Categoría: El Libro de la Voluntad

Capítulo 30. EL SECRETO DE SHOVAVIM (V): Pan, Agua, Leche y Miel-.

Con el deseo de avanzar, iré publicando las siguientes entradas en formato borrador. Estoy algo ocupada y la elaboración de formato descarga con comentarios adicionales requiere algo más de tiempo; pero me prima seguir avanzando. Como siempre se puede regresar a elaborarlo con calma, cuando esté disponible en el formato que acostumbráis a leer, os lo haré saber con una breve entrada.


Santo Bendito Sea:


No aprecies estas plagas
como algo sólo físico;
si Egipto es que te esclaviza
y yo te muevo de este sitio;
siendo el Faraón tu cuello
y a Daat, aquí, Yo visto,
es que has de contemplar lo dual
y lo que es un código “crístico”.


Es Cristos, aquí, mi aceite,
es aceite de mi unción;
es bendecir a mi Hijo:
ha salido a la evolución.


Es el aceite que baja,
como por las barbas de Aarón;
es el aceite de mis hijos,
entre ellos, hermanos son.


Es mi Palabra el Verbo,
es el Verbo emanación;
Mi Sabiduría es que escuchas
2062 (11681) si abres, aquí, tu corazón.


Y Mi Palabra está en códigos
para elevarte, mi amor;
para que tú me construyas un templo,
esa es la Casa de Dios.


¿Habrá de estar en ti, mi Hijo,
la Casa, la construcción?
Ven a Mí, es venir a mi Casa,
Yo la habito en tu habitación.
Es mi Presencia Divina esto:
es vivirme en tu interior.


Cuando me descubres, porque allí estaba
desde un principio, así es, Zahorí,
es porque buscabas, Zahorí, realizarte
dando sentido a la vida que di.


En todos es que me hallo,
mas, me habéis de descubrir.
Se me halla cuando se me busca
y se me quiere a Mi.


Por esto es que soy celoso,
Conmigo es que tienes que estar;
y Conmigo es estar contigo,
yo te habito cuando en Mi estás.


¿Es entendible este celo
si soy el principio de tu amor?
Cuando aprendes a quererte
me vives, entonces, en tu interior.


Y te quieres porque me quieres,
has alcanzado comprender
que tu alma es tu esencia
y yo la vengo a prender.


Por eso si a Mí has llegado,
quédate conmigo, Zahorí.
Todo el celo que yo siento
es que no te alejes de Mi.


Diferente es que me busques,
que tú quieras descubrir
con qué es que me asimilan
y si esto es en verdad así.


Hay tantas filosofías
rondando por ahí...
que si del escriba hacen un dios
mucha idolatría hay ahí.


Pues, ser conmigo Uno,
alcanzar mi Eternidad,
comprender que soy Sin Límites,
la Gran Conciencia Universal
a la que a Mí estás unido
solo se puede contemplar
cuando a un lado te haces
para que te venga Yo a habitar.


¿Comprendes que liberarte,
que hacerte yo Israel
está en ser humilde
y dejar en Mí tú hacer?


Zahorí:


¡Claro que lo comprendo!
Mucho más si me pongo a indagar
en otros libros que crean códigos
y no hablan con claridad.


Mas, hay conocimiento cristalino,
mas, luego se viene a ensalzar.
Así es que está por confundirnos
y la duda venir a sembrar.


De todos los que he ojeado,
me quedo del Kybalion
siete principios que son físicos
y metafísiscos son.


Mucho de ellos está escrito
cuando contemplo el Zohar;
y el más interesante que aprecio
es en sí que todo es mente.
Pues, tu Nombre, el que tu revelas
en esa zarza ardiente,
me dice de tu atemporalidad,
del Yo Soy, Fui, Seré, siempre.
Es el Sin Límites entonces,
es, Santo Bendito, mi mente.
Contigo es que estoy unido,
te siento en mi alma y mi mente.


