Categoría: Kung Fu
Los Cuentos
4 Lao-Jun y el Alquimista: la Correspondencia-.
9. A la sombra de la higuera (I): la claridad-.
10. A la sombra de la higuera (II): el Sueño-.
11. A la sombra de la higuera (III): las Palabras-.
13. El Mĭyŭ de la Casa Esmeralda-.
16. El Reno y la Comadreja, la Comadreja y la Golondrina-.
17. El tren de las canciones-.
Hoy somos….¡MUCHO CHI!
Mono no aware.
Expresión en Budismo Zen
La imagen de la portada nos trae, no solo la frugalidad del ciclo de floración del cerezo: Sakura, flor nacional de Japón; sino la apreciación de la transitoriedad de la vida y el acercamiento a la naturaleza, por igual.
Si nos preguntamos por la duración del ciclo de su floración, podremos apreciar esta frugalidad del tiempo; pues, Sakura marca el inicio de la primavera y, sin embargo, es tan breve su existencia – unas dos semanas-que cae en el cenit de su belleza, cuando aún no ha dado tiempo de llegar a marchitarse. Cerrando, consecuentemente, su ciclo.
En esta flor convergen el pensamiento sintoísta y budista, bases de la filosofía del país nipón. Si bien el sintoísmo venera la naturaleza, ubicando la misma – junto a los eventos que le acaecen – en el centro; bien es conocido que el budismo otorga gran importancia a la transitoriedad de la vida. Así, la belleza de esta última etapa de su floración, cuando la flor se desprende, ocupa la etapa más hermosa para el Budismo Zen. La etapa conocida como «Mono no aware», que significa: tener empatía o sensibilidad hacia todas las cosas y su temporalidad.
Podemos apreciar cómo de calada es esta filosofía en el pueblo nipón, justo para este momento de Sakura, sus gentes celebran multitudinariamente el Hanami. Una festividad en la que los japoneses, en masa, acuden a parques y jardines para comer y beber contemplando su belleza y, por igual, reflexionando bajo la sombra de sus cerezos (Supercurioso (Ed.), 2014).
El cerezo nos trae el florecer, la primavera; aunque también nos trae el renacer, nos trae un ciclo de energía, un ciclo de Qi (Chi). De esta manera, habiendo considerado en Hoy somos…¡SUPERNOVAS! una primera perspectiva metafísica de nuestra luz, de nuestra «energía», y desde un prisma religioso; la transcendencia de la filosofía Budista Zen nos conecta con esta primera observación metafísica y logra ir, en vez de «más allá» (lo que viene a ser el significado de meta), «más adentro», esto es, a nuestro cuerpo físico.
Para que se comprenda con lucidez a qué se pretende dar respuesta con esta conexión de Qi (Chí) y la biología de nuestro organismo, acerquemos aquella primera pregunta que nos hicimos en La Reflexión de la Luz:
Si no, si concibiera esta luz como aquella que manifiesta mi conciencia, mi «luz existencial», ¿podría decir que biológicamente soy luz y es la luz de mi conciencia la que condiciona el bienestar de mi desarrollo?, ¿está la luz relacionada con mi esencia, con la esencia de mi ser?
A) ¿QUÉ ES EL Qi?
Siguiendo esta línea, necesario se hace, en este momento, comprender qué es Qi. Un buen entendimiento del concepto de Qi nos lo proporciona el Profesor Manuel Rodríguez Cuadras en su libro «Medicina Tradicional China: Teoría Básica I».
De acuerdo al taoísmo y a la filosofía y medicina chinas, el Qi, cuyo significado es«flujo vital de energía», es un principio activo que forma parte de todo ser vivo. Literalmente, es un término que significa «aire, aliento, disposición del ánimo« y ha terminado extendiéndose a otros países de Extremo Oriente, como lo son Corea, Japón y otros países, quienes han adoptado su trasncripción como Chí.
Luego, si se preguntaba por la razón de denominarlo así, Chí, aquí podemos comprender su causa. Con todo, contrastarlo con otros conceptos occidentales, puede conducirnos a apreciar similitudes de una manera, tal vez, más natural. Así, los conceptos: energeia, magnetismo animal, élan vital o energía vital (vitalismo) – todos de Occidente – son similares al Qi. En este sentido, también es muy similar el concepto de prana hindú, claro que con unos matices claramente diferenciados.
Entretanto el prana hindú es la energía que desde el aire respirable se adquiere en la respiración, el Qi es ésta misma energía proveniente del macrocosmos, aunque en el microcosmos (el cuerpo humano y la psique); lo que para la tradición India tal energía sería un factor místico.
Alcanzados esta definición primera y contraste con aquellos conceptos relacionados con el Qi, importante se hace también considerar el significado que este término encierra en estas otras culturas. De esta manera, el Kí (Qi en Japonés) se traduce como energía, presencia, voluntad, salud o respiración; y en el yoga hindú, la palabra sánscrita prana viene a significar energía, respiración y sabiduría.
Como podemos apreciar el concepto de respiración, así como la energía, son un denominador común. ¿Por qué es esto? De acuerdo a Rodríguez (2010), editado por García-Melero (2017), los métodos de atención a la respiración, así como algunas técnicas, ocupan un lugar preeminente en los sistemas espirituales y terapeúticos orientales. Esto es debido a que la respiración es la herramienta principal para el conocimiento del Qi. De esta manera, este concepto de «flujo vital de energía» viene a menudo de la mano de doctrinas espirituales como el taoísmo y el budismo, y de prácticas espirituales como el yoga y el Taichí.
Siguiendo esta línea, los practicantes de doctrinas como el Kung-Fu Shaolín, Taijíquán, el Daito-ryu aiki-jutsu, el Aikido y otras artes marciales, afirman el control y uso que puede alcanzar el humano de la energía: acrecentándola y distribuyéndola por todo el cuerpo o usarla de forma concetrada; todo, gracias a la práctica de diversas técnicas.
