Parte V. Dalet: la puerta del Cielo-.

Por Verónica García-Melero

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Loto 3º. El loto de "el Águila y el Cóndor-."
Parte V. DALET: LA PUERTA DEL CIELO-.


Maestra Sheng:

Interesantes tus preguntas,
veamos, ¿por dónde empezar?
¿Mejor por la gematría,
mejor por la grafía,
05 (2245) su evolución?, ¿Qué tal?
¿O aquello que nos dice el conocimiento
que viene a representar?
¿Su simbología, sería entonces,
aquello que transciende en ella,
10 (2250) aquello que va más allá?

Veamos, por ninguna de estas cosas,
¡ya sé por dónde empezar!
¿Te dije que en el principio, sus formas,
las traza el sonido, verdad?
15 (2255) El OM de nuestro Universo,
sonido primero fue para empezar
a dar forma a aquello que vemos en dimensiones
en tres dimensiones, Juan.
También son emanaciones,
20 (2260) emanaciones de luz y de paz.

Así, considerando el sonido,
te diré, en primer lugar,
que el sonido del chelo,
el del octabajo,
25 (2265) el sonido al que se acerca la humanidad,
en su representación, en su dibujo,
en su trazado, en su cantar,
dibuja una grafía que se asimila
a la forma primitiva de su representar.

30 (2270) Justo parece un botón que se levanta
sobre una recta, ¿un sombrero, quizás?
Así es la forma de la puerta,
la letra hebrea que la abre y la cierra,
la cuarta letra del alfabeto es, Juan.

35 (2275) De esta forma tenemos
que en números, el cuatro, es su valor fractal.
También su valor reducido, su valor, entonces, vorticial.
Y, qué es lo que transciende en la puerta,
¿sus cuatro lados serán?,
40 (2280) ¿serán los cuatro quicios que la sujetan,
sus cuatro ángulos rectos serán?
Si sumamos estos cuatro ángulos,
los rectos,
¿qué hallamos entonces?
45 (2285) Pongámonos a calcular.

Entonces lo que hallamos no es otra cosa
que la circunferencia, el número Pi es, Juan.
Ciento ochenta hacia adentro,
ciento ochenta hacia afuera, van,
50 (2290) entonces los 360 grados,
de afuera a dentro,
de adentro a fuera,
..el abrir de par en par.

Trescientos sesenta grados,
55 (2295) el todo, la globalidad.

Así es que de la cuarta tribu,
la tribu de Judá,
aquella que utiliza dos puertas,
dos puertas alante y atrás,
60 (2300) es la que abre los cielos
al Mesias en su pasar.

Es la puerta de Reyes,
la puerta de David fue, Juan,
la puerta por la que pasó nuestro Cristo,
65 (2305) Jesús, el Rey de los Cielos y mucho más.
Porque también es San Miguel Arcángel,
aquel que su espada levanta para cortar,
para dejar clavado en la tierra,
a todo aquello que mueve Satanás.

70 (2310) Esta letra, la cuarta,
Dalet se llama, Juan;
y es la letra de la prudencia,
también la letra de la humildad.
La Puerta del recogimiento,
75 (2315) la Puerta de adentro mirar,
la Puerta del Universo,
la Puerta, entonces, estelar.

Transciende entonces al todo,
lo ternario,
80 (2320) lo cuaternario comprende entonces, ¿verdad?
Así es que su conjunción comprende,
la del tres, la Trinidad,
con aquello que la transciende,
el siete perfecto, la perfección celestial.

85 (2325) Ahora, también seria importante,
importante por igual,
apreciar la importancia de este cuatro,
por todas partes lo verás.

Cuatro son las estaciones,
90 (2330) amarillo, azul y rojo,
y el blanco celestial.
Comprende los cuatro colores
que dan forma a la bondad,
a la justicia, a la misericordia,
95 (2335) a la gracia, a la verdad.
A la fuerza, al recogimiento,
y al silencio también, Juan.



Mas, no hemos de olvidar entonces,
no olvidemos, por igual,
100 (2340) que también es el color de la templanza,
de la prudencia, del despertar.

