Cuando se pesca es mejor echar más a los peces, echar en abundancia; porque cuanto más das, más terminas recogiendo; como todo en la vida.
Juan J. García Barros – mi padre-
1.
Introducción: el maíz en el Ajedrez.
Habiéndome especializado en Dirección Estratégica Internacional, como tal, no puedo negar que siento fascinación por las raíces de esta disciplina. Unas raíces que se encuentran ni más ni menos que en el mundo militar y sus estrategias y tácticas de guerra y ocupación. Con todo, no menos importante es ese juego de estrategia militar ancestral – todo un deporte olímpico hoy día -, es decir: el ajedrez.
El
Ajedrez es un juego que me ha acompañado toda la vida. Desde muy
pequeña recuerdo a mi abuelo Pepe – una vez terminada la «bulla»
del mediodía – sentarse en la mesa del fondo con algún cliente
extranjero. Unas veces lo era francés, otras veces italiano, alemán,
inglés… Claro que con los franceses tendría más afinidad, él
estuvo viviendo unos años en París y, la verdad, aprendió bastante
bien la lengua. Así, de competir con algún contrincante francés,
además de contar con el tiempo perfecto para comentarios – más de
los justos – en otra lengua, también ganar podría apreciarse como
un momento de superioridad sobre el otro pueblo – esto suele pasar,
trascendemos la «realidad»
de las cosas en las experiencias místicas, como lo es jugar contra
un oponente de otra nacionalidad – .
Tanto
el juego, como el hacer dadora a la finura que se espera de quien
conoce otra cultura y sabe expresarse en la misma, son tácticas con
las que mi abuelo – y posteriormente mi padre -, rendían gentileza
al saber estar francés, italiano o alemán – por poner un ejemplo -.
Esto les procuro una ventaja en lo que era su negocio hostelero, uno
de los pioneros en la playa de Granada. Aunque también lo era el de
mi abuelo Antonio – mi abuelo materno – en la Playa de la Rijana.
También aficionado al ajedrez, aunque, sobre todas las cosas, a la
pesca. De hecho, casualmente, conoció a mi padre pescando, mucho
antes de ser novio de su hija – para ese entonces, ya había
fallecido – .
Es curioso que esta simpatía por la restauración, y de manera aventurera, sea compartida por parte y parte; no os extrañe que haya dado yo el paso de traerlo a la nube, junto al suelo ajedrezado del Café Alquimia.
Con
todo, volviendo a esta reminiscencia familiar, fue toda una tradición
en nuestra casa la del Ajedrez. Mi abuelo Pepe enseñó a mi padre –
Juan – a jugar. Mi padre, que es grandioso cuando algo le fascina,
terminó siendo campeón de Andalucía y Subcampeón de España, creo
recordar. La cuestión es que era buenísimo, le encantaba y terminó
enseñándonos a todos sus hijos a jugar. Disfrutaba una barbaridad
enseñándonos y, con los años, debatiéndose en duelo. Nos enseñó
muchas tácticas, ataques y defensas. Y, también, nos enseñó
filosofía, si sabes apreciar la hermeneútica de su dictado. Por
ejemplo, recuerdo que me decía: «¿has
visto cómo me ha ganado hoy el francés? Pues, a veces, no solo hay
que saber perder, si no saber dejarse ganar».
Entonces, nos mirábamos mutuamente y sabía que lo había entendido;
sonriendo le decía: «¡qué
bien echas el engoo!»
Esto
sería el maíz de este ajedrez.
El dinero es un
estiércol estupendo como abono, lo malo es que muchos lo toman por
la cosecha.
Joseph Joubert (1754 – 1824).
«¡Qué
bien echas el engoo!»
ya era materia para otra enseñanza.«Cuando
se pesca es mejor echar más a los peces, echar en abundancia, porque
cuanto más das, más terminas recogiendo; como todo en la vida»,
venía a decirme mi padre. Esto, hoy día, es toda una clase
magistral de economía: la de
incrementar la capacidad económica de las economías domésticas
(los peces del mar – que somos todos- ), para
mejorar el rendimiento y beneficio de la comunidad/país/planeta
(el de todos). El
efecto expansivo económico debido al incremento en las rentas de las
«unidades»
de «consumo
e inversión«.
Habría
aquí materia para revisar el postulado de Keynes, hacernos nuevas
preguntas, tal vez rediseñar los mercados de valores y enfocarlos en
la «certeza», en su perfección, podría ser un comienzo,
una nueva cosmovisión. ¡Vayámos a por ello!
