Etiqueta: Construcción de nuevo escenario económico

Maíz y Ajedrez-.

Artículo reeditado. Publicado originariamente en Abril de 2020.

Cuando se pesca es mejor echar más a los peces, echar en abundancia; porque cuanto más das, más terminas recogiendo; como todo en la vida.

Juan J. García Barros – mi padre-

1. Introducción: el maíz en el Ajedrez.

Habiéndome especializado en Dirección Estratégica Internacional, como tal, no puedo negar que siento fascinación por las raíces de esta disciplina. Unas raíces que se encuentran ni más ni menos que en el mundo militar y sus estrategias y tácticas de guerra y ocupación. Con todo, no menos importante es ese juego de estrategia militar ancestral – todo un deporte olímpico hoy día -, es decir: el ajedrez.

El Ajedrez es un juego que me ha acompañado toda la vida. Desde muy pequeña recuerdo a mi abuelo Pepe – una vez terminada la «bulla» del mediodía – sentarse en la mesa del fondo con algún cliente extranjero. Unas veces lo era francés, otras veces italiano, alemán, inglés… Claro que con los franceses tendría más afinidad, él estuvo viviendo unos años en París y, la verdad, aprendió bastante bien la lengua. Así, de competir con algún contrincante francés, además de contar con el tiempo perfecto para comentarios – más de los justos – en otra lengua, también ganar podría apreciarse como un momento de superioridad sobre el otro pueblo – esto suele pasar, trascendemos la «realidad» de las cosas en las experiencias místicas, como lo es jugar contra un oponente de otra nacionalidad – .

Tanto el juego, como el hacer dadora a la finura que se espera de quien conoce otra cultura y sabe expresarse en la misma, son tácticas con las que mi abuelo – y posteriormente mi padre -, rendían gentileza al saber estar francés, italiano o alemán – por poner un ejemplo -. Esto les procuro una ventaja en lo que era su negocio hostelero, uno de los pioneros en la playa de Granada. Aunque también lo era el de mi abuelo Antonio – mi abuelo materno – en la Playa de la Rijana. También aficionado al ajedrez, aunque, sobre todas las cosas, a la pesca. De hecho, casualmente, conoció a mi padre pescando, mucho antes de ser novio de su hija – para ese entonces, ya había fallecido – .

Es curioso que esta simpatía por la restauración, y de manera aventurera, sea compartida por parte y parte; no os extrañe que haya dado yo el paso de traerlo a la nube, junto al suelo ajedrezado del Café Alquimia.

Con todo, volviendo a esta reminiscencia familiar, fue toda una tradición en nuestra casa la del Ajedrez. Mi abuelo Pepe enseñó a mi padre – Juan – a jugar. Mi padre, que es grandioso cuando algo le fascina, terminó siendo campeón de Andalucía y Subcampeón de España, creo recordar. La cuestión es que era buenísimo, le encantaba y terminó enseñándonos a todos sus hijos a jugar. Disfrutaba una barbaridad enseñándonos y, con los años, debatiéndose en duelo. Nos enseñó muchas tácticas, ataques y defensas. Y, también, nos enseñó filosofía, si sabes apreciar la hermeneútica de su dictado. Por ejemplo, recuerdo que me decía: «¿has visto cómo me ha ganado hoy el francés? Pues, a veces, no solo hay que saber perder, si no saber dejarse ganar». Entonces, nos mirábamos mutuamente y sabía que lo había entendido; sonriendo le decía: «¡qué bien echas el engoo!» Esto sería el maíz de este ajedrez. El dinero es un estiércol estupendo como abono, lo malo es que muchos lo toman por la cosecha.

Joseph Joubert (1754 – 1824).

«¡Qué bien echas el engoo!» ya era materia para otra enseñanza. «Cuando se pesca es mejor echar más a los peces, echar en abundancia, porque cuanto más das, más terminas recogiendo; como todo en la vida», venía a decirme mi padre. Esto, hoy día, es toda una clase magistral de economía: la de incrementar la capacidad económica de las economías domésticas (los peces del mar – que somos todos- ), para mejorar el rendimiento y beneficio de la comunidad/país/planeta (el de todos). El efecto expansivo económico debido al incremento en las rentas de las «unidades» de «consumo e inversión«.

Habría aquí materia para revisar el postulado de Keynes, hacernos nuevas preguntas, tal vez rediseñar los mercados de valores y enfocarlos en la «certeza», en su perfección, podría ser un comienzo, una nueva cosmovisión. ¡Vayámos a por ello!