Así, con los cuatro colores,
todo lo que hay se forma,
se forman, también entonces,
105 (2345) las cuatro estaciones por igual.

Las cuatro columnas de una casa,
siete las del hogar,
las cuatro virtudes cardinales,
las que nos dejó Santo Tomás.
110 (2350) Son las cuatro fases de la luna,
de la nueva a la llena, cuarto y mitad.
Contiene los ciclos de las hembras,
los ciclos, como ves, del menstruar.

Comprende, también comprende,
115 (2355) que no se me vaya a olvidar,
comprende los cuatro vientos,
los puntos cardinales, también, Juan.

Si en hilera se trazaran cuatro lineas
rectas,...columnas hacia arriba,
120 (2360) ¿qué tendríamos para acertar?
Tendríamos entre ellas tres espacios,
los de las tres puertas de la Trinidad.
Así es que el tres y el cuatro vienen seguidos
el cuaternario al ternario, la divinidad.

125 (2365) Cuatro son las dimensiones,
las que nos elevan en el despertar,
entonces si en tres dimensiones vemos,
la cuarta, ¿nuestro tiempo será?

Más que el tiempo la cuarta sería
130 (2370) por el firmamento poder viajar,
porque para hacerlo en el tiempo,
por el cuatro habrías de pasar.

Es por eso que cuando cerramos los ojos
y miramos hacia dentro, sin despertar,
135 (2375) aquello que nos trae el recuerdo
el viaje del tiempo, el recuerdo, ¿verdad?

Así es que en la quinta dimensión tenemos
el tiempo de nuestra realidad.
Es el tiempo de todos los tiempos,
170 (2380) el tiempo perfecto, Juan,
mas hemos de atravesar nuestra cuarta puerta,
aquella puerta del despertar.

Entonces nos encontraremos con la memoria del Universo,
el conocimiento de todo lo que hubo, hay y habrá.
175 (2385) Y, ¿por qué sería esto posible?
Porque así es la sabiduría de Dios, Juan;
la verdad de nuestra existencia
nuestra chispa divina,
nuestra, en Dios, divinidad.

180 (2390) Mas para alcanzar esta gloria,
la guirnalda que otroga la fe,
hay que doblegarnos al Padre,
hay que doblegar nuestra fe,
siendo la verdad que tenemos
185 (2395) aquella que mueve nuestra voluntad,
a doblegarla como hace Dalet
a doblegarla a su voluntad.

Si conocieras cualquier otra clase,
otra clase de doblegar,
190 (2400) recuerda que no es la Puerta del Cielo,
tampoco de nuestra Madre Celestial.

Porque doblegar la voluntad de otro hombre,
hacerlo a nuestra voluntad,

nada tiene que ver con la gloria del Padre,
195 (2405) su misericordia, luz y verdad.

Aférrate entonces a doblegarte al Padre,
Él, secretos, te revelará,
y si hay flechas que te lancen,
hoyos te caben, por igual,
200 (2410) el Padre sabrá qué hacer entonces,
tú solo sigue tu camino en paz;
devolviendo la otra mejilla,
caminando dos leguas,
si una te pidieran andar.
205 (2415) Sé fuerte en tu fe, entonces,
ahí nace la voluntad.

¡Ah! No olvidar que mis dimensiones,
las utilizo para enfatizar,
hasta ahora, solo cuatro conocemos,
210 (2420) la cuarta, la hora nos da.
He abrazado la poesía,
el canto que lleva el hablar,
ten presente que el despertar conlleva
de un rincón al otro mirar.
215 (2425) Si te parece más apropiado,
entonces, ver sin mirar.

Este despertar contempla,
la iluminación que nos habló Lao,
pues aquel que se conoce a sí mismo,
220 (2430) su puerta abrió de par en par,
se ha vencido a si mismo,
se ha conocido sin igual.
Es así que este nosce te ipsum
nos trae este ver sin mirar,
225 (2435) nos trae la clarividencia,
el Te del Tao, nos trae, Juan.
¡Mas, qué podría decirte, querido,

al respecto de este despertar,
mas que todo aquello que he leído,
230 (2440) aún dormida estoy, Juan!

Por Verónica García-Melero
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