2.
El Jaque Pastor: algo más que una jugada.
De entre las enseñanzas que me transmitió mi padre en el Ajedrez está la que viene asociada al «Jaque Pastor». Para los no conocedores de este maravilloso deporte mental, la historia de esta jugada es ancestral y, a la vez, muy reveladora del comportamiento humano. Tan antigua es que, aunque podría variar en el lujo de detalles que se ofrece, siempre es la misma.
La
que yo conozco pone en el tablero, no solo a dos contrarios, si no a
dos opuestos de la sociedad: a un noble y a un pastor de ovejas. El
Ajedrez, un juego asociado a la realeza y nobleza, aquella cúspide
de la sociedad que se pensaba merecedora de éste juego, ya que
implicaba grandes destrezas mentales – las que se esperan de personas
muy inteligentes como se hacían éstos a sus propios ojos – no era
merecedor de la plebe, del campesinado. A las clases plebeyas se le
ofreció distancia en su participación y capacidad para el juego, lo
que no quita que lo jugaran por igual.
En
esta ocasión, caminaba el noble por sus tierras cuando advirtió a
un joven pastor jugando al ajedrez. No le simpatizó en absoluto, con
lo que, al hacerse como éste el pastor – en inteligencia y capacidad
-, el noble lo retó a una partida en la que, como premio, se debatía
la propiedad del rebaño o su multiplicación. Así, el noble retó
al pastor con: deshacerse de su rebaño en caso de perder; sustraer
una cabeza de ganado por cada movimiento que lo hubiera conducido a
su fracaso de hacerse un igual, aún en tablas; y, por el contrario,
el noble multiplicaría su ganado por el número de movimientos que
lo condujeran a su éxito.
A
pesar de que la propuesta no se presentaba equilibrada, el pastor
había de acceder forzosamente. De esta manera, al pastor no le quedó
otra que rogar al Dios del Cielo por su iluminación; de quedarse sin
ganado, no tendría sustento para su familia.
Se
dispuso el tablero y sus elementos y, en solo cuatro movimientos, el
pastor derrotó al noble. El noble, irritado por tal hazaña, en su
soberbia le preguntó, con ánimo de amedrentar al pastor: «¿cómo
puedes ser tan éstupido, de tener esta capacidad para el juego, cómo
no has realizado más jugadas, tu rebaño sería aún mayor?»
A lo que contestó el pastor:
"Tenía 100 cabezas,
ahora tengo 400,
mas, cabida, mi Señor,
no encontraré ni para éstas.
05 Habré de sacrificar unas pocas,
llevarlas a matadero;
otras de las que me sobran
las regalaré a compañeros.
Mas, en cuatro movimientos,
10 como por obra del Cielo,
le he dejado una enseñanza
que recordará siempre, creo".
Preguntarnos por la enseñanza de esta jugada, rápido nos puede conducir a la primera regla del oro del ajedrez: no subestimar a tu adversario. Una enseñanza propia de la milicia y de las artes marciales. Mas, la transcendencia de esta partida alcanza: (a) los estratos sociales, (b) el desequilibrio al que se somete a la clase obrera desde el acceso al poder, (c) programar al pueblo en la incapacidad para acometer asuntos de gran envergadura ya que requieren de conocimiento, (d) frenar el acceso al conocimiento a la clase obrera y (e) ofrecer una desventaja tanto en los resultados económicos a conseguir como en las condiciones de acceso al juego – pensar que se puede perder todo o casi todo, es una conducta que hostiga al contrario, infiriendo temor – .
3.
Un Nuevo Escenario: Jaque Pastor al Deep Estate.
A. Comprendiendo el porqué de una nueva receta para la cocina de la «casa».
¿Podríamos
decir que, hoy día, nuestro ente político, institucional,
gubernamental, de derecho – nacional e internacional – se acerca a la
posición de este noble en el tablero de juego?, ¿nos acercamos
nosotros a la figura del pastor?
Esta apreciación puede valer como una parábola desde la que plantearnos muy diversas cuestiones. No obstante, para el momento y en relación con la intención de proponer una cosmovisión y revisión al postulado del keynesianismo, bien puede valer la celeridad de esta jugada y su simpleza para proponer una gran observación que puede transformar toda una Economía y, consecuentemente, su sociedad y bienestar.