2. El Jaque Pastor: algo más que una jugada.

De entre las enseñanzas que me transmitió mi padre en el Ajedrez está la que viene asociada al «Jaque Pastor». Para los no conocedores de este maravilloso deporte mental, la historia de esta jugada es ancestral y, a la vez, muy reveladora del comportamiento humano. Tan antigua es que, aunque podría variar en el lujo de detalles que se ofrece, siempre es la misma.

La que yo conozco pone en el tablero, no solo a dos contrarios, si no a dos opuestos de la sociedad: a un noble y a un pastor de ovejas. El Ajedrez, un juego asociado a la realeza y nobleza, aquella cúspide de la sociedad que se pensaba merecedora de éste juego, ya que implicaba grandes destrezas mentales – las que se esperan de personas muy inteligentes como se hacían éstos a sus propios ojos – no era merecedor de la plebe, del campesinado. A las clases plebeyas se le ofreció distancia en su participación y capacidad para el juego, lo que no quita que lo jugaran por igual.

En esta ocasión, caminaba el noble por sus tierras cuando advirtió a un joven pastor jugando al ajedrez. No le simpatizó en absoluto, con lo que, al hacerse como éste el pastor – en inteligencia y capacidad -, el noble lo retó a una partida en la que, como premio, se debatía la propiedad del rebaño o su multiplicación. Así, el noble retó al pastor con: deshacerse de su rebaño en caso de perder; sustraer una cabeza de ganado por cada movimiento que lo hubiera conducido a su fracaso de hacerse un igual, aún en tablas; y, por el contrario, el noble multiplicaría su ganado por el número de movimientos que lo condujeran a su éxito.

A pesar de que la propuesta no se presentaba equilibrada, el pastor había de acceder forzosamente. De esta manera, al pastor no le quedó otra que rogar al Dios del Cielo por su iluminación; de quedarse sin ganado, no tendría sustento para su familia.

Se dispuso el tablero y sus elementos y, en solo cuatro movimientos, el pastor derrotó al noble. El noble, irritado por tal hazaña, en su soberbia le preguntó, con ánimo de amedrentar al pastor: «¿cómo puedes ser tan éstupido, de tener esta capacidad para el juego, cómo no has realizado más jugadas, tu rebaño sería aún mayor?» A lo que contestó el pastor:

		"Tenía 100 cabezas, 
		ahora tengo 400, 
		mas, cabida, mi Señor,
		no encontraré ni para éstas.  

	05	Habré de sacrificar unas pocas, 
		llevarlas a matadero;  
		otras de las que me sobran 
		las regalaré a compañeros. 

		Mas, en  cuatro movimientos, 
	10	como por obra del Cielo,
		le he dejado una enseñanza
		que recordará siempre, creo".

Preguntarnos por la enseñanza de esta jugada, rápido nos puede conducir a la primera regla del oro del ajedrez: no subestimar a tu adversario. Una enseñanza propia de la milicia y de las artes marciales. Mas, la transcendencia de esta partida alcanza: (a) los estratos sociales, (b) el desequilibrio al que se somete a la clase obrera desde el acceso al poder, (c) programar al pueblo en la incapacidad para acometer asuntos de gran envergadura ya que requieren de conocimiento, (d) frenar el acceso al conocimiento a la clase obrera y (e) ofrecer una desventaja tanto en los resultados económicos a conseguir como en las condiciones de acceso al juego – pensar que se puede perder todo o casi todo, es una conducta que hostiga al contrario, infiriendo temor – .

3. Un Nuevo Escenario: Jaque Pastor al Deep Estate.

A. Comprendiendo el porqué de una nueva receta para la cocina de la «casa».

¿Podríamos decir que, hoy día, nuestro ente político, institucional, gubernamental, de derecho – nacional e internacional – se acerca a la posición de este noble en el tablero de juego?, ¿nos acercamos nosotros a la figura del pastor?

Esta apreciación puede valer como una parábola desde la que plantearnos muy diversas cuestiones. No obstante, para el momento y en relación con la intención de proponer una cosmovisión y revisión al postulado del keynesianismo, bien puede valer la celeridad de esta jugada y su simpleza para proponer una gran observación que puede transformar toda una Economía y, consecuentemente, su sociedad y bienestar.