Alcanzado este punto, concebimos la Chí como «la energía cósmica que circula de un modo polarizadamente recíproco (yin/yang) en el cuerpo de todo ser viviente y que la armoniosa y continua circulación de tal energía mantiene a la salud del cuerpo y de la psique» (Rodríguez, 2010 en García-Melero (Ed.), 2017, p. 63). Así, la energía Chí discurre por todo un circuito energético corporal a través de los kin – meridianos o canales -, los cuales están naturalemente ordenados, teniendo nodos o puntos clave, denominados xue, que se evidencian principalmente en la dermis. De esta manera, siendo la Chí una energía que fluye continuamente por la Naturaleza, la interrupción de su libre flujo en el cuerpo es la base de cualquier dolencia física o psícológica. Esto es, una alteración de nuestro circuito energético corporal provoca una enfermedad, varias o un síndrome.
Como podemos apreciar, este flujo de energía del macrocosmos, no solo es que nos conecte con nuestro microcosmos a través de la energía que conseguimos a través de la respiración; es, también, que nuestra energía, fruto de nuestra respiración, ha de estar en equilibrio y armonía con la energía de la naturaleza. Aquí estriba el eje central de la filosofía sintoísta, la naturaleza y todos aquellos acontecimientos que le devienen. Un sustrato que sirve de base para el actual «biocentrismo» que trataremos en otra ocasión.
En lo que ahora respecta, alcanzado el conocimiento de este «flujo vital de energía«, Qi o Chí, podemos dar paso a contestar estas primeras preguntas que nos hacemos para afirmar que somos luz.
B) ¿Qué relación hay entre el Qi o la Chí y la luz?
Dalmau-Santamaria (2013), produjo un trabajo, publicado por la Revista Internacional Acupuntura, de gran calado en lo que es ahora un tema de actualidad y de creciente interés: «Biofotones: una interpretación moderna del concepto tradicional “Qi”» . En este trabajo, con ánimo de acercar una interpretación moderna del concepto de la Chí, se describen las bases científicas sobre las que descansa el mismo. Por igual, analiza hallazgos científicos actuales según los cuales se permite relacionar los biofotones y el tejido conectivo, y dicha relación con el sistema de meridianos del circuito energético corporal descrito por la MCT.
«Este hecho podría indicar que los meridianos descritos por la medicina china son como cables de fibra óptica que llevan gran cantidad de bioinformación en forma de biofotones y con la función, entre otras, de contribuir a la regulación y la organización de los sistemas biológicos«. (Dalmau-Santamaría, 2013, p. 57).
Si se pregunta por el biofotón, (del griego βιο, que significa « vida » y φωτο, « luz ») es un fotón de origen biológico que no es el resultado de los productos de una reacción enzimática específica. Luego, se trata de una quimioluminiscencia de origen biológico que se distingue de la bioluminiscencia por la ausencia de mecanismo enzimático relacionado, y por una magnitud o intensidad ultra-débil (del inglés, ultra-weak spontaneous photon emission, o a veces, de forma más simple, ultra-weak photon emission) (Wikipedia, 2020, Biofotón).
Para abstraer esta diferencia entre quimioluminiscencia y bioluminiscencia se hace imperante acercar el conocimiento primero al respecto sobre la transmisión de información desde los sistemas biológicos a partir de biofotones. Esta evidencia fue desarrollada por el físico Fritz-Albert Popp, alguien que encontrará nombrar cada vez más en los medios de comunicación.
De acuerdo a Fritz-Albert Popp, citado por Dalmau-Santamaría (2013), en la transmisión de información desde los sistemas biológicos a partir de biofotones, dichas radiaciones ultradébiles están relacionadas especialmente con la molécula de ADN y tienen un papel importante en la regulación de los procesos bioquímicos y la mitosis, la comunicación celular y los campos morfogenéticos, y la memoria.
En adición, el Dr. F.A. Popp junto con el Dr. Klaus Peter Schlebusch, médico de Essen (Alemania), «demostraron por primera vez la presencia de radiaciones infrarrojas pertenecientes al rango de biofotones de longitud de onda ancha en estructuras del cuerpo humano que parecían ser idénticos al sistema de meridianos descritos por la medicina china« (Dalmau-Santamaría, 2013, p. 56).
Con todo, nos podemos aventurar a ir más allá al conectar la base teórica del trabajo de Dalmau-Santamaría (2013), con el presupuesto básico de conocimiento de Medicina China Tradicional recogido por Rodríguez (2010), editado por García-Melero (2017). así, con ánimo de acercar una interpretación moderna del concepti de Qi, el Dr. Dalmau-Santamaría nos acerca una serie de hallazgos que permiten establecer bases científicas para tal interpretación.
En este sentido, profundiza en la conexión física que procuran diversas teorías y conocimientos para la interpretación del Qi, como lo son: (a) la consistencia que proporciona la física de partículas, (b) la conexión de ésta con la física cuántica, (c) el concepto de campo introducido por Faraday, (d) el Campo Punto Cero, Vacío Cuántico o Mar de Dirac; (e) el Campo creado o campo de Higgs; (f) y hasta la «Partícula de Dios», por ser sintéticos.
C) BIOFOTONES en nuestro cerebro: ¿está nuestra conciencia relacionada con la luz?
Como ha sido expuesto con anterioridad, el Profesor Rodríguez (2010) nos acerca el conocimiento referente al circuito energético corporal, a través del cual discurre la Chí por los kin – meridianos o canales -, los cuales están naturalmente ordenados, teniendo nodos o puntos clave, denominados xue, que se evidencian principalmente en la dermis.
Si, en adición, consideramos aquellas experiencias que nos acercan expertos marciales con respecto al control mental del Qi (Rodriguez, 2010); el hallazgo de Fritz-Albert Popp con relación a la transmisión de información desde los sistemas biológicos a partir de biofotones; y el conocimiento demostrado por el Dr. F.A. Popp junto con el Dr. Klaus Peter Schlebusch con respecto a la similitud que, con el sistema de meridianos del circuito energético corporal según la MCT, presentan las radiaciones infrarrojas pertenencientes al rango de biofotones de longitud de onda ancha en estructuras del cuerpo humano (Dalmau-Santamaría, 2013, p. 56); fácil es cuestionarse si nuestra conciencia es luz.