De
esta manera, a continuación se propone un nuevo escenario económico
junto a prácticas económicas totalmente viables que hacen plausible
la propuesta desde la simpleza. Esto es, sin entrar en materia
científica de manera dilatada. Pues, en este sentido se esperan
acercar otros artículos desde los que ir comprendiendo cómo un
nuevo escenario transforma la economía, a la vez que deviene en un
nuevo paradigma social y económico. Se espera alentar la mente y
corazón del ciudadano con observaciones, análisis y propuestas que
hagan alcanzable el entendimiento de lo que a continuación se
empieza a esbozar. Recordad siempre que es la idea fundamental sobre
la que ir trabajando progresivamente. «No
pongáis las tinajas antes de los olivos»,
dice el refrán popular.
No olvidar nunca que son muy plurales los profesionales eruditos en economía que defienden que no necesariamente el librecomercio es la mejor opción para el reparto eficaz y eficiente de los recursos de una economía y, con ello, alcanzar la optimización en productividad. De hecho, demuestra que no es así, es algo axiomático, ¿no cree?
Por
otra parte, tampoco es que estemos hablando de economías autárquicas
o cerradas, ni mucho menos se haga a un lado el librecomercio;
hablamos de fórmulas mixtas que procuran la asignación eficaz y
eficiente en los recursos de una economía desde adentro hacia
afuera. Esto es un camino que nos conduce a la asignación eficaz y
eficiente de los recursos de una economía y, con ello, es vehículo
del pleno empleo nacional y, por extensión, mundial.
Siguiendo esta línea, el repaso matemático y teórico es complejo y se han de aunar muy diversos prismas para hacer comprensible qué se entiende simplemente por optimización de una economía. Más se dilata el asunto si consideramos el panorama actual, donde caminamos ya hacia una cuarta Revolución Industrial y, de la mano, hacia la construcción de una verdadera economía de cuatro sectores diferenciados.
¿Estribará
muchas de nuestras deficiencias actuales en no saber desarrollar y
tangibilizar «normas»
para esa cuarta planta de la «casa«?
En tanto la etimología de la palabra economía se deriva del
concepto de «normas
de la casa«,
entendamos por «normas«:
métodos, maneras, orientaciones, know-how, observación de
resultados…Esto es, seamos positivos y normativos, a la vez. Seamos
eclécticos y abracemos el liberalismo, pero con inteligencia y
equilibrio. Siempre buscando el bien social y el desarrollo del
verdadero Welfare. Algo que requiere de medidas sociales, de
desarollo del Estado y, por supuesto, del librecomercio. Con todo,
una apuesta breve para su comprensión está en echar la vista atrás
y revisar con detenimiento nuestra memoria histórica económica.
Los extremos en política económica y social no son la solución.
Siguiendo
esta línea, la incertidumbre en la inversión de esa otra función
que añade, Keynes, al dinero – la de ser un instrumento de inversión
/ incertidumbre desde la perspectiva del interés y el tipo de cambio
de la divisa – y la hace dadora de toda una nueva visión de la
Economía, bien en si misma traza un nuevo punto en el eje de
coordenadas de nuestra economía, bien es también merecedora de
volver a revisarse.
Esto
es, de la misma manera que en su momento el pensamiento de Keynes
irrumpió como una nueva cosmovisión que hizo posible los mercados
financieros actuales, bien, hoy día, es merecedora de nuevas
cuestiones que nos acerquen una realidad más profunda de su
alcance y repercusión en el Bienestar de la Sociedad, en el reparto
equitativo de la renta y, por supuesto, es merecedora de una nueva
revisión desde la que considerar todo aquello que no fue
cuestionado, observado y/o concebido en su momento, por ser simple.
De
esta manera, ¿existe otra función del dinero relacionada con la
incidencia que la inversión en I+D tiene sobre la formación y
rendimiento del capital bruto y neto y empleo de recursos humanos y
físicos? ¿Incrementará la eficacia y eficiencia de los recursos
humanos y físicos disponibles si se destina más capital a este
sector económico floreciente? ¿Posibilitará la intensificación de
inversión de capitales en I+D nuevas fórmulas y empresas con las
que generar un flujo constante y creciente de construcción de
empresa y empleo? ¿Estribará en esta nueva función del dinero la
observación del crecimiento social y humano y sus valores?
¿Posibilitarán nuevas fórmulas y empresas el desarrollo del Estado
de Bienestar? ¿Se producirá un rendimiento por unidad monetaria
invertida en I+D más que proporcional a dicha inversión? Esto es,
¿producirá economías de escala? Es más, ¿nos conducirá a una
verdadera Economía y Sociedad del Aprendizaje? En tanto la Economía
de Aprendizaje descansa sobre la mejora continua y asignación eficaz
y eficiente de los factores productivos, ¿nos conducirá esta nueva
función del dinero en inversión en I+D a la sostenibilidad de esta
nueva casa de cuatro plantas?