De esta manera, a continuación se propone un nuevo escenario económico junto a prácticas económicas totalmente viables que hacen plausible la propuesta desde la simpleza. Esto es, sin entrar en materia científica de manera dilatada. Pues, en este sentido se esperan acercar otros artículos desde los que ir comprendiendo cómo un nuevo escenario transforma la economía, a la vez que deviene en un nuevo paradigma social y económico. Se espera alentar la mente y corazón del ciudadano con observaciones, análisis y propuestas que hagan alcanzable el entendimiento de lo que a continuación se empieza a esbozar. Recordad siempre que es la idea fundamental sobre la que ir trabajando progresivamente. «No pongáis las tinajas antes de los olivos», dice el refrán popular.

No olvidar nunca que son muy plurales los profesionales eruditos en economía que defienden que no necesariamente el librecomercio es la mejor opción para el reparto eficaz y eficiente de los recursos de una economía y, con ello, alcanzar la optimización en productividad. De hecho, demuestra que no es así, es algo axiomático, ¿no cree?

Por otra parte, tampoco es que estemos hablando de economías autárquicas o cerradas, ni mucho menos se haga a un lado el librecomercio; hablamos de fórmulas mixtas que procuran la asignación eficaz y eficiente en los recursos de una economía desde adentro hacia afuera. Esto es un camino que nos conduce a la asignación eficaz y eficiente de los recursos de una economía y, con ello, es vehículo del pleno empleo nacional y, por extensión, mundial.

Siguiendo esta línea, el repaso matemático y teórico es complejo y se han de aunar muy diversos prismas para hacer comprensible qué se entiende simplemente por optimización de una economía. Más se dilata el asunto si consideramos el panorama actual, donde caminamos ya hacia una cuarta Revolución Industrial y, de la mano, hacia la construcción de una verdadera economía de cuatro sectores diferenciados.

¿Estribará muchas de nuestras deficiencias actuales en no saber desarrollar y tangibilizar «normas» para esa cuarta planta de la «casa«? En tanto la etimología de la palabra economía se deriva del concepto de «normas de la casa«, entendamos por «normas«: métodos, maneras, orientaciones, know-how, observación de resultados…Esto es, seamos positivos y normativos, a la vez. Seamos eclécticos y abracemos el liberalismo, pero con inteligencia y equilibrio. Siempre buscando el bien social y el desarrollo del verdadero Welfare. Algo que requiere de medidas sociales, de desarollo del Estado y, por supuesto, del librecomercio. Con todo, una apuesta breve para su comprensión está en echar la vista atrás y revisar con detenimiento nuestra memoria histórica económica. Los extremos en política económica y social no son la solución.

Siguiendo esta línea, la incertidumbre en la inversión de esa otra función que añade, Keynes, al dinero – la de ser un instrumento de inversión / incertidumbre desde la perspectiva del interés y el tipo de cambio de la divisa – y la hace dadora de toda una nueva visión de la Economía, bien en si misma traza un nuevo punto en el eje de coordenadas de nuestra economía, bien es también merecedora de volver a revisarse.

Esto es, de la misma manera que en su momento el pensamiento de Keynes irrumpió como una nueva cosmovisión que hizo posible los mercados financieros actuales, bien, hoy día, es merecedora de nuevas cuestiones que nos acerquen una realidad más profunda de su alcance y repercusión en el Bienestar de la Sociedad, en el reparto equitativo de la renta y, por supuesto, es merecedora de una nueva revisión desde la que considerar todo aquello que no fue cuestionado, observado y/o concebido en su momento, por ser simple.

De esta manera, ¿existe otra función del dinero relacionada con la incidencia que la inversión en I+D tiene sobre la formación y rendimiento del capital bruto y neto y empleo de recursos humanos y físicos? ¿Incrementará la eficacia y eficiencia de los recursos humanos y físicos disponibles si se destina más capital a este sector económico floreciente? ¿Posibilitará la intensificación de inversión de capitales en I+D nuevas fórmulas y empresas con las que generar un flujo constante y creciente de construcción de empresa y empleo? ¿Estribará en esta nueva función del dinero la observación del crecimiento social y humano y sus valores? ¿Posibilitarán nuevas fórmulas y empresas el desarrollo del Estado de Bienestar? ¿Se producirá un rendimiento por unidad monetaria invertida en I+D más que proporcional a dicha inversión? Esto es, ¿producirá economías de escala? Es más, ¿nos conducirá a una verdadera Economía y Sociedad del Aprendizaje? En tanto la Economía de Aprendizaje descansa sobre la mejora continua y asignación eficaz y eficiente de los factores productivos, ¿nos conducirá esta nueva función del dinero en inversión en I+D a la sostenibilidad de esta nueva casa de cuatro plantas?

