión, de nuestro crecimiento y grandeza, (320) de nuestro ímpetu, de nuestro esfuerzo, de nuestro amor y gentileza; es donde se halla el centro de la singularidad, de la conciencia. Porque nos mueve más el corazón,(325) nos mueve más que la cabeza; es el centro de nuestro ánimo, centro es de nuestra fuerza. Hemos condicionado nuestra conducta, hemos condicionado nuestra respuesta (330) a aquello que hemos vivido y repetido hasta la creencia. Esta singularidad que se halla en el corazón es el punto central (335) como el del agujero negro, ¿no? Aquello que te hace único, aquello que te hace especial, es como una densidad infinita que no logra explicar (340) porqué no sabe igual tu plato que el que yo he guisado igual. No hay una física que explique el porqué de esta singularidad, la misma densidad del agujero negro (345) es esa manera especial con la que has cocinado tu plato, o la sopa de tu mamá. Y si miramos con lupa el corazón, la densidad, (350) en el guiso de tu madre se ve que siempre crecerá esa nostalgia y amor vividos de toda una vida en el yantar. ¡Qué exquisito ese guiso (355) que tanto te gusta saborear! Ese guiso que hace tu madre y has probado en tanto bar. Mas, como el de tu madre ninguno sabe, ¡sabe tan rico, tan especial! (360) Es el corazón del plato y en el amor es que está. De la misma manera es si pensamos en la singularidad gravitacional. El espacio-tiempo para todos el mismo, (365) los mismos ingredientes para cocinar, pero esa atracción que te supera ese sabor tan gravitacional que dibuja la curva de tu sonrisa con solo ponerte el plato a mirar...(370) ¿Por qué has dibujado una curvatura con tus labios, solo al mirar, atraido por su aroma...? ¿Es por que lo ha guisado mamá? Somos física cuántica, (375) hasta al ponernos al guisar, en cómo hacemos las cosas en nuestra receta está. Y esa receta lleva una vida, una manera de caminar, (380) de apreciar, de valorar las cosas, y sobre todo, de amar. Con el cariño de la receta es que se logra explicar lo singular que somos todos: (385) todo el mundo es especial». Parábola dedicada con mucho amor a mi madre. Con amor, a mi madre. cocinera de mi casa y también profesional, que guisa como ninguna (390) y bien que sabe aprovechar cada cosa de que dispone, ella sabe economizar. Pone amor en su cocina, y en casa, mucho más; (395) ¡qué rico te sabe todo! ¡qué bien huele, mamá! Nostalgia cuando no los como, cuando los como: felicidad. ¡Qué bien me sabe tu comida!, como tú, ¡es especial! (400) Las patatas en ajopollo, con huevo y almendra "tostá", serán humildes y económicas, para mi cumple...¡guísamelas! Que no quiero carne en salsa, (405) ni tanta sofistificación, esas patatas son un guiso que lleva en tu sangre: tradición. Y lo ignoraba de pequeña, pero lo apreciaba en tu voz, (410) en la risa que a tí te daba cuando hacía esta elección. ¡Qué rico te sale este guiso! Sencillo me gusta más, no hace falta el marisco, (415) ni que le pongas calamar. -"¿Con huevo y almendra, Vero?" Con eso solo, mamá. Así te sale muy rico, ¡con todo tu amor, mamá! (420) Verónica García-Melero

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