Y
si volvemos a cuestionarnos la perfección de los mercados y sus
posibilidades, ¿es posible que el rediseño de la inversión de
capitales dentro de mercados perfectos, con valores de renta fija,
eviten las incidencias intencionadas por agentes externos con una
basta capacidad económica? Esto es, ¿es posible que si trabajamos
con más instrumentos de mercados de valores perfectos, no dejados al
amparo de la «autorregulación» de capitales – ya
que la mayoría se concentran en pocas manos -, se evite el
desequilibrio inusitado de crisis financieras que aparecen
repentinemente y, consecuentemente, se evite que se deprima la
economía de aquellas zonas que no alcanzan a reponerse por falta de
capacidad «monetaria» para la inversión propia?
¿Ayudaría a contrarrestar este efecto una «cuarta planta»
más desarrollada?
Trabajar
con la función de inversión a que se presta el dinero, desde la
certidumbre (el conocimiento certero de aquello que se espera
recibir), por una parte, elimina loobies
y agentes que operan a gran escala y posiciones favorecidas desde el
control/acceso de/a la información privilegiada; por otra parte,
permite un reparto más equidistributivo de las plusvalías que
ocasiona el trabajo (rendimiento) de los agentes económicos
envueltos (consideremos los de todos los sectores y el propio
Gobierno) y, con ello, permite un crecimiento sostenible, tanto
económico como social, de todos los agentes y recursos involucrados
en el ciclo de generación de plusvalías.
De
esta manera, apuntamos hacía la mejora continua, la Economía del
Aprendizaje, el desarrollo social y económico, la soberanía del
pueblo y, consecuentemente, no se deja al arbitrio de unos pocos el
ciclo económico y sus consecuencias sobre toda la población
mundial.
Si
se preguntan cómo se haría esto, las respuestas son
extraordinariamente simples. Hoy vamos a trabajar las más
fundamentales y, en especial, nos vamos a detener en una propuesta
que ayuda a ir transformando nuestro paradigma actual. De hecho, el
instrumento ya existe, los conocimientos económico y estadístico
también, sin embargo, no ha sido explorado en su extensión.
B. El incremento progresivo de empréstitos en detrimento de la emisión de acciones.
Para
empezar, supongamos que se incrementa progresivamente la emisión de
empréstitos por empresas privadas para el acceso a capital y con un
presupuesto de precios fijos para los mercados de bienes que se
prestan a la especulación.
En
lo que respecta a la emisión del empréstito en sustitución de la
emisión de acciones, se abre la posibilidad del abanico de
rendimientos – unas empresas podrán ofrecer mayores intereses que
otros y dentro de uno u otro horizonte temporal -, claro que limita
el arbitrio de fuerzas económicas exógenas en ese «libre
comercio» y,
por otra parte, dota a la empresa de mayor control económico, social
y financiero. Esto es, se preserva la autonomía del cuerpo ejecutivo
y de operaciones.
Esta
simple medida, llevada a cabo de manera progresiva, ayuda a ir
transformando el mercado. Eso es, transformarlo, no hacerlo
desaparecer. Además, entre tanto el proceso es gradual, se presta a
nuevas fórmulas e instrumentos.
Con
todo, si os parece descabellado, sigamos leyendo. Y, recordemos,
también, que en su momento Keynes y su cosmovisión fueron, además
de concebidas en una fuerte depresión, ridiculizadas por muchos
profesionales de este campo. Incluso recordemos a Schumpeter, quien
vaticinó el acabamiento del capitalismo en detrimento de la
intensificación del I+D y el desarrollo de la cultura organizacional
como vehículo para construir identidades – desde las más singulares
hasta las nacionales-. Hoy día son muy diversos los profesionales
que dan crédito a Schumpeter y apuestan en este sentido. Otro día
trabajaremos esta temática que resulta fundamental para construir la
«cuarta planta«.
C. Las Criptomonedas Nacionales.
Siguiendo
con la información inmediatamente anterior, basta con echar un
vistazo a nuestras actuales criptomonedas. Nada más profundizar en
su constitución, forma y «hermetismo», nos conduce a hacer
observable que desde la opacidad de los «mineros» – estos
pueden ser consorcios de inversionistas con gran poder – se pueden
inducir alteraciones grandes en los mercados financieros.