Y si volvemos a cuestionarnos la perfección de los mercados y sus posibilidades, ¿es posible que el rediseño de la inversión de capitales dentro de mercados perfectos, con valores de renta fija, eviten las incidencias intencionadas por agentes externos con una basta capacidad económica? Esto es, ¿es posible que si trabajamos con más instrumentos de mercados de valores perfectos, no dejados al amparo de la «autorregulación» de capitales – ya que la mayoría se concentran en pocas manos -, se evite el desequilibrio inusitado de crisis financieras que aparecen repentinemente y, consecuentemente, se evite que se deprima la economía de aquellas zonas que no alcanzan a reponerse por falta de capacidad «monetaria» para la inversión propia? ¿Ayudaría a contrarrestar este efecto una «cuarta planta» más desarrollada?

Trabajar con la función de inversión a que se presta el dinero, desde la certidumbre (el conocimiento certero de aquello que se espera recibir), por una parte, elimina loobies y agentes que operan a gran escala y posiciones favorecidas desde el control/acceso de/a la información privilegiada; por otra parte, permite un reparto más equidistributivo de las plusvalías que ocasiona el trabajo (rendimiento) de los agentes económicos envueltos (consideremos los de todos los sectores y el propio Gobierno) y, con ello, permite un crecimiento sostenible, tanto económico como social, de todos los agentes y recursos involucrados en el ciclo de generación de plusvalías.

De esta manera, apuntamos hacía la mejora continua, la Economía del Aprendizaje, el desarrollo social y económico, la soberanía del pueblo y, consecuentemente, no se deja al arbitrio de unos pocos el ciclo económico y sus consecuencias sobre toda la población mundial.

Si se preguntan cómo se haría esto, las respuestas son extraordinariamente simples. Hoy vamos a trabajar las más fundamentales y, en especial, nos vamos a detener en una propuesta que ayuda a ir transformando nuestro paradigma actual. De hecho, el instrumento ya existe, los conocimientos económico y estadístico también, sin embargo, no ha sido explorado en su extensión.

B. El incremento progresivo de empréstitos en detrimento de la emisión de acciones.

Para empezar, supongamos que se incrementa progresivamente la emisión de empréstitos por empresas privadas para el acceso a capital y con un presupuesto de precios fijos para los mercados de bienes que se prestan a la especulación.

En lo que respecta a la emisión del empréstito en sustitución de la emisión de acciones, se abre la posibilidad del abanico de rendimientos – unas empresas podrán ofrecer mayores intereses que otros y dentro de uno u otro horizonte temporal -, claro que limita el arbitrio de fuerzas económicas exógenas en ese «libre comercio» y, por otra parte, dota a la empresa de mayor control económico, social y financiero. Esto es, se preserva la autonomía del cuerpo ejecutivo y de operaciones.

Esta simple medida, llevada a cabo de manera progresiva, ayuda a ir transformando el mercado. Eso es, transformarlo, no hacerlo desaparecer. Además, entre tanto el proceso es gradual, se presta a nuevas fórmulas e instrumentos.

Con todo, si os parece descabellado, sigamos leyendo. Y, recordemos, también, que en su momento Keynes y su cosmovisión fueron, además de concebidas en una fuerte depresión, ridiculizadas por muchos profesionales de este campo. Incluso recordemos a Schumpeter, quien vaticinó el acabamiento del capitalismo en detrimento de la intensificación del I+D y el desarrollo de la cultura organizacional como vehículo para construir identidades – desde las más singulares hasta las nacionales-. Hoy día son muy diversos los profesionales que dan crédito a Schumpeter y apuestan en este sentido. Otro día trabajaremos esta temática que resulta fundamental para construir la «cuarta planta«.

C. Las Criptomonedas Nacionales.

Siguiendo con la información inmediatamente anterior, basta con echar un vistazo a nuestras actuales criptomonedas. Nada más profundizar en su constitución, forma y «hermetismo», nos conduce a hacer observable que desde la opacidad de los «mineros» – estos pueden ser consorcios de inversionistas con gran poder – se pueden inducir alteraciones grandes en los mercados financieros.