¿Está nuestra conciencia directamente vinculada a la luz en tanto se demuestra que el flujo de Chí (radiaciones infrarrojas pertenecientes al rango de biofotones de longitud de onda ancha en estructuras del cuerpo humano) está presente en nuestro cerebro, atiende a un circuito energético corporal, transmite información a los sistemas biológicos, está relacionado especialmente con la molécula de ADN y tienen un papel importante en la regulación de los procesos bioquímicos, la mitosis, los campos morfogenéticos, y la memoria?
Es más, podemos ir más allá, ¿está nuestra conciencia directamente vinculada a la luz en tanto se demuestra que el flujo de Chí, además de estar presente en nuestro cerebro, atiende a un circuito energético corporal, transmite información a los sistemas biológicos, está relacionado especialmente con la molécula de ADN, tiene un papel importante en la regulación de los procesos bioquímicos, la mitosis, los campos morfogenéticos, la memoria, puede acrecentarse, distribuirse o concentrarse con técnicas de focalización y meditación y viene de la mano de prácticas espirituales milenarias como el yoga y el Tachí, así como de doctrinas espirituales, igual de milenarias, que tienen como objeto «ELEVAR LA CONCIENCIA»?
Yo, definitivamente, creo que ¡SÍ!
Con todo, si alcanzar el conocimiento de que nuestra conciencia es luz, nos resulta aún descabellado; Pérez (2017) nos acerca un artículo que viene a contener una información asimilada a la descrita y sostiene que «si se produce una comunicación óptica, los Biofotones que producen nuestros cerebros podrían verse afectados por el entrelazamiento cuántico, lo que significa que puede haber un fuerte vínculo entre estos fotones, nuestra conciencia y posiblemente a lo que muchas culturas y religiones se refieren como Espíritu».
Adicionalmente, la Dra. María Pérez (2017) nos acerca, tanto experimentos, evidencias empíricas, como sus propias reflexiones. De entre ellas, resultan fascinantes las siguientes (extraído de su artículo: ¡Los científicos descubren biofotones en el cerebro que podrían insinuar que nuestra conciencia está directamente vinculada a la luz!)
En un par de experimentos, los científicos descubrieron que los cerebros de ratas pueden pasar solo un biofotón por neurona por minuto, pero los cerebros humanos podrían transmitir más de mil millones de biofotones por segundo.
Esto plantea la pregunta, ¿podría ser posible que cuanta más luz se pueda producir y comunicarse entre las neuronas, más conscientes sean?
Si hay alguna correlación entre los biofotones, la luz y la conciencia, puede tener fuertes implicaciones de que hay más en la luz de lo que somos conscientes.
[…] Muchos textos y religiones se remontan al pasado, desde los albores de la civilización humana han informado de santos, seres ascendidos e individuos iluminados que tienen círculos brillantes alrededor de sus cabezas.
Desde la antigua Grecia y la antigua Roma, hasta las enseñanzas del hinduismo, el budismo, el islamismo y el cristianismo, entre muchas otras religiones, los individuos sagrados fueron representados con un círculo brillante en forma de un resplandor circular alrededor de sus cabezas.
Si fueran tan iluminados como se describen, tal vez este círculo brillante fue solo el resultado de la conciencia superior con la que operaron, por lo tanto, una mayor frecuencia y producción de biofotones. Tal vez estos individuos produjeron un nivel más alto de biofotones con una mayor intensidad debido a su iluminación, si existe alguna correlación entre los biofotones y la conciencia.
Pero una de las implicaciones más emocionantes, el descubrimiento de que nuestros cerebros pueden producir luz, es que tal vez nuestra conciencia y nuestro espíritu no están contenidos dentro de nuestros cuerpos. Esta implicación es completamente pasada por alto por los científicos.
El entrelazamiento cuántico dice que 2 fotones entrelazados reaccionan si uno de los fotones se ve afectado, sin importar dónde se encuentre el otro fotón en El Universo sin demora.
Tal vez exista un mundo dentro de la luz, y no importa dónde se encuentre en El Universo, los fotones pueden actuar como portales que permiten la comunicación entre estos dos mundos. Tal vez nuestro espíritu y conciencia se comuniquen con nuestros cuerpos a través de estos biofotones. Y mientras más luz producimos, más despertamos y encarnamos la totalidad de nuestra conciencia.
En este sentido, como hemos expuesto al principio, el flujo vital de energía, Qi o Chí, es la energía que desde el aire respirable se adquiere en la respiración (macrocosmos), aunque para revertirla en el microcosmos (el cuerpo humano y la psique); muy importante se hace subrayar la psique y, por supuesto, que no hablamos de aire, hablamos de un flujo vital de energía (radiaciones infrarrojas pertenecientes al rango de biofotones de longitud de onda ancha en estructuras del cuerpo humano, como demuestra la ciencia) que nos conecta con la naturaleza y el Universo.
Volviendo a Pérez (2017): Esto puede explicar el fenómeno de por qué el estado de un fotón se ve afectado simplemente por su observación consciente, como se ha demostrado en muchos experimentos cuánticos. Tal vez nuestra observación comunique algo a través de nuestros biofotones con el fotón que se está observando, de manera similar al enredo cuántico, ya que la luz es solo una sustancia unificada que se dispersa en todo el Universo y se afecta a través de cada partícula de luz.
Por supuesto, nada de esto está ni siquiera cerca de ser una teoría. Pero hacer preguntas y tomar semejantes hipótesis metafísicas podría acercarnos más a la verdad y comprender qué es la conciencia, de dónde proviene y cuáles son los misterios que se esconden dentro de la luz.
D) PROPOSICIÓN DE DOS HIPÓTESIS A LA COMUNIDAD CIENTÍFICA DESDE LA EXPERIENCIA PERSONAL Y EL CONOCIMIENTO QUE SE COMPARTE EN ESTE ARTÍCULO.
Siguiendo la línea que propone la Dra. María Pérez, quién nos invita a plantearnos hipótesis metafísicas que nos acerquen más a la verdad y comprender qué es la conciencia, de dónde proviene y cuáles son los misterios que se esconden dentro de la luz; con ánimo de conectar la observación de fenómenos físicos con aquellas observaciones de artistas marciales que hacen con respecto al control mental del flujo de energía corporal, se proponen dos hipótesis para la Comunidad Científica.