Así
que, consecuentemente, nos conduce a la necesidad de la presencia, en
dicho mercado, de criptomonedas de nuestros propios Bancos Centrales
– instituciones gubernamentales -. Las deficiencias de las
regulaciones monetarias y fiscales en torno a estas monedas – que aún
está por definirse – ocasionan bastante ruido fiscal y,
consecuentemente, social y económico. Para que me entienda bien, me
parecen un instrumento inteligente, práctico, útil, pero sus
deficiencias son tales que requieren de la intervención del Estado
desde la regulación que posibilita la sola presencia de un Activo
Nacional. Éste puede procurar solvencia y seguridad al tráfico,
para empezar; y una fuente de recursos para el Estado y nosotros los
ciudadanos, para terminar y hacer la moneda más atracticva.
D. Desarrollo de Mercados Financieros Perfectos en el Sector Primario.
Por
otra parte, con respecto al desarrollo de Mercados Fiancieros
Perfectos en el Sector Primario, el establecimiento de precios
fijos, como lo pudieran ser los de los productos agropecuarios,
eliminaría el ruido que ocasiona la intermediación en la
comercialización; no dejando inflar los precios debido a unas
comisiones tan exageradamente elevadas que vienen, en ocasiones, a
triplicar el beneficio del agricultor. Algo extraordinariamente
injusto.
Una
medida como ésta es transcendental para nuestra Economía. Además
de no dejar al arbitrio de especulaciones el precio de nuestra cesta
de consumo, estabiliza los precios y, por igual, es vehículo para un
verdadero reparto equitativo y justo de la renta.
Pero,
es más, no detraer la capacidad económica de los agricultores –
por ejemplo – desde el ofrecimiento de precios ínfimos, conduce a
éstos, desde una mayor renta, a promover el mismo sentido equitativo
y justo en la contratación laboral. Lo que conduce a salir de esa
precariedad laboral en que se encuentra gran parte de la población
que trabaja como peón agrícola. Por igual, ayudaría a incrementar
la contribución social de los mismos y, por ende, sacar a flote gran
parte de la economía sumergida.
Con
todo, esta medida no solo es de transcendencia económica y social,
también lo es para el desarrollo sostenible y la cohesión social
que se espera en nuestros Sistemas actuales. Comporta una mejora de
las condiciones laborales, el disfrute de una mejor calidad de vida,
una renta equidistribuida más alta, se orienta en la igualdad
social, en el bienestar social y en el sentido de la justicia – por
ser breves – .
E. La consecuencia de este Jaque Pastor.
Estos
cuatro ejemplos de medidas combinadas devuelven en gran medida la
hegemonía del control monetario y, por extensión, económico y
social, a los gobiernos y/o sus monarcas. Son medidas que devuelven
la soberanía del pueblo a sus pueblos. Porque, de navegar en una
Economía totalmente desequilibrada, donde empresas privadas y
grandes magnates, desde su presión, inciden en políticas
gubernamentales que afectan al bienestar de sus gentes – que yo sepa
– es poner la soberanía de los pueblos en las manos de quien más
dinero tiene.
En este sentido, de ser muy pocos, ¿es merecedora la humanidad de que navegue en un mar con oleaje inducido, por ejemplo, por grandes movimientos de capitales de unos pocos o es merecedora de que sus gobiernos y monarcas procuren aguas tranquilas y pacíficas en las que navegar, no permitiendo que se caigan del barco? ¿Habrá que construir otro barco? Porque otro barco es fácil de construir siempre que cuente con el apoyo de nosotros, los ciudadanos. ¿Estará la transformación social, económica y política en salir de la zona de confort y abrirnos a nuevos horizontes?
4.
Revisando la Teoría y proponiendo práctica.
A. Una mirada a la Teoría de la Competencia Perfecta.
En
lo que ahora respecta, el solo hecho de considerar mercados
perfectos, bien se merece poner al alcance algo de conocimiento
económico. En este sentido, la comprensión de los mercados
perfectos se puede hacer observable de considerar los fallos de
mercado.
Siguiendo
esta línea, la asignación
no eficiente de los recursos disponibles en el mercado es
lo que ocasiona aquello que denominamos «fallos
de mercado».
Es muy probable que halla oído hablar de ellos o, al menos, sea más
de una la ocasión con la que se ha encontrado esta expresión. Una
expresión que dice bastante por sí sola, aunque implica ciertos
matices.