Así que, consecuentemente, nos conduce a la necesidad de la presencia, en dicho mercado, de criptomonedas de nuestros propios Bancos Centrales – instituciones gubernamentales -. Las deficiencias de las regulaciones monetarias y fiscales en torno a estas monedas – que aún está por definirse – ocasionan bastante ruido fiscal y, consecuentemente, social y económico. Para que me entienda bien, me parecen un instrumento inteligente, práctico, útil, pero sus deficiencias son tales que requieren de la intervención del Estado desde la regulación que posibilita la sola presencia de un Activo Nacional. Éste puede procurar solvencia y seguridad al tráfico, para empezar; y una fuente de recursos para el Estado y nosotros los ciudadanos, para terminar y hacer la moneda más atracticva.

D. Desarrollo de Mercados Financieros Perfectos en el Sector Primario.

Por otra parte, con respecto al desarrollo de Mercados Fiancieros Perfectos en el Sector Primario, el establecimiento de precios fijos, como lo pudieran ser los de los productos agropecuarios, eliminaría el ruido que ocasiona la intermediación en la comercialización; no dejando inflar los precios debido a unas comisiones tan exageradamente elevadas que vienen, en ocasiones, a triplicar el beneficio del agricultor. Algo extraordinariamente injusto.

Una medida como ésta es transcendental para nuestra Economía. Además de no dejar al arbitrio de especulaciones el precio de nuestra cesta de consumo, estabiliza los precios y, por igual, es vehículo para un verdadero reparto equitativo y justo de la renta.

Pero, es más, no detraer la capacidad económica de los agricultores – por ejemplo – desde el ofrecimiento de precios ínfimos, conduce a éstos, desde una mayor renta, a promover el mismo sentido equitativo y justo en la contratación laboral. Lo que conduce a salir de esa precariedad laboral en que se encuentra gran parte de la población que trabaja como peón agrícola. Por igual, ayudaría a incrementar la contribución social de los mismos y, por ende, sacar a flote gran parte de la economía sumergida.

Con todo, esta medida no solo es de transcendencia económica y social, también lo es para el desarrollo sostenible y la cohesión social que se espera en nuestros Sistemas actuales. Comporta una mejora de las condiciones laborales, el disfrute de una mejor calidad de vida, una renta equidistribuida más alta, se orienta en la igualdad social, en el bienestar social y en el sentido de la justicia – por ser breves – .

E. La consecuencia de este Jaque Pastor.

Estos cuatro ejemplos de medidas combinadas devuelven en gran medida la hegemonía del control monetario y, por extensión, económico y social, a los gobiernos y/o sus monarcas. Son medidas que devuelven la soberanía del pueblo a sus pueblos. Porque, de navegar en una Economía totalmente desequilibrada, donde empresas privadas y grandes magnates, desde su presión, inciden en políticas gubernamentales que afectan al bienestar de sus gentes – que yo sepa – es poner la soberanía de los pueblos en las manos de quien más dinero tiene.

En este sentido, de ser muy pocos, ¿es merecedora la humanidad de que navegue en un mar con oleaje inducido, por ejemplo, por grandes movimientos de capitales de unos pocos o es merecedora de que sus gobiernos y monarcas procuren aguas tranquilas y pacíficas en las que navegar, no permitiendo que se caigan del barco? ¿Habrá que construir otro barco? Porque otro barco es fácil de construir siempre que cuente con el apoyo de nosotros, los ciudadanos. ¿Estará la transformación social, económica y política en salir de la zona de confort y abrirnos a nuevos horizontes?

4. Revisando la Teoría y proponiendo práctica.

A. Una mirada a la Teoría de la Competencia Perfecta.

En lo que ahora respecta, el solo hecho de considerar mercados perfectos, bien se merece poner al alcance algo de conocimiento económico. En este sentido, la comprensión de los mercados perfectos se puede hacer observable de considerar los fallos de mercado.

Siguiendo esta línea, la asignación no eficiente de los recursos disponibles en el mercado es lo que ocasiona aquello que denominamos «fallos de mercado». Es muy probable que halla oído hablar de ellos o, al menos, sea más de una la ocasión con la que se ha encontrado esta expresión. Una expresión que dice bastante por sí sola, aunque implica ciertos matices.