La primera de ellas descansa sobre esta observación que vengo a apreciar y, dado mi conocimiento en la física natural y cuántica -solo soy una aficionada – desconozco si el planteamiento que propongo es totalmente correcto.
H1: «La adquisición de destrezas en el control del Qi posibilita bien la expansión y distribución de energía bien su concentración, lo que vendría a ser ese comportamiento de la partícula en el campo de Higgs».
La segunda de ellas, sin embargo, se nutre de esta primera observación. Más allá de estar acertada o no en la primera proposición, la intención de ésta otra es algo más transcendental para el estudio y, por igual, se nutre del trabajo expuesto en este artículo. De esta manera:
H2: Apreciar el comportamiento de leyes y propiedades físicas en nuestro propio organismo puede proporcionarnos un campo de investigación holístico en el que microcosmos (humano) y macrocosmos (universo) nos proporcionan un entendimiento más consistente y veraz de aquellos fenómenos físicos y metafísicos que comprende nuestra realidad y que, a su vez, se interconectan; aflorando, por igual, en una comprensión más profunda de nuestra conciencia.
Por el momento, me ha resultado muy estimulante unir aquellos conocimientos que, con respecto a nuestra luz existencial y vital,
había ido recapitulando; hoy he logrado darle forma, movida por los ejercicios de yoga de mi hijo, los cuales me han inspirado para este artículo.
Con amor y mucho Chí, a mi hijo.
Dalmau-Santamaría, I. (2013). Biofotones: una interpretación moderna del concepto tradicional “Qi”. Revista Internacional de Acupuntura. 2013 7 (2.) 59 – 64
García-Melero, V. (Ed.) (2017). El Libro de Sheng Laoshi. Guía Básica de Filosofía China: Principales Escuelas de Pensamiento y Artes Marciales. Limburg an der Lahn, Germany: PediaPress GmbH.
Pérez, M. (2017). ¡Los científicos descubren biodotones en el cerebro que podrían insinuar que nuestra conciencia está directamente vinculada a la luz! Recuperado el 30 de Marzo de 2020 de: http://draperezbenitezsoc.wixsite.com/home/single-post/2019/07/15/%C2%A1Los-cient%C3%ADficos-descubren-biofotones-en-el-cerebro-que-podr%C3%ADan-insinuar-que-nuestra-conciencia-est%C3%A1-directamente-vinculada-a-la-luz
Rodríguez, M. (2010). Medicina China Tradicional: Teoría Básica I. Fundación Europea de Medicina Tradicional China.
Supercurioso (Ed.) (2014). Sakura, la flor del cerezo y su simbología. SuperCurioso. Recuperado el 30 de marzo de 2020 de: https://supercurioso.com/sakura-la-flor-del-cerezo-y-su-simbologia/
Wikipedia (2020) Biofotón. Recuperado el 30 de marzo de 2020 de: https://es.wikipedia.org/wiki/Biofot%C3%B3n
Hoy somos….¡LUZ!
No todo lo que es oro brilla; remedio chino e infalible.
Me gustas tú; …próxima estación…esperanza; Manu Chao.
A. INTRODUCCIÓN.
¿Has caído alguna vez en la cuenta de la capacidad de una bombilla para iluminar cualquier habitación de una casa? De estar completamente a oscuras y tropezando con todo, pasas a identificar con perfecta claridad cada elemento que se encuentra en su interior, una vez has encendido la luz.
Esa luz de esa habitación es asimilada a esa claridad que encontramos en nuestra mente y nos ayuda a discernir soluciones, dilucidar respuestas o el entramado de cualquier asunto; es la luz de nuestro esclarecimiento interior. Desde luego que, constantemente, podemos apreciar que se nos ha iluminado el pensamiento, que hemos alcanzado el entendimiento de las cosas.
Esta luz, si nos observamos, es una luz que alcanzamos cuando reflexionamos, cuando estamos serenos, cuando hayamos paz. Probablemente, de ser la solución a un problema, rápidamente el entusiasmo recorra nuestro cuerpo y nos encienda de felicidad.
Esta viene a ser la experiencia de nuestra iluminación intelectual, de ponerte un ejemplo, y seguro es algo cotidiano o, al menos, habitual en tu vida. En este sentido es como podemos entender qué es la iluminación.
Para empezar, en su acepción más habitual significa «adquisición de entendimiento«. Con todo, podemos abstraer su significado como concepto filosófico y religioso; pues, después de todo, apuntan en la misma dirección.
Son dos palabras alemanas las que denotan y distinguen a la iluminación intelectual y espiritual. Así, la «iluminación intelectual» entendida como el esclarecimiento interior, poner en claro o llegar al fondo de un asunto, se denomina Aufklärung. (Wikipedia, 2021A).
Por su parte, el término Erleuchtung es aquel que denota a la «iluminación espiritual«, siendo ésta la experiencia de lo divino, reconocida en su manifestación. Una manifestación que comprende la experiencia del sentido de unión con Dios o con el Universo (depende de la fe, doctrina o filosofía) y, por igual, la experiencia de un sentimiento de paz, amor y felicidad excelsos (Wikipedia, 2021A).
Desde luego que en este sentido, el de la «Iluminación espiritual«, la vía para alcanzarla se presenta muy plural. Con todo, ya sea la perspectiva de las religiones abrahámicas, ya sea una filosofía o religión oriental – por ejemplo – todas convergen en la persona virtuosa y en un camino (manera de ser, de hacer las cosas, de vivir y relacionarse con los demás) movido por el amor, la bondad, la verdad, la humildad, el sentido de la justicia y orden -por ser breve -. Si bien, aquella iluminación espiritual que contempla la vía religiosa, la que es conectada a una religión, profesa por igual el desarrollo de la fe, la esperanza y la caridad como virtudes.