Para
comprender los fallos de mercado podemos decir que esta
asignación no eficiente de rescursos disponibles hace de los propios
mercados, mercados imperfectos, en tanto no se puede obtener una
situación óptima para la sociedad
con respecto a dichos recursos comprometidos. En una situación de
fallo de mercado, por
tanto, se produce la intervención del Estado con ánimo de
corregirlo.
No obstante, la experiencia demuestra que la
intervención ayuda a apaliar, contener o suavizar
el problema que ocasiona dicho fallo, no llegando a eliminarlo (ver
Mankiw, 2002).
Paradójicamente,
cuando consideramos estas situaciones de fallo de mercado, estas
imperfecciones, es porque concebimos a priori una teoría económica
de Competencia Perfecta. Siguiendo esta línea, para ilustrar con más
claridad cómo una situación que roza lo utópico (si existen
algunos mercados perfectos, aunque los menos) termina por manifestar
asignaciones no eficientes y eficaces de los recursos, podemos
considerar el mercado de competencia perfecta, así como las
caracterísitcas que lo definen.
En
este sentido, de acuerdo a VV.AA. (2017), asistimos a un mercado de
competencia perfecta cuando:
Existen
muchos oferentes y demandantes,
siendo el mercado Libre: no existe ninguna intervención de la
autoridad.
Transparente:
existe información perfecta.
Perfecto:
no existe diferenciación en el producto.
Normal:
el precio es independiente de la actuación individual de cada
sujeto.Luego, es un mercado ajeno a las externalidades y a los
fallos de mercado.
Sin
embargo, parece ser que no es más que la definición de un mercado
ideal que se utiliza en economía para determinar el equilibrio entre
oferta y demanda, como se ha venido a mencionar con anterioridad. Un
mercado en el que el Coste Marginal se equipara al Ingreso Marginal y
éste al precio. De ahí, la razón de llamarse: precio aceptante.
Siguiendo
esta línea, la economía de mercado demuestra que ante una situación
perfecta, en muy corto plazo, los productores tienden a desarrollar
estrategias de diferenciación del producto que las conducen a elevar
su cuota de mercado y, así, erigirse como líderes que, a su vez,
imponen un nuevo precio. Esto conduce a concebir el mercado como
forzado, con lo que, de seguir siendo libre, transparente y
orquestado por numerosos oferentes y demandantes, asistiríamos,
ahora, a una organización de mercado de competencia monopolística.
Este hecho es un fallo de mercado que justifica la ulterior
intervención de la autoridad.
Sin
embargo, si hablo de competencia perfecta y se originan estos
«fallos», ¿cómo sería posible la propuesta?
A
pesar de esta realidad, Mankiw (2002) nos recuerda que sí es posible
asistir a mercados de competencia perfecta en la actualidad,
especialmente los podemos encontrar en mercados de ciertos productos
agropecuarios y en el de algunos títulos-valores.
Donde contamos con muchos oferentes y demandantes, el mercado es
libre, transparente, perfecto – sin diferenciación en el producto –
y, lo mejor de todo, independiente de la actuación individual de
cada sujeto; lo que se categoriza como normal.
Así,
en las Bolsas de valores, los valores de los títulos se determinan
de acuerdo a las leyes de oferta y demanda, existe información
perfecta y, para determinados valores, el mercado es libre y
normal. Podríamos
hablar, en este caso, de determinados valores de renta fija.
De
esta manera tenemos que si sustituimos la inversión en capitales de
valores de renta variable ( acciones ) por valores de renta fija (
fracciones de deuda – obligaciones para la empresa – ), contamos con
una asignación eficiente de recursos y necesidades – éste es un
concepto arcaico de la Economía que descansa en adecuar los recursos
a las verdaderas necesidades – . De esta manera, no se produce el
«fallo
de mercado»
que, para estos instrumentos financieros, viene de la mano de la
especulación, el control de información y el poder de participación
de pequeños grupos. Esos ciclos de libre comercio quedarían
restringidos al libre comercio, per se, de capitales, aunque con una
esperanza cierta en la inversión; lo que conduce al autoajuste de
recursos y necesidades reales y mantiene el mercado perfecto.
B.
Una visualización de la propuesta: pensemos en todos.
De
considerar el argumento propuesto, por su parte, los precios fijos
para productos agropecuarios, eliman el ruido que ocasiona la
especulación y, adicionalmente, son numerosas las contribuciones de
esta medida para la expansión económica, el desarrollo sostenible y
la cohesión social.