Para comprender los fallos de mercado podemos decir que esta asignación no eficiente de rescursos disponibles hace de los propios mercados, mercados imperfectos, en tanto no se puede obtener una situación óptima para la sociedad con respecto a dichos recursos comprometidos. En una situación de fallo de mercado, por tanto, se produce la intervención del Estado con ánimo de corregirlo. No obstante, la experiencia demuestra que la intervención ayuda a apaliar, contener o suavizar el problema que ocasiona dicho fallo, no llegando a eliminarlo (ver Mankiw, 2002).

Paradójicamente, cuando consideramos estas situaciones de fallo de mercado, estas imperfecciones, es porque concebimos a priori una teoría económica de Competencia Perfecta. Siguiendo esta línea, para ilustrar con más claridad cómo una situación que roza lo utópico (si existen algunos mercados perfectos, aunque los menos) termina por manifestar asignaciones no eficientes y eficaces de los recursos, podemos considerar el mercado de competencia perfecta, así como las caracterísitcas que lo definen.

En este sentido, de acuerdo a VV.AA. (2017), asistimos a un mercado de competencia perfecta cuando:

  • Existen muchos oferentes y demandantes, siendo el mercado Libre: no existe ninguna intervención de la autoridad.
  • Transparente: existe información perfecta.
  • Perfecto: no existe diferenciación en el producto.
  • Normal: el precio es independiente de la actuación individual de cada sujeto.Luego, es un mercado ajeno a las externalidades y a los fallos de mercado.

Sin embargo, parece ser que no es más que la definición de un mercado ideal que se utiliza en economía para determinar el equilibrio entre oferta y demanda, como se ha venido a mencionar con anterioridad. Un mercado en el que el Coste Marginal se equipara al Ingreso Marginal y éste al precio. De ahí, la razón de llamarse: precio aceptante.

Siguiendo esta línea, la economía de mercado demuestra que ante una situación perfecta, en muy corto plazo, los productores tienden a desarrollar estrategias de diferenciación del producto que las conducen a elevar su cuota de mercado y, así, erigirse como líderes que, a su vez, imponen un nuevo precio. Esto conduce a concebir el mercado como forzado, con lo que, de seguir siendo libre, transparente y orquestado por numerosos oferentes y demandantes, asistiríamos, ahora, a una organización de mercado de competencia monopolística. Este hecho es un fallo de mercado que justifica la ulterior intervención de la autoridad.

Sin embargo, si hablo de competencia perfecta y se originan estos «fallos», ¿cómo sería posible la propuesta?

A pesar de esta realidad, Mankiw (2002) nos recuerda que sí es posible asistir a mercados de competencia perfecta en la actualidad, especialmente los podemos encontrar en mercados de ciertos productos agropecuarios y en el de algunos títulos-valores. Donde contamos con muchos oferentes y demandantes, el mercado es libre, transparente, perfecto – sin diferenciación en el producto – y, lo mejor de todo, independiente de la actuación individual de cada sujeto; lo que se categoriza como normal.

Así, en las Bolsas de valores, los valores de los títulos se determinan de acuerdo a las leyes de oferta y demanda, existe información perfecta y, para determinados valores, el mercado es libre y normal. Podríamos hablar, en este caso, de determinados valores de renta fija.

De esta manera tenemos que si sustituimos la inversión en capitales de valores de renta variable ( acciones ) por valores de renta fija ( fracciones de deuda – obligaciones para la empresa – ), contamos con una asignación eficiente de recursos y necesidades – éste es un concepto arcaico de la Economía que descansa en adecuar los recursos a las verdaderas necesidades – . De esta manera, no se produce el «fallo de mercado» que, para estos instrumentos financieros, viene de la mano de la especulación, el control de información y el poder de participación de pequeños grupos. Esos ciclos de libre comercio quedarían restringidos al libre comercio, per se, de capitales, aunque con una esperanza cierta en la inversión; lo que conduce al autoajuste de recursos y necesidades reales y mantiene el mercado perfecto.

B. Una visualización de la propuesta: pensemos en todos.

De considerar el argumento propuesto, por su parte, los precios fijos para productos agropecuarios, eliman el ruido que ocasiona la especulación y, adicionalmente, son numerosas las contribuciones de esta medida para la expansión económica, el desarrollo sostenible y la cohesión social.

Si se preguntan ¿cómo hacer para que el espíritu de igualdad y justicia de esta medida sea extensible a agricultores y ganaderos, por ejemplo? Es decir, ¿cómo hacer para que agricultores y ganaderos se comprometan a una contratación digna de su personal y ayude a desterrar la precariedad laboral si se les ofrece un precio digno y dentro de un reparto equitativo y justo del beneficio que involucra su propio mercado? Basta con agilizar una medida instrumental que posibilite un control certero diario de la contratación. En este sentido, una app para firmar diariamente la jornada laboral sería una medida práctica y acertada.