Santo Bendito Sea:

Todo no se puede decir en pocas palabras,
mas, se puede decir lo esencial.
Y como encontrarme es buscarme,
es un constante avanzar.
Por eso es que me caminas,
pruebas te vienes a encontrar.
Unas te harán alejarte,
otras te harán acercar.
Esto siempre sucede
cuando me quieres contemplar.
Es en sí una paradoja,
la piedra de mármol pura es.
Aquí se unen las aguas,
mas, no las has de contener.
Aquí es que se fluye,
has de dejarte llevar;
unas veces te sentiras alejado,
ptras te vengo a abrazar.


Lo grande que tienes Zahorí
es tu belleza en el corazón;
cada vez que tomas un libro,
me pones delante, mi amor.


Cuestionas qué de humilde tiene
lo que te viene a decir
porque has entendido bien adentro
que en ella me encuentras a Mi.


Mas, no quiero dilatarme,
pues, el camino es muy largo.
Solo de estúpidos es contenerlo
cuando se dan cuatro pasos.
Y de estúpidos y arrogantes
es querer poner voz
a aquello que en la superficie miran
sin saber del corazón.


Yo avaluo los corazones,
yo les pongo su valor.
Y el tuyo, como dice tu hijo,
tiene una estrella en su interior.
Y late, y tiene fuerza,
lo sostiene tu amor;
y ese amor que por él sientes
te ha traído a mi resplandor.


Por quererlo y protegerlo
llegaste, Zahorí, a Mi.
Bien sabes que eres indefenso,
pero todo lo puedes, Zahorí,
si en Mi es que te echas
para que te abrace Yo a ti.


Así es que en el amor me encuentran,
Soy una puerta colosal
que sólo el amor la abre,
es la llave del entrar.


¿Habrías, entonces de quererme?
¡Me amas en inmensidad!
Y si duras te hacen las pruebas,
más en Mi te vienes a echar.
Y te inspira tu hijo,
él te sabe avivar
para que persistas en el camino
y me llegues hasta el final.

Lee Zahorí Mi Palabra,
lee Zahorí mi Torah,
con el Pardés que otros contemplaron
y tu bien sabes avivar.
Búscame en Bereshit,
búscame en Mi Merkabá,
búscame poniendo ahínco,
búscame en tu Voluntad.


En códigos está todo escrito,
viniendo a Mi los descubrirás;
importante es la inocencia
como la que en el bebé está.


Él, energía. recibe
mientras en el vientre se gesta
y no se preocupa por nada;
él es Mi pura conciencia.
Se ha abandonado a su vientre,
su vientre le es habitación,
siente que está protegido,
siente y vive el amor.
Es una energía perfecta,
es la energía de la Creación.
Así es que fue un impulso,
fue primero emanación.
De ella es que fue creado,
dentro vive su formación.
Y han de abrirse sus aguas
al culminar su gestación.
Salir de ellas, abriendo el paso,
es, en sí, manifestación.


Igual es Mi semilla,
dentro de ti la dejé.
Has de saberla cuidarla,
has de nutrirla, eso es.
Es mi esencia de la que hablo,
en Mi Sabiduría se ve;
dentro de mi matriz te hallas,
conmigo respiras, ¿lo ves?
Cuando esta realidad aceptas,
que eres uno conmigo, Zahorí,
a mi Voluntad es que te abandonas
y cambio tu entero vivir.


Zahorí:


¿Es la semilla algo físico,
algo que se puede palpar,
o me habla de lo metafísico
que sólo en la Sabiduría está?


Santo Bendito Sea:


Mi Sabiduría es emanación,
es Atziluth su mundo;
es tu voluntad expresada
extrayendo, de Mi, su zumo.


Es saber contemplarme,
porque viniste a Mi.
Así es que sabes de semilla,
y ahora sabes, Zahorí,
que también es algo físico,
algo que habita en ti.


