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Hoy somos….¡CRÍTICOS!

La educación es la llave para abrir la puerta de oro de la libertad.

George Washington Carver

Para comprender el alcance de este artículo, el cual versa sobre: (a) el pensamiento crítico y su reflejo o no en la educación pública, (b) los intereses en promover este pensamiento y contraponerlos con nuestra realidad e historia, (c) observar aquellos valores que se transmiten en la Educación y (d) hacer observable el distanciamiento en la Educación desde la estratificación social o «clasismo»; importante se hace valernos de una fértil herramienta para su ejercicio y desarrollo: la poesía.

La poesía, en tanto cobra sentido en su interpretación y entendimiento, va a resultar ser un enriquecedor vehículo para conducirnos en el cuestionamiento reiterado y, de esta manera, traer a la superficie aquello que, simbólicamente, queda oculto en el texto. Algo que, de contraponerlo con la realidad que nos ocupa y rodea, por analogía nos devolverá la hermenéutica del mundo en que vivimos.

En este sentido, alcanzaremos a preguntarnos: ¿procurará silenciar nuestro Sistema, hoy día, a aquellas personas que promueven el sentido crítico de las cosas, afloran la disonancia entre la normatividad y deseabilidad del sistema y las realidades social, económica y ambiental? o, por el contrario, ¿serían personas a las que, dada su contribución ética y moral – además de económica y social – , les concedería el Sistema un trato digno, justo y rayano con lo especial? Promoviéndose tanta participación y democracia…¿terminarán siendo ambas un mero espejismo?

Buceando en el mar de la vida revelaremos el conocimiento de aquello que queda sumergido y oculto bajo la expectativa de una afirmativa respuesta. Esto no es sino traer a la luz conocimiento, y está en la luz de nuestro pensamiento: en nuestra claridad mental. ¿Cuál será el súper poder del pensamiento crítico?, ¿