Si
se preguntan ¿cómo hacer para que el espíritu de igualdad y
justicia de esta medida sea extensible a agricultores y ganaderos,
por ejemplo? Es decir, ¿cómo hacer para que agricultores y
ganaderos se comprometan a una contratación digna de su personal y
ayude a desterrar la precariedad laboral si se les ofrece un precio
digno y dentro de un reparto equitativo y justo del beneficio que
involucra su propio mercado? Basta con agilizar una medida
instrumental que posibilite un control certero diario de la
contratación. En este sentido, una app para firmar diariamente la
jornada laboral sería una medida práctica y acertada.
Con
todo, son muchas zonas agrícolas las que se encuentran comprometidas
con sus trabajadores y procuran desterrar este sometimiento tan
precario del jornalero. Para ello, se valen de la contratación
mensual, como es el caso de la contratación en gran parte de las
serranías.
Reflexionar
sobre esta situación requiere de la reflexión de todos. Por una
parte, tenemos agricultores y ganadores – por ejemplo -, con
explotaciones pequeñas, tanto, que no alcanzan a cubrir los sueldos
y salarios cuando los precios son tales que incluso hay que poner
endeudamiento encima. Una ruína.
Por
otra parte, tenemos autónomos, como un vendedor al por menor de
verduras y hortalizas – por ejemplo -, éste, en su pequeño
comercio, posiblemente necesite de un empleado. Este pequeño
empleado, nada más que en media jornada, requiere de un seguro
social de alrededor de 400 euros. Considerando que la contratación
mensual de un jornalero no alcanza los 300, podemos apreciar lo
injusto que le puede parecer a este pequeño empresario la posición
del pequeño agricultor que mantiene en precariedad a su trabajador.
En adición al precio fijo para productos agropecuarios – por ejemplo -, ¿sería necesario crear nuevas fórmulas de contribución social económicas que afloren economía sumergida, por una parte; y, por otra, permitan una participación más justa y equilibrada de todos? En este sentido, disponer de más renta, fomenta el consumo y la inversión; algo, nuevamente, expansivo para la economía. Un ajuste, de ser necesario, podría apreciarse en tramos de renta y tipos y coeficientes, aunque también, puede no ser necesario de venir aparejado de un rebajamiento en los impuestos indirectos; los de consumo.
Si caminas solo, irás más rápido. Si caminas acompañado, llegarás más lejos.
Confucio
¿Qué
sucedería? Sucedería que, si en vez de pagar unos 300 euros como
autónomo, existiera una tarifa plana para todos de unos 80, ¿habría
muchos más autonomos en España de esos millones que arroja la
estadística?
Por
otra parte, rebajar la contribución social general, también
promocionaría la contratación por empresas o, lo que es más, la
construcción de un tejido empresarial, cada vez, menos simple; cuna
de la diversificación, diversidad, especialización, nuevas
fórmulas, nuevas oportunidades, nuevas visiones, nuevas ideas. La
unión hace la fuerza y caminar, lo que es caminar, se llega más
lejos acompañado. Se llega más lejos desde la cooperación que
brinda el propio centro de trabajo.
Porque,
actualmente, de considerar nuevas fórmulas con las que empoderar a
pequeños empresarios y autónomos en la contratación, está la
figura del autónomo dependiente: aquel cuyo ingreso depende en al
menos un 75% de un único «cliente» – creo recordar -. Esto
es, es posible que si usted tiene un pequeño comercio de frutas y
hortalizas y se siente agobiado con los seguros sociales, se sienta
más aliviado si se plantea esta figura «contractual», la
del autónomo dependiente. Transfiere la cantidad de su seguro como
«mayor venta» en su autónomo dependiente y, por otra
parte, se ha ahorrado un buen pico por cada trabajador. En adición,
la «independencia» del trabajador puede fomentar la
contratación de servicios de personal de despacho de ventas por
otros empresarios con necesidades de recursos humanos puntuales. Una
nueva manera con la que fomentar la cooperación entre pequeños
empresarios y círculos que vendrían a configurarse como gremios.
En
resumen, hablar de esta medida requiere de una involucración social
de todos y de un espíritu del sentido de la justicia. ¿Se han
parado a pensar muchos de aquellos que contratan a jornaleros y solo
añaden unas pocas jornadas a sus trabajadores, tales, que requieren
éstos de cinco o más campañas para poder acceder a una prestación
de desempleo?
De
esta manera, cuando se promueven nuevas medidas y dentro de un sector
tan básico como lo es la agricultura, ganadería y pesca – por
ejemplo – , requieren que vengan acompañadas de proyectos estatales
que, bien los despleguen completamente, bien se envistan de
concesiones administrativas u otras fórmulas, ayuden a crear nuevos
empleos desde la creación de nuevas actividades o renovación de las
mismas.