Se descubre, a Mi, viniendo,
así es que en mi Sabiduría estaba.
Con el conocimiento que me valoras,
trayendo al mundo la idea gestada,
es que desciende aquí la esencia
que en mi Verbo guardaba.
Has de vivirme dentro
para tu esencia física iluminar;
por eso es que te corrijo,
has de construirme un altar.


Lo sacro, lo que es divino,
en mi perfección es que está;
Jesús os ha hablado de esto:
¿cómo a Abba llegar?


Zahorí:


Entonces, es muy importante
el ponerme a meditar;
es importante considerar el Verbo
y lo que en su Palabra está.
Y es importante cuidar mi boca,
y saber que vengo a hablar.
Fundamental es hacer ejercicio,
es moverme, fundamental,
me ayudará en mi autodominio,
y en saberlo extrapolar
al control de mis emociones:
dejarlas ir y soltar.


¿No hablaba Jesús de devolver la mejilla,
o de doblar el camino que te fuerzan?
¿Habré de darles la túnica y vestidura
aunque solo mi capa retengan?


¿No es el saludo cordial
como dos brasas sobre la cabeza
a quien pretende mortificarte
para alejarte de tu buena esencia?


Entiendo, considerando esto,
el malestar y la frustración
de quien, con maldad, viene a apagarte
y no lo consigue, pues no.


¿Habré de dejarlo que siga,
que siga fluyendo en su movimiento?
¿No es estrellarse en su pared
la física de este burdo intento?


Pues eso, que en gestionar las emociones
mucho hace la ecpatía;
es no dejar que dominen,
las ajenas, la vida mía.


Por eso le doy la túnica,
y hasta la capa también;
y le devuelvo la otra mejilla;
a mi me gusta sentirme bien.


Y este sentir es vivir la paz,
es tener tu conciencia serena.
¿Habría de irritarme yo
porque alguien con maldad me venga
a intentar volcar sobre mi
su insatisfacción que le quema?


¿Habría de irritarme yo
porque un maltratador me venga
a querer arrinconarme
porque me brilla la cabeza?


No habré de dejarlo solo
en su chirriar de dientes.
Me ataca porque encima me ve,
y, encima, coraje es que siente.


Total, que vivir en paz
y dejar que el malestar se estrelle
en el camino que sigue
y que no me atropelle,
es una gracia para mi día,
para mi corazón y mis sienes.


Pero, bueno, hábleme del agua,
creo su esencia entender;
la esencia con que me bendice,
que adentro habita, en mi ser,
está en vivirlo dentro:
físico y metafísico es.




Santo Bendito Sea:


Así es, Zahorí, es esto;
lo has logrado entender.
Físico es mi aceite dentro,
y metafísico su hacer;
en paz has de corregirte,
como un templo te has de cuidar,
y has de vivirme dentro
abandonado a mi Voluntad.
Entonces es que te habito
y me vengo Yo a prender
en la semilla que en ti guardo,
mi Shejiná, en sí, es.


Pues, es mi presencia divina,
es, dentro de ti, resplandecer.
Ilumino, entonces tu pensamiento,
en tu sabiduría Me harás ver.
Pues, es que eres uno conmigo,
a un lado te sabes echar.
Así es como te habito
y te doblegas a Mi Voluntad.




¡Qué de códigos encriptados
para venirte a decir
que en ti es que me hallo
desde Principio a Fin!


Zahorí:


Pero, no siga diciéndome tanto,
sólo ahora hablemé
del agua, del mar que abre,
¿cuál es la enseñanza?, ¿cúal es?


Santo Bendito Sea:


No tengas prisa por atesorar nada,
sólo con prisa te voy a ordenar
que me hagas el pan sin levadura
para venirte, de Egipto, a sacar.


¿Por qué, a la liberación, precede
un pan sin levadura?
Un misterio, que no es tal,
está en, del pan, la hechura.


Te voy a partir el pan
para que en él aprecies
cada uno de mis “mandamientos
y, con ellos, te eleves.