Con todo, son muchas zonas agrícolas las que se encuentran comprometidas con sus trabajadores y procuran desterrar este sometimiento tan precario del jornalero. Para ello, se valen de la contratación mensual, como es el caso de la contratación en gran parte de las serranías.

Reflexionar sobre esta situación requiere de la reflexión de todos. Por una parte, tenemos agricultores y ganadores – por ejemplo -, con explotaciones pequeñas, tanto, que no alcanzan a cubrir los sueldos y salarios cuando los precios son tales que incluso hay que poner endeudamiento encima. Una ruína.

Por otra parte, tenemos autónomos, como un vendedor al por menor de verduras y hortalizas – por ejemplo -, éste, en su pequeño comercio, posiblemente necesite de un empleado. Este pequeño empleado, nada más que en media jornada, requiere de un seguro social de alrededor de 400 euros. Considerando que la contratación mensual de un jornalero no alcanza los 300, podemos apreciar lo injusto que le puede parecer a este pequeño empresario la posición del pequeño agricultor que mantiene en precariedad a su trabajador.

En adición al precio fijo para productos agropecuarios – por ejemplo -, ¿sería necesario crear nuevas fórmulas de contribución social económicas que afloren economía sumergida, por una parte; y, por otra, permitan una participación más justa y equilibrada de todos? En este sentido, disponer de más renta, fomenta el consumo y la inversión; algo, nuevamente, expansivo para la economía. Un ajuste, de ser necesario, podría apreciarse en tramos de renta y tipos y coeficientes, aunque también, puede no ser necesario de venir aparejado de un rebajamiento en los impuestos indirectos; los de consumo.

Si caminas solo, irás más rápido. Si caminas acompañado, llegarás más lejos.

Confucio

¿Qué sucedería? Sucedería que, si en vez de pagar unos 300 euros como autónomo, existiera una tarifa plana para todos de unos 80, ¿habría muchos más autonomos en España de esos millones que arroja la estadística?

Por otra parte, rebajar la contribución social general, también promocionaría la contratación por empresas o, lo que es más, la construcción de un tejido empresarial, cada vez, menos simple; cuna de la diversificación, diversidad, especialización, nuevas fórmulas, nuevas oportunidades, nuevas visiones, nuevas ideas. La unión hace la fuerza y caminar, lo que es caminar, se llega más lejos acompañado. Se llega más lejos desde la cooperación que brinda el propio centro de trabajo.

Porque, actualmente, de considerar nuevas fórmulas con las que empoderar a pequeños empresarios y autónomos en la contratación, está la figura del autónomo dependiente: aquel cuyo ingreso depende en al menos un 75% de un único «cliente» – creo recordar -. Esto es, es posible que si usted tiene un pequeño comercio de frutas y hortalizas y se siente agobiado con los seguros sociales, se sienta más aliviado si se plantea esta figura «contractual», la del autónomo dependiente. Transfiere la cantidad de su seguro como «mayor venta» en su autónomo dependiente y, por otra parte, se ha ahorrado un buen pico por cada trabajador. En adición, la «independencia» del trabajador puede fomentar la contratación de servicios de personal de despacho de ventas por otros empresarios con necesidades de recursos humanos puntuales. Una nueva manera con la que fomentar la cooperación entre pequeños empresarios y círculos que vendrían a configurarse como gremios.

En resumen, hablar de esta medida requiere de una involucración social de todos y de un espíritu del sentido de la justicia. ¿Se han parado a pensar muchos de aquellos que contratan a jornaleros y solo añaden unas pocas jornadas a sus trabajadores, tales, que requieren éstos de cinco o más campañas para poder acceder a una prestación de desempleo?

De esta manera, cuando se promueven nuevas medidas y dentro de un sector tan básico como lo es la agricultura, ganadería y pesca – por ejemplo – , requieren que vengan acompañadas de proyectos estatales que, bien los despleguen completamente, bien se envistan de concesiones administrativas u otras fórmulas, ayuden a crear nuevos empleos desde la creación de nuevas actividades o renovación de las mismas.

(En el artículo de opinión «La Alquimia del pastel y fiasco» promuevo algunas ideas que pueden ayudar al crecimiento y transformación de este sector).

Una ayuda con la que retroalimentar el sistema desde la creación de nuevas empresas sería la de fomentar el propio consumo interior de aquello que se produce. Otra, lo sería la de explotar aquellos recursos que se hacen dadores de nuevas fórmulas y, siempre, procurar alinearlos con los objetivos de desarrollo sostenible.

5. La unión hace la fuerza.

Como podemos apreciar, la observación detenida del comportamiento y norma de aquellas Organizaciones e Instituciones de las que emana nuestra puesta en funcionamiento, nos posibilita: un mejor entendimiento de aquellos factores que requieren una nueva visión que los haga merecedores de esa soberanía popular que promueven; la retroalimentación del proceso junto a sus puntos críticos o débiles; la apertura a nuevos modelos económicos y empresariales con los que conducir a la humanidad hacia el Bienestar y la paz; maneras con las que reinventar el proceso económico y contagiar a nuestros líderes, gobiernos y monarcas con el afán de superación y la mejora contínua.

Volviendo al Ajedrez, podría decir que la táctica y la estrategia son algo que he vivido desde muy pequeña. En la facultad logré ponerle nombre a esa perpectiva empresarial; sin embargo, más te aventuras a profundizar en la misma y en sus posibilidades, más aprecias lo susceptible que es cualquier doctrina, ciencia o entramado de relaciones, de ser objeto de un plan estratégico y táctico.

Si consideramos el Ajedrez, además de contar con la peculiaridad de ser cuestionado como un legado alienígena – junto al maíz -, es la cuna del «Arte de la Guerra» más vívida.

El Ajedrez descansa sobre pequeñas tácticas de juego que se concatenan desde la primera acción y la defensa posterior ante la primera respuesta del adversario. Según has abierto el juego, así te has abierto a distintas tácticas. Y, según observas la pluralidad de alternativas en ambos, el adversario y tu mismo, así es que puedes doblegar la ventaja en tu interés. Como podemos apreciar, es un juego donde la visión espacial, la lógica y la creatividad convergen. En este sentido, es una pena apreciar comentarios de algunos hombres que menosprecian las habilidades de las mujeres para este juego; como si ser bueno con la lógica o visión espacial fuera algo exclusivamente masculino y, en adición, sobre lo único en lo que descansara la táctica.

Con esta valoración podemos apreciar que aquella intención en la que se educa a la humanidad, la de hacer prevalecer el lóbulo izquierdo (el de las mates y lógica – por ser simple -) sobre el derecho ( el de la creatividad, el arte, la empatía y el pensamiento divergente), es la intención que guía a la humanidad. Cada vez más alejada de sus verdaderas raíces, de su verdadera esencia.

Hoy día todo apunta a una reconciliación de mente y espíritu; aquella que permite el sentido de la igualdad, la integridad y la tolerancia, porque simplemente descansa en nuestra inteligencia emocional, en nuestro corazón, en el amor. Ahí es donde se echa la templanza, nuestra mayor virtud. Esto es decir que hemos de ser equilibrados, tranquilos, ecuánimes y moldeados en nuestras decisiones. Y, por supuesto, rectificar siempre que eso nos devuelva la experiencia. Rectificar es de sabios, continuar encabezonados con algo que nos devuelve un fracaso tras otro, no es ser simplemente obstinados, sino estúpidos también. Luego, seamos sabios, es gratis.

En otra ocasión hablaremos de «El Cóndor y el Águila», para hoy, recordad que solo hay un camino para el verdadero avance, para el avance de todos y para la verdadera abundancia: la que nos trae el respeto, la paz y el amor. Este es el principio de la unión y el amor. Esto es templanza y es autodominio. Esto es pensar en todos y para todos. Esto es tener y poner corazón.


Con la ilusión de que mi hijo crezca en un mundo más justo y pacífico y líderes, con mucho Ai, me sientan en la distancia y le pongan garganta a este pensamiento que es todo corazón.

Agradeciendo a Dios que me ilumina el pensamiento; a mi padre, su inspiración; y a mi hijo, su verdadero amor.

A mis Ai, un beso.

  • Mankiw, N. Gregory (2002). Principios de Economía. Madrid: S.A. McGraw-Hill / Interamericana de España.
  • V.AA. (2017). Bloque de Economía para la Oposición al Cuerpo Técnico de Hacienda del Estado. Madrid: CEF