Esta fe, esperanza y caridad son definidas como virtudes teologales por Santo Tomás de Aquino y son equiparables a las que promueve la filosofía taoísta y todas aquellas doctrinas y religiones que nacen o tienen raíz en estas enseñanzas. Así, de considerar la obra madre de todas ellas, el Tao-Te-King de Lao-Tsé, por fe entenderíamos la confianza en el Tao; por esperanza, la no intervención en el flujo de las cosas y espera en la resolución armónica que proviene del Tao; y, en la caridad, el dar y otorgar en abundancia, no solo a aquel que por igual te da y otorga, sino a aquel que no lo merece, por igual (Golden (Tr.) Lao Tsé, 2014).
De considerar la intención de este artículo, procurar un entendimiento profundo de la «iluminación intelectual» y de la «iluminación espiritual», nos conduce a un estudio que traspase esas primeras nociones que ofrece wikipedia y que suelen ser desdeñadas como aportaciones entretanto no se subrayan con un consistente argumento. Así, necesario se presenta bucear en la primera definición y procurar un conocimiento más esclarecedor con respecto a aquellos medios para alcanzarla y objetos para su consecución y logro, y que dan sentido a su esencia y existencia.
En este sentido podemos cuestionarnos: ¿existe un vínculo entre la iluminación espiritual y la motivación de la conducta humana?, ¿convergen en dicho vínculo, de haberlo, alguna filosofía o doctrina ancestral y algún propósito que sirva de vector para construir alguna teoría de la motivación humana?, ¿este propósito que sirve de vector para construir una teoría de la motivación humana nos ayuda a dilucidar el bien último que persigue el hombre en su realización y logro de su plenitud?, ¿qué características presenta el ser humano que ha alcanzado tal grado de realización?, ¿ha sido este logro de realización y plenitud estudiado a lo largo de nuestra historia y conectado, a su vez, con la iluminación espiritual?, ¿dónde convergen la iluminación intelectual y la espiritual?
Ahora bien, atendiendo a una amplitud de miras y para con la sociedad, este tema se presenta fascinante y, a su vez, motor para encaminarnos en aquello que – de manera elemental – la RAE define como Noosfera, esto es: «conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven» (Wikipedia, 2021B).
De dilatarnos en el concepto podriamos considerar desde su primera definición por Vladímir Vernadski como conjunto de seres vivos dotados de inteligencia, hasta la teoría de la noosfera recogida más tarde por el teólogo cristiano Pierre Teilhard de Chardin.
En concreto, para este teólogo, dicha noosfera atiende al proceso de evolución de la conciencia universal, así es que lo considera un intervalo, una fase, que es consecuencia de la inmediatamente anterior. Pues, su teoría, originariamente, se articula en tres fases: geosfera, biosfera y noosfera; siendo cada fase el efecto de la inmediatamente anterior.
Así, siendo la biosfera (o evolución biológica) la fase que precede a la noosfera y la geosfera (o evolución geológica) la fase que marca un principio en esta sucesión encadenada de efectos y antecedente de la evolución biológica, Teilhard nos hace profundizar en una conciencia más madura y colectiva que traspasa la Noosfera en una cuarta fase. Pues, de profundizar en la evolución de la conciencia, conducida por la humanidad, alcanzaría su teoría su cénit en una última etapa de la evolución: en la cristosfera. Entiéndase que la noosfera es el estado que conduce la energía liberada en el acto del pensamiento. Está a la altura de las cabezas humanas interconectando toda la energía del pensamiento y generando la conciencia. Lo cierto es que es vetusto y variado lo que hay escrito en este sentido (Wikipedia, 2021B).
Con todo, y abstrayendo la importancia de traer a colación el concepto de Noosfera, así como la Teoría de Teilhard, cabe preguntarnos: ¿la educación del individuo encaminada en la consecución de su realización y plenitud nos devolvería una sociedad orientada en la paz y la tolerancia?, ¿serían la paz y la tolerancia vehículos para la evolución de la conciencia del hombre? En este sentido es bueno recordar que los vectores direccionales de la Educación Mundial, desde el Informe Delors, no son otro sino el de hacer de las personas, personas tolerantes, respetuosas entre ellas y para con el medio en que viven (ver, Delors et al., 1996). ¿Será importante recuperar en nuestra educación y sistema social, económico y político la importancia del campo de la metafísica y su papel en la consecución del propósito de vida y realización y plenitud del ser? ¿Nos conduciría la evolución de nuestras conciencias a una cuarta fase evolutiva definida por Teilhard como cristosfera?
De lo que no cabe duda es que orientar nuestros esfuerzos educativos en el desarrollo de la tolerancia y, por ende, en nuestra inteligencia emocional, no solo se circunscribe al marco de acción educativa mundial que viene proponiéndose e impulsándose desde hace casi tres décadas, sino que, por igual, se alinea tanto con aquellas averiguaciones que ha venido dilucidando la ciencia y pensadores como con nuestro propio sentido común. ¿Acaso no es feliz cuando respeta y aprecia que le respetan?, ¿acaso no siente paz cuando se siente integrado socialmente? Como verá, es fácil de digerir esto, créame: somos conciencia, somos luz, y más felices estamos cuando brillamos. ¿Residirá nuestra luz en la energía que proviene del amor? En este sentido, la hija de Albert Einstein recientemente nos ha revelado en un vídeo la importancia, según su padre, del amor como fuente de energía de todo ser vivo que fundamenta y explica, al unísono, la Teoría General de la Relatividad.
B. LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL Y LA AUTORREALIZACIÓN SEGÚN KURT GOLDSTEIN.
Siguiendo la línea de interrogantes propuesta, la cual nos permitirá profundizar en el conocimiento de aquello que denominamos «iluminación intelectual» e «iluminación espiritual», nos aventuramos a contestar esa primera pregunta: «¿existe un vínculo entre la iluminación espiritual y la motivación de la conducta humana?»
En este sentido, al indagar aquellas necesidades que mueven al individuo en su autosatisfacción alcanzamos una coherente conexión de las mismas con la propia «iluminación espiritual». De acuerdo a Modell (1993) y VV.AA. (2008), Kurt Goldsein nos introdujo originariamente el concepto de autorrealización para hacer alusión a la «realización del potencial humano». En este sentido, hablamos de la expresión de la propia creatividad, la búsqueda de la iluminación espiritual, la búsqueda del conocimiento y el deseo de darle a la sociedad. Todos estos no son sino ejemplos de autorrealización. Es más, de acuerdo a este teórico organísmico «la tendencia a realizarse a sí mismo tanto como sea posible es el impulso básico…el impulso de autorrealización es la motivación verdadera» (Modell, 1993, p. 44).