(En
el artículo de opinión «La
Alquimia del pastel y fiasco» promuevo algunas ideas que
pueden ayudar al crecimiento y transformación de este sector).
Una
ayuda con la que retroalimentar el sistema desde la creación de
nuevas empresas sería la de fomentar el propio consumo interior de
aquello que se produce. Otra, lo sería la de explotar aquellos
recursos que se hacen dadores de nuevas fórmulas y, siempre,
procurar alinearlos con los objetivos de desarrollo sostenible.
5.
La unión hace la fuerza.
Como
podemos apreciar, la observación detenida del comportamiento y norma
de aquellas Organizaciones e Instituciones de las que emana nuestra
puesta en funcionamiento, nos posibilita: un mejor entendimiento de
aquellos factores que requieren una nueva visión que los haga
merecedores de esa soberanía popular que promueven; la
retroalimentación del proceso junto a sus puntos críticos o
débiles; la apertura a nuevos modelos económicos y empresariales
con los que conducir a la humanidad hacia el Bienestar y la paz;
maneras con las que reinventar el proceso económico y contagiar a
nuestros líderes, gobiernos y monarcas con el afán de superación y
la mejora contínua.
Volviendo
al Ajedrez, podría decir que la táctica y la estrategia son algo
que he vivido desde muy pequeña. En la facultad logré ponerle
nombre a esa perpectiva empresarial; sin embargo, más te aventuras a
profundizar en la misma y en sus posibilidades, más aprecias lo
susceptible que es cualquier doctrina, ciencia o entramado de
relaciones, de ser objeto de un plan estratégico y táctico.
Si consideramos el Ajedrez, además de contar con la peculiaridad de ser cuestionado como un legado alienígena – junto al maíz -, es la cuna del «Arte de la Guerra» más vívida.
El
Ajedrez descansa sobre pequeñas tácticas de juego que se concatenan
desde la primera acción y la defensa posterior ante la primera
respuesta del adversario. Según has abierto el juego, así te has
abierto a distintas tácticas. Y, según observas la pluralidad de
alternativas en ambos, el adversario y tu mismo, así es que puedes
doblegar la ventaja en tu interés. Como podemos apreciar, es un
juego donde la visión espacial, la lógica y la creatividad
convergen. En este sentido, es una pena apreciar comentarios de
algunos hombres que menosprecian las habilidades de las mujeres para
este juego; como si ser bueno con la lógica o visión espacial fuera
algo exclusivamente masculino y, en adición, sobre lo único en lo
que descansara la táctica.
Con
esta valoración podemos apreciar que aquella intención en la que se
educa a la humanidad, la de hacer prevalecer el lóbulo izquierdo (el
de las mates y lógica – por ser simple -) sobre el derecho ( el de
la creatividad, el arte, la empatía y el pensamiento divergente), es
la intención que guía a la humanidad. Cada vez más alejada de sus
verdaderas raíces, de su verdadera esencia.
Hoy
día todo apunta a una reconciliación de mente y espíritu; aquella
que permite el sentido de la igualdad, la integridad y la tolerancia,
porque simplemente descansa en nuestra inteligencia emocional, en
nuestro corazón, en el amor. Ahí es donde se echa la templanza,
nuestra mayor virtud. Esto es decir que hemos de ser equilibrados,
tranquilos, ecuánimes y moldeados en nuestras decisiones. Y, por
supuesto, rectificar siempre que eso nos devuelva la experiencia.
Rectificar es de sabios, continuar encabezonados con algo que nos
devuelve un fracaso tras otro, no es ser simplemente obstinados, sino
estúpidos también. Luego, seamos sabios, es gratis.
En
otra ocasión hablaremos de «El Cóndor y el Águila», para
hoy, recordad que solo hay un camino para el verdadero avance, para
el avance de todos y para la verdadera abundancia: la que nos trae el
respeto, la paz y el amor. Este es el principio de la unión y el
amor. Esto es templanza y es autodominio. Esto es pensar en todos y
para todos. Esto es tener y poner corazón.
Con
la ilusión de que mi hijo crezca en un mundo más justo y pacífico
y líderes, con mucho Ai, me sientan en la distancia y le pongan
garganta a este pensamiento que es todo corazón.
Agradeciendo
a Dios que me ilumina el pensamiento; a mi padre, su inspiración; y
a mi hijo, su verdadero amor.