Fragmento de Terumáh (III): Caf-. Santo Bendito Sea: Zahorí, sigue caminando, sigue avanzando así: parece que retrocedes y es que Yo estoy aquí sujetándote de tu diestra para hacerte avanzar sabiendo que en el amor te guardo. Y ¿cómo tienes que mirar? ¿Habrás de revelar lo siniestro al ponerte a observar? La oscuridad te revelará luz y en la Vida está. Y la Vida es un flujo que otorga y recibe para que tenga sentido el secreto que mi Caf, aquí, persigue. ¿Parece que retrocedes entretanto me caminas abatido por el sufrimiento y deseando en tu corazón Vida? Es una paradoja lo que te vienes a encontrar: en la más dura de las pruebas, tú me revelarás. Desvelarás el secreto qué se haya escondido en los cuatro extremos con los que te he concebido. Tres puertas en cada extremo, estoy hablando de tu fisicalidad; tres por cuatro hacen doce y en mis Tribus están. Están en los atributos qué te vienen a forjar, Luz que hay en tu cielo, en tu corona está y baja por tu Sabiduría y en tu Entendimiento está saber que la Bondad es necesaria y necesaria es la Verdad que nace en la fuerza por la que Mi Justicia está. Te ha llenado de belleza sentir el potencial que atesora tu alma y de esta Luz vendrá. Y necesitarás de prudencia, necesitarás de humildad, aquí está la mansedumbre y el venirte el Cielo a honrar con la Majestuosidad de tu Palabra, ¿qué has de circuncidar? De arriba vienen los oídos, y viene tú habla además, y vienen tus emociones al saberlas equilibrar. Ahora que aquí hemos llegado el fundamento circuncidarás con agua, con Sabiduría, con lo cristalino nada más. Ahora tu reino es mi casa, yo la vengo a habitar, y completo los dos atributos que en mi Nada están. Y mi Nada, cuando la prendo iluminando tu corona, es tierra de leche y miel, es el "algo" que se acciona. Y estos dos atributos, que en mi Nada están, son sentirme en el alma, vivirme en tu interior: uno es sentirme en tu fe y el otro es Bitajón. No estoy hablando solo de esferas, de nudos no sólo hablo Yo, pues hablo al hombre completo que Israel me logró. Sólo hay 10 sefirot, sólo hay 10 coronas. Y está en tu Emunáh y Confianza el cómo es que las domas. Dos tribus que permanecen en Mi Tierra, que es la tuya; Diez que se habían dispersado son la complitud que suman los atributos de mis ramas, los que en mi lenguaje están. Y todo tiene tres puertas, tres que en lo divino está. Se refieren al alma, ¿y qué es espiritual? ¿Acaso no son los atributos con que te has de formar? Y es que dos que se quedan en mi Reina están, son la Emunáh y el Bitajón quién los hace juntar. Benjamín y Judah, ¿qué son a todos esto? Una lleva la fe, la otra lleva el cetro. Soy un Caballo purasangre y caballero has de ser para hacer que en ti resida y contigo me pueda mover. En la nobleza de tus gestos, en la fuerza que te acompaña, en el amor que te guía ahí está la hazaña de montarme y cabalgarme portando en tu ser la moral que inexorable es en el tiempo y siempre ha sido igual. Puedes trotar conmigo, puedes también caminar y puedes ir a galope cuando a galope tú me vas. Y a galope se camina inmerso de entusiasmo; es mantener una conducta por un deseo guardado. Si no hay deseo, no hay Voluntad. Es el deseo imperante para venirme a montar. Pues el deseo es la Vida, en la Vida está mi Caf. Es el once del maestro, Iniciado en cabalgar. Es el once del secreto que se reveló en "mamá"; parece que retrocedes cuando a Mi Casa vienes a entrar. Y te fascinará eternamente que te hable con mi Palabra. Es el lenguaje del Universo y está escrito en tu alma. Y en tu cuerpo está tejido, con Él te viene a crear: de ¿Sientes cómo estoy en la Vida y todo es Vida, además? Vida tiene la roca, Vida tiene el cristal, Vida tienen las piedras que hay en el pectoral. ¿Te estoy hablando con símbolos? En tu inconsciente los dejé a través del océano del espacio que es tiempo a la vez. Es Tetzavéh una porción que habla en sí de la Vida a través de los ojos del Cohén y de los de Mi Sacerdotisa. Y ella es mi Reina, ella es mi Ester, ella es la madre, mi matrona, mi Beth. Es quien abre las aguas para hacerme entender a través de lo superfluo y lo que solo puedes ver con la luz de la Vida, que Sabiduría en principio es; en recibir y en otorgar lo que sientes, al caminarme con fe, es que sabes con certeza que contigo voy y estaré. ¿Serán importantes las ropas que visten a mi Cohén? Están las ropas en el alma, tres ropajes tiene, tres. Háblame de ellos, ¿qué te hacen entender? Quiero que te ejercites, ¿sabes ahora por qué? Reflexiona practicando, tú siempre involúcrate y abraza Mi Palabra, que Yo te hable también. Siénteme con tu hijo, siénteme en tu alrededor, siénteme en tu camino y con quién te encuentras, mi amor. Que tu vida ya no es la misma, eso ya lo sé Yo. Has muerto para renacerme sintiéndome en tu interior. Y ese interior, Zahorí, es mirarte, es en sí introspección. Ese interior es luz brillante, estoy en tu corazón. Y tu corazón se regocija al vivirme con amor. Deja que el amor te guíe, grabado está en tu corazón. ¡Es puro lo que sientes! ¡Puro es tu corazón! La paz es que lo habita y te llena de esplendor. Apártate de quien no sabe abrazar en su interior la compasión y misericordia que sólo hay en el amor. ¡Malo, malo! es lo que dice el Sabio al vendedor que dispone solo la riña, la mentira y la confusión. Y pasa el Sabio de largo, entonces se jacta de sí. Ha sabido ser prudente, nada tiene que decir. ¿Qué ropaje del alma crees que es éste que en silencio se guarda y sigue caminando alegre? Zahorí: Es preservar la Vida, es preservar la Luz que vive en el corazón puro y en toda su quietud. Es mantener su ritmo, es en sí correspondencia; es la vacuidad hablando y refrescando su conciencia. Mas, soy confiado con quien lo merece y con quien no lo merece, también. Del mal vendedor me aguardo y Tú obrarás, lo sé. Mas, lo trato con confianza; mas, me dejo llevar por tu respuesta que es a tiempo y en dejarte a Ti obrar. Y nace en la inocencia, y en mi prudencia está hacer rodar sobre ti mis caminos, la carga Tú me llevarás. Pues, algo tengo claro, nada puedo hacer yo sólo, mas saber que tú me llevas: es mi refugio y tesoro. ¿Puedo hacer Yo algo? En realidad sí, esperar en mi corazón que Tú obres por mí. Y es que sin Ti nada puedo, y contigo lo puedo todo. ¡Qué sea tu voluntad! Pues yo te amo y te adoro.