Como podemos apreciar, la tendencia a realizarnos a nosotros mismos es un impulso básico, es aquella verdadera motivación que logra la realización de todo nuestro potencial como seres humanos. En una primera aproximación, podemos apreciar que este potencial presenta diversas metas, como por ejemplo: la expresión de nuestra creatividad u originalidad, el deseo de dar a la sociedad y la propia iluminación espiritual, vista como la experiencia de un sentimiento de felicidad, gozo y paz excelsos y alcanzados desde aquel camino espiritual que, por antonomasia, es virtuoso, como ahora veremos. Con todo, son otros estudios al respecto los que amplifican y procuran un mejor entendimiento de la autorrealización y, por igual, los revisaremos.
C. CONVERGENCIA DEL TAOÍSMO Y DEL PENSAMIENTO DE KURT GOLDSTEIN EN EL DESARROLLO DEL POTENCIAL DEL SER COMO ILUMINACIÓN ESPIRITUAL O AUTORREALIZACIÓN.
Acabamos de establecer un vínculo entre la iluminación espiritual y la autorrealización, este no es otro sino la «realización del potencial humano». De esta manera, y siguiendo nuestro esquema interrogatorio, cabría cuestionarnos: «¿convergen en la realización del potencial humano alguna filosofía o doctrina ancestral y algún propósito que sirva de vector para construir alguna teoría de la motivación humana?»
En primer lugar, resulta conveniente subrayar que esta «realización del potencial humano» estudiada por Goldstein es precursora de la teoría de Abraham Maslow. De abordar su trabajo, entendemos que la autorrealización es el climax de dicho potencial, es el punto álgido de la satisfacción de las necesidades de las personas; algo que puede apreciarse desde la experiencia sensible junto a aquellos rasgos de personalidad y patrones de conducta que manifiesta la persona autorrealizada (ver Modell, 1993; VV.AA. 2008). Con todo, procuraremos un estudio y comprensión de su Teoría más adelante.
Siguiendo la intención de esta cuestión, si hemos podido dilucidar que esa «realización del potencial humano» es el vector que direcciona la «Teoría de la Motivación Humana» de Abraham Maslow; ahora cabría apreciar cómo la filosofía taoísta converge en dicha motivación verdadera para alcanzar el desarrollo del ser, para alcanzar dicho potencial; lo que denomina «Te».
En este sentido, y por ser breve, la simple recuperación de la apertura del libro de «El Te», dentro de la obra «Tao-Te-King» de Lao-Tse, nos proporciona un esclarecedor entendimiento del mismo. De esta manera, esta introducción nos dice así:
«La versión primitiva de la palabra «Te» muestra un cruce de caminos con un ojo en su centro, al igual que «Tao», pero con el dibujo de un corazón añadido. Su sentido exacto es «virtud», «poder» o «potencia«».(Golden (Tr.) Lao Tsé, 2014, p.51)
Aquí cabría señalar que la propia introducción nos advierte que por el concepto de «virtud» ha de entenderse el sentido original del latín, esto es, «la calidad inherente o innata de una cosa», no en el sentido de la moral. (Golden (Tr.) Lao Tsé, 2014, p.51).
Por igual continua diciendo: «Expresa la medida de la fuerza innata de una persona. Al valor simbólico del ojo que discierne el camino se añade el del corazón, que en la cultura china es la sede de la mente y la inteligencia, de la voluntad y el coraje, además de las emociones y pasiones». De esta manera, «El conocimiento del «Tao» otorga el «Te», el poder de hacer las cosas» (Golden (Tr.) Lao Tsé, 2014, p. 51).
De acuerdo a esta exposición y al conocimiento y experiencia personal con esta filosofía y con las artes marciales que se erigen sobre dicho pensamiento, Kung-Fu de Monjes Shaolín, podría discernir que tanto la regulación de nuestra conducta, como el autocontrol y dominio de nuestro cuerpo – que parecen fruto de nuestro raciocinio, de nuestra mente – son en realidad la consecuencia y el fruto que se consigue en la perseverancia y en la persistencia, en nuestra fuerza, en nuestra resiliencia; siendo todas ellas consecuencia de la autodisciplina que nace en nuestra voluntad. «La verdadera disciplina no es impuesta, nace de nosotros mismos», Proverbio Oriental.
Así es que el error y la persistencia y perseverancia que acompañan al coraje y a la voluntad por superarte en el entrenamiento personal – por ejemplo – son los que nacen en la emoción, en el corazón y, consecuentemente, son los que permiten el desarrollo de nuestra potencia. Aquí es donde nace la verdadera focalización o atención plena, cuando logramos un entusiasmo tal, fruto de nuestra emoción, que logramos fluir como el agua. «Be water, my friend», diría Bruce Lee, amante de la filosofía taoísta como nos revela su propio «Jet Kune Do Tao», focalizado en la voluntad y en la economicidad de la física del movimiento.
De una manera análoga sucede con el acceso al conocimiento. En este sentido, no es hasta que descubres dentro de ti mismo aquello que en apariencia te trasmite el conocimiento sobre cualquier asunto, materia o tópico, hasta que no alcanzas el entendimiento de que la sabiduría es la que logra alcanzar la sagacidad con que discernir cualquier asunto, tópico o problema. Esta potencia o poder de hacer las cosas que es definido «Te» y encuentra imagen en la sabiduría es la consecuencia del camino, «Tao»; esto es, es haber alcanzado la capacidad de discernir el «camino correcto» y «tomarlo».
Así es que se «toma el Te en el camino», esto es: se alcanza el corazón (entendimiento y unión con el Tao) en el cruce (ojo – discernimiento) del camino (manera de ser, hacer las cosas, aquello que nace y es fruto de tu amor y voluntad) y gracias a tu esfuerzo y dedicación movidos por el espíritu (mano que sale del camino). Así, «la verdadera fuerza reside en el espíritu» (Bruce Lee).