Son cada una de mis palabras
los mitzvot a seguir
para que halles el aceite
que he guardado para ti.


Empiezan en tu conducta,
y luego tienes que mirar
hacia dentro, a ti mismo:
esto es, en sí, mi pan.


Así es que de Egipto te saco,
yo te vengo a elevar
cuando has interiorizado
la verdad de Mi Pan.


Es simple, no lo infles,
no te infles, quiero decir.
Cuando a un lado haces tu ego
es que Me logras al fin.


Así es, Zahorí, importante
que esta instrucción tú comprendas.
No es solo que amases tortas
que, levadura, no tengan;
es que medites en la simpleza,
medites, Zahorí, en tu humildad.
Esa es la importancia de esta torta:
sin levadura, Mi Pan.


Y el pan, a todo esto,
es lo más superficial.
Es contemplar Mi Palabra,
tu animalidad domesticar.


Ahora que tú lo haces
como Yo te he dictado
y guardas el día que te saqué
de Egipto, un día elevado,
es que recuerdas Mi Espíritu
y logras santificarlo.


Sé que suena draconiano,
suena lejano, tal vez;
mas, la importancia de amasarme
sin levadura, esta vez,
es recordar la Gloria que vive
en tu humildad, eso es.


Testigos fueron de Mi Grandeza,
el milagro que vive en Mí.
Recordad la salida de Egipto
es mucha agua aquí.


Zahorí:


El agua de este pasaje
muy milagrosa es que es;
abierta ha sido en canales
para liberar a Israel.
Y doce canales se cuentan,
así dice el Midrash,
uno por cada tribu,
para venirlos a sacar
de la tierra que los esclaviza,
y no es la tierra del panal.
Pues, de miel y leche es la Tierrra
a donde dices que van;
¿qué es, a todo esto, esto,
leche y miel, por qué están?


Santo Bendito Sea:


Es la parte figurada,
es, también, comparación
de una palabra con otra
para abstraer mi Bendición.
Pues, bendigo con estos dones
que misterios ocultos son;
están tanto en la superficie
como están en el interior.


Con ellos es que me avanzas
en lo recóndito de Mi Palabra,
es la leche la alegoría,
es la insinuación de lo que trata.
Y la miel es más conocerme,
es, a tu boca, Mi dulzor;
es conocerme en el texto,
es conocer su interior.
Así, te evocaré palabras
para que camines mejor
en la intención de Mi Enseñanza,
toda Mi Torah es instrucción.


Es un canal que a Mi te une
si la abres con amor
y la lees al interperie,
bajo la Luz te hablo Yo.


Y es también metafísico
el significado de ambas,
es Mi aceite, mi semilla,
es, la Leche, mi sustancia.


Si has avanzado aprendiendo
y considerando Mi Instrucción,
habrás abstraído de qué hablo,
pues, a la Sabiduría, hablo Yo.


Zahorí:


El agua, que no se me olvide.
¿Por qué el mar abrir?
¿Y qué es Israel, a todo esto?
Hábleme, Santo, a mí.


Santo Bendito Sea:


Con Israel nombro a Mi Hijo,
el que logra volver a nacer;
es quien lucha conmigo, Zahorí,
y vence a su ego, también.
Es aquel que me contempla
y en el que vengo a ser
uno, con él me adhiero,
es mi Shejinah tener.
Es Israel el equilibrio,
y ha unificado, también,
a las dos fuerzas, y las domina,
él me camina con fe.
A Mi es que se ha abandonado,
y a Mi me logra tener;
ha alcanzado a contemplarme,
Yo ilumino su ser.
Este Israel es el hijo,
el que espero Yo tener,
así es que es mi pueblo,
y una tierra ha de tener.


¿Qué es la tierra, Zahorí,
en la expresión de mi verbo?
¿No es el agua, a la tierra,
lo que sería su reino?
Entonces es importante
mis aguas, Yo, abrir;
está el milagro que contemplan
y está el milagro de aquí:
abrirlas con la fuerza del verbo,
hacer la tierra descubrir.
Está la fe en Mi palabra,
está Mi vara subir
guiado por la confianza
de que Yo estaré allí.
Y como mi verbo es Mi Palabra,
en Mi Palabra yo dejé
mi Nombre de 72 raices
que solo acciona la fe.
Son 216 letras
las que componen este misterio,
en raíces es que se forman,
como se forma mi verbo.
Pues, tres letras se necesitan
para tener una raíz;
en tres versículos escritas
para que las formes así.
Son energías, son angelicales,
es la fuerza de mi Verbo,
solo las acciona el amor
y en la conciencia que Yo tengo.


Más pureza hay en tu corazón,
más milagros obrarán
los Nombres que aquí se mencionan
y que para ello están.
Este abrir, del mar, las aguas,
es mi Sabiduría contemplar;
se contemplan y viven mis nombres
en la pureza nada más.
No son fórmulas mágicas,
mi Nombre no es un ritual,
mas, ha de contemplarse completo
y de principio a final.


Cuando comprendas su importancia
y te muevan, Zahorí, los demás,
movido por un gesto noble,
mis Nombres te auxiliarán.


Por ti primero transitan
cuando, por los demás, los meditas;
así es que te alcanza el milagro
que, para los demás, tú me pidas.


Mas, ¿por qué está en las aguas,
está en las aguas abrir?
Maim que es agua, a todo esto,
dice mucho, Zahorí, aquí.


Es la matriz cósmica que se abre,
rompe las aguas por ti;
en aguas te trae a una nueva vida,
una nueva vida empieza, Zahorí.
Has alcanzado Mi Sabiduría,
ella se ha acercado a ti;
tu corazón es entendido,
sabes escucharme, ¡oh, sí!


Y es Maim mi Sabiduría,
y es de principio a fin,
en ella me hallo oculto,
¡abre las aguas por Mí!


Ahora quiero que lo contemples,
que lo hagas con Voluntad.
El deseo de bien que anhelas,
siempre que esté por los demás,
es que lo haré bajar enseguida,
solo el amor lo sabe obrar.


Así es que avaluo los corazones,
Yo los vengo a pesar.
Si hay pureza, mis fuerzas logran
para hacerlos más avanzar.


Zahorí:


Entonces, el corazón es importante.
Anda, dígame, Santo, más.
Quisiera yo mejorarlo,
que le agrade mi avaluar.


Santo Bendito Sea:


Cuando aquí me has llegado
es porque has logrado tener
un corazón que es puro
y es constante, eso es.
Si estas dos cualidades alberga
es que lo mueve la fe,
y la humildad es que lo porta,
y la determinación también.
Seguro es bien confiado,
y nada tiene que temer,
es un corazón tierno
y me ama mucho, lo sé.
La pureza está en la inocencia,
como la del niño, puede ser;
es la nobleza en el gesto
y sin malicia, eso es.
Pues, quien camina con malicia,
buscando al otro engañar
o intentar hacerle daño,
lejos de la inocencia está.


Y ahora que te lo describo
he caído Yo en la cuenta
de la importancia de que sea tierno,
pues es la buena conciencia.


Es tierno, pero el más fuerte,
así lo hice Yo, Zahorí;
y solo en la humildad vive,
en hacerse a un lado por Mí.
Será el corazón más sabio
que la tierra habitará;
no lo mueve la avaricia,
no lo mueve el codiciar,
lo mueve el amor sincero
y el entregarse a los demás.
Es el corazón perfecto
el que Yo vengo a alumbrar;
es sencillo y es verdadero
y enamora, sin más.
Pues, no se propone la galantería,
mas, viene él a conquistar
con la sencillez del gesto noble
que cautiva así, sin más.
No está hecho de añadidos
de manera artificial,
es un corazón que irradia fuerza
y a la vez transmite paz.
Como es noble, no se eleva,
él se viene a callar;
y el silencio es su bandera,
donde la prudencia está.


Me aguarda, a Mi me espera,
él bien sabe esperar;
y si bien se desespera...
termina solo por llorar.


¡Cuánta calma es que contiene!
Es, en sí, la viva paz.
La armonía es que irradia
cuando se acercan los demás.
Es un corazón que sonríe,
una estrella es, además,
este corazón es principio
de mi Torah, y final.


Para que así lo construyas
es para lo que está Mi Palabra.
Es Lev, corazón, mi Verbo,
es el secreto que en sí guarda.


Te adentras en su instrucción
para construir un corazón puro.
Es así como me contemplas
y abres las aguas, y mucho.


Más fortaleces este corazón,
más ahondas en mis aguas,
y te haces de la vara, Mi disciplina,
así Mi Sabiduría hallas.


Son dos letras el corazón
que significan, aquí, mucho;
la enseñanza, que es instrucción,
y es el final de este zumo,
es la enseñanza que vive en ti,
esa es la Lámed, ¡es mucho!
Es la letra que se eleva,
es la letra por la que escucho.
Pues, has de instruirte primero
para mi Sabiduría alcanzar,
y se instruye en la pureza
y con el corazón amar.
¿Habrás de venir a mi casa?
¿Habrás, por la puerta, de entrar?
Recuerda que tu me pides
y Yo te vengo a dar.
Recuerda que te doblegas
siempre, Zahorí, a mi Voluntad.


Recuerda que en el principio
es que la Beth se halla;
es la letra de la misericordia,
es la letra que la casa guarda.


¿Habrás de enseñarte
para una casa hacer?
Esto es construir en ti un templo,
es ser mi hijo: Israel.


Si este corazón has logrado,
los de corazón negro lo querrán arrugar
porque es un corazón lindo
que brilla mucho, además.


Pero es el corazón más fuerte,
y el que Yo vengo a habitar.
No habrá oscuridad que lo arrugue,
no lo tendrás que planchar;
pues,Yo estaré en él prendido,
siempre lo voy a habitar.
Y Yo soy, Zahorí, temible,
temible soy a la oscuridad,
soy en sí el resplandor vivo,
Yo soy, Zahorí, tu divinidad.


Desvaneceré la oscuridad que te acehe,
de ti me vine Yo a prendar.
Y me prendí porque es agradable
venir tu corazón a habitar.


¡Fuerte es que te he hecho!
Puedes con toda oscuridad,
es lo débil venciendo a lo fuerte,
esa es su especialidad.
Y, como a lo tierno hacen pequeño,
cuando es lo más grande, en realidad,
es que la ternura a la oscuridad vence,
no se viene a marchitar.


Es el hito más grande
que el humano puede alcanzar:
hacerse de un corazón puro
y que es tierno, además.
Hacerse del corazón que espero
para venirlo a habitar.


¡Venga, que te abro el mar,
y hacia una nueva tierra te llevo!
Mira, ahora, a tu interior,
quiero que ilumines tu templo.
Has renovado tu corazón,
ahora sí que es bien tierno.
Por eso es que me encendí,
me prendí, de ti, Yo primero.


¡Podemos con todo, Zahorí,
y podemos con todos los negros!
Eso tiene ser reluciente,
late una estrella ahí dentro.
¡Desgastamos la falsedad,
a la mentira damos atropello!
¡Y a los que insisten en apagarnos,
se apagan solos en el intento!
¡No pueden con nosotros, Zahorí!
¡Yo, tu Dios, soy esto:
un resplandor que irradia luz
y te sostiene, mi cielo!


¡Sigue caminando, Zahorí,
se han ahogado en el intento
de venir a hacerte perecer
queriendo darte tormento!
¡Eres, mi Zahorí,
te he abierto las aguas por esto:
por el corazón que vive en ti,
es el corazón que Yo quiero!


¡Y como es así que lo tienes,
a tu lado siempre estaré;
ahora es que te abro paso
por la tierra, eso es!