Luego, muchas son las caídas y los errores que nos conducen a nuestro «Te» dentro de un camino virtuoso. No es de extrañar una máxima que empuja en el coraje, la valentía, la resiliencia y la imperturbabilidad en pro del descubrimiento de tu sabiduría y propio perfeccionamiento o potencia: «Si te caes siete veces, ¡levántate ocho!» (Proverbio chino). Aquí, «ocho» hace alusión al óctuple sendero, a haber caminado todo el camino, esto es: la iluminación espiritual e intelectual que, como vemos, nace y es fruto de una manera de ser y vivir humilde, desapegada y focalizada en la bondad, la misericordia , el coraje, la resiliencia y la autodisciplina – por ser breve -.
En resumen, no solo esta primera definición de Goldstein sobre «la autorrealización» es precursora de las investigaciones y teoría de Abraham Maslow sobre la motivación humana, sino que es la esencia del objeto hacia el que conduce el Tao o Dao (camino) que lega el conocimiento filosófico taoísta de Lao-Tsé, esto es: el Te como desarrollo de la potencia del ser (Golden (Tr.) Lao Tsé, 2014, p.51).
C. LA AUTORREALIZACIÓN COMO BIEN ÚLTIMO Y LOGRO DEL SER HUMANO SEGÚN LA TEORÍA DE LA MOTIVACIÓN HUMANA DE ABRAHAM MASLOW.
Por igual, indagar en la verdadera esencia y existencia de esta «iluminación espiritual» nos conduce a que, fruto de aquellas capacidades y habilidades que se van desarrollando y puliendo desde y en nuestra conducta y nos conducen a ser personas honestas, bondadosas, misericordiosas, leales, verdaderas, justas, fuertes, resilientes, entre otras, – muy orientadas en la inteligencia emocional – es donde entendemos la «autorrealización» del ser visto desde el conocimiento que nos lega la «Teoría de la motivación humana» de Abraham Maslow.
En este sentido, profundizar en esta teoría tan extendida en el campo de las Ciencias Empresariales y Económicas (la conocí en segundo curso de mi titulación, gracias a nuestra profesora, Mercedes, de la Universidad de Sevilla) nos conducirá a conocer aquellas fases motivacionales que se concatenan en la evolución del ser y están supeditadas a la consecución de logros y satisfacción de necesidades; siendo su meta última la autorrealización. Algo que, desde milenios atrás, nos define la visión aristotélica en su «Magna Moralia» tanto de la felicidad, como del bien supremo del hombre que logra tal felicidad (Rodríguez (Tr.), Aristóteles, 2020).
De esta manera, profundizar en el conocimiento que nos transmite Abraham Maslow y, por igual, el conocimiento filosófico accidental que nos lega Aristóteles – contraponiéndolo con Pitágoras, Sócrates y Platón-, nos devuelve una basta conexión entre esas necesidades o bienes en el hombre que conforman su vector de movimiento en la consecución de su felicidad, de su autorrealización.
Siguiendo esta línea, para comprender cómo es que nos dirigimos a la autorrealización como logro último y clímax de nuestra existencia y sentido de la vida, se hace necesario abstraer el conocimiento que nos lega Abraham Maslow en su Teoría. Posiblemente, un breve repaso a la misma nos haga entender con claridad qué es eso de la «Motivación Humana» y cómo es que está vinculada a la autorrealización como clímax.
En este sentido, y considerando el papel de la Ciencia de Empresa y Economía, una breve definición de la economía en sí nos puede servir de referencia para abstraer la importancia de esta Teoría en este campo. Siguiendo esta linea podríamos decir que la economía es aquella ciencia encargada de asignar y repartir recursos disponibles y escasos para satisfacer las necesidades humanas.
Solo considerando el vínculo con la satisfacción de las necesidades es como se nos presentó esta Teoría en clase, concretamente fue considerando la reflexión sobre nuestras propias necesidades y nuestra satisfacción. Así, nuestra profesora, Mercedes, nos expuso la conocida Pirámide de Maslow y nos hizo reflexionar sobre cuál creíamos que eran aquellas que nos orientaban en nuestra motivación para la conquista y logro. Rápidamente mi mente se fue a la creatividad, la espontaneidad, la falta de prejuicios, la resolución de hechos…en fin, no son sino la autorrealización, pero es que apuntaba desde pequeña en estas cosas. Incluso desdeñaba el éxito o el reconocimiento social que la precede, total, leí autorreconocimiento, así que con reconocerme a mí misma, guardármelo para mí, y saber que soy un tiro al aire…yo quería autorrealización.
Después de todo, a pesar de esa inocencia que conlleva ignorar la Teoría al completo y esos 19 añillos, no iba mal encaminada, como he podido descubrir a lo largo de los años. Es esto el sentido de la vida, aquello que todos buscamos y que, afortunadamente, descansa en la moralidad, en la falta de perjuicios, en la creatividad y la originalidad, en el cuestionamiento de las cosas, en la mente resolutiva, en ir más allá de los moldes o modas del momento, de los convencionalismos sociales; después de todo, no es que sea aquello que verdaderamente me llama la atención y me motiva, sino aquello que logra definir más bien mi manera de ser. Con todo, si esto es algo que puede apreciarse en rasgos de la personalidad, ¿cómo conseguirlo definitivamente si es una necesidad?
Desde luego que el camino espiritual hace mucho para ayudarte a transcender ese «éxito» que encorseta la sociedad en lujos artificiales y apariencias que no terminan de hacer felices a las personas. Parece ser que falta algo, y ese algo es desapegarte del ego que acompaña a este «reconocimiento social» y moverte más en subrayar tus verdaderos valores personales, aquellos que te hacen único y hacen fuerte tu personalidad.
Estaríamos hablando de reforzarte en el sentido de la honestidad, de la verdad, de tu singularidad, de tu sentido de la justicia y de orden, entre otros. De esta manera, es fácil abstraer que si las personas se amoldan a convencionalismos, a apariencias o a una doble moral que los impide ser ellos mismos, difícil se les presenta la autorrealización; puesto que impide el gozo de aquella verdadera felicidad que descansa en ser honestos y verdaderos consigo mismos, por ser breves.
Con todo, es importante considerar que esta pirámide no son sino eslabones que concatenan nuestras necesidades. Unas necesidades que se presentan graduadas desde las más básicas o fisiológicas, las de seguridad, las de afiliación, las de reconocimiento, hasta alcanzar las de autorrealización. En este sentido Maslow nos advierte que no necesariamente para ascender en esta graduación han habido de ser completamente satisfechas todas, aunque sí en cierto grado.
De concentrarnos en la autorrealización, que es el tema que nos ocupa, cuando vemos que contamos con nuestras necesidades fisiológicas cubiertas, especialmente la salud, por igual contamos con aquellos medios que nos garantizan seguridad, gozas de relaciones de afecto o, más aún, has comprendido que el amor es desinteresado y es algo que te mueve en todas tus relaciones; has alcanzado tu propio autorreconocimiento desde tu humildad y es algo que te hace feliz, además de contar con la confianza, el respeto de aquellas personas que te conocen y cierto grado de éxito personal y de acuerdo a tu manera de ver el éxito (es tan variable como la percepción personal de la felicidad) probablemente estés en esa fase donde te refuerzas en tus valores, moralidad y, probablemente, traspasas los convencionalismos, siendo independiente de la cultura dominante, reconociendo que tienes falta de prejuicios con estas cosas y que eres espontáneo e, incluso, desinteresado y desprendido. Es probable que te centres en los problemas y los enfrentes en virtud de tus soluciones y fruto de tu propia visión personal. En este sentido, estamos hablando de una persona autorrealizada.
Pero, ¿qué más acompaña a esta persona autorrealizada?, es más, ¿qué es aquello que verdaderamente nos hace apreciar tal autorrealización, tal iluminación espiritual? Pues no es otra cosa que el sentirse feliz, gozoso y lleno de paz y tranquilidad. Una experiencia asimilada a la que se manifiesta en la iluminación espiritual, como hemos visto. Y si nos preguntamos, ¿cómo reconoce Maslow este sentimiento de satisfacción plena y felicidad? De acuerdo a Maslow, reconocemos ese sentimiento feliz en: la verdad, la bondad, la belleza, la unidad, la integridad y transcendencia de opuestos, la vitalidad, la singularidad, la perfección, la realización, la justicia y orden, la simplicidad, la riqueza ambiental, la fortaleza, el sentido lúdico, la autosuficiencia y búsqueda de lo significativo.
En este sentido, fácil es ver que si con tus conductas y manera de ser te alejas de la bondad, de la integridad personal, de la moralidad, de la unidad, de la honestidad, de la justicia, de la verdad…mucho camino te falta por recorrer para alcanzar a ser una persona satisfecha y, consecuentemente, feliz.
D. UN AVANCE PARA SEGUIR REFLEXIONANDO.
Otro día profundizaremos en la experiencia de la felicidad en la autorrealización, considerando las aportaciones y nexos de unión entre la Teoría de Motivación de Abraham Maslow y el Pensamiento Aristotélico precursor de la Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino.
Desde este objetivo primero lograremos conectar el conocimiento que nos otorga una mirada atenta al mismo y, así, poder dar respuesta a aquellas cuestiones primeras sobre la profundidad en que ha sido este logro de realización y plenitud estudiado a lo largo de nuestra historia y conectado, a su vez, con la iluminación espiritual. Por igual, nos permitirá analizar dónde convergen la iluminación intelectual y la espiritual. Es muy probable que incluso coja tintes sociológicos o económicos ya estudiados a lo largo de nuestra historia y nos devuelva nuevas preguntas y respuestas que nos encaminen en nuestra «Noosfera».
Finalmente, aún siendo mi personalidad y conductas alineadas con esta autorrealización que define Maslow desde su Teoría de la Motivación, y siendo mi manera de hacer las cosas tan orientada en la virtud propia del Taoísmo (lo descubrí a los ocho años cuando me incorporé a clases de Kung-Fu por un monje Shaolín); puedo decir con un profundo amor y certeza, desde lo más hondo de mi corazón, que ha sido gracias a mi hijo que me siento autorrealizada plenamente. Como suelo decirme, por más estudios y cosas que sepa hacer, no hay nada en esta vida que me satisfaga más plenamente que ser la mamá de mi hijo, de mi muñequito lindo, de mi Juan.
Con amor infinito, a mi niño, mamá. Una mamá que te saca de la ola y es tu «súperheroa».
Cardona, F. (Tr.) John Stuart Mill (2011) On Liberty ( Sobre la paz) Edición especial para el MUNDO. Madrid: Ciro Ediciones, S.A.
Golden, S. (Tr.) Círculo de Lectores (Ed.) Lao-Tsé (2014) El Libro del Tao. Barcelona: Círculo de Lectores S.A.
Martínes, T. Y Rodríguez, L. (Tr.) Aristóteles (2020) Poética y la Magna Moralia. La Biblioteca Clásica Gredos. Barcelona: RBA Libros S.A.
Modell (1993) The Private Self, Cambridge, Massachusetts : Harvard University Press.
Muñoz, J. (Tr.) Inmanuel Kant (2005) Zum ewigen Fiedem. Ein philosophischer Entwurf. ( Hacia la paz perpetua. Un esbozo filosófico) Edición especial para el MUNDO. Madrid: Ciro Ediciones, S.A.
VV. AA. (2008) Filosofía y ciudadanía I. Madrid: Santillana, 2008.
Links de consulta:
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https://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_de_Aquino
https://es.wikipedia.org/wiki/Metaf%C3%ADsica_(Arist%C3%B3teles)
https://es.wikipedia.org/wiki/Ontolog%C3%ADa
https://es.wikipedia.org/wiki/Metaf%C3%ADsica
https://es.wikipedia.org/wiki/Trascendencia
https://es.wikipedia.org/wiki/Inmanencia
https://es.wikipedia.org/wiki/Inmanencia
Noosfera – Wikipedia, la enciclopedia libre
t-veo 03. Mindfulness in business (Part I)
When you build in silence, they don’t know what to attack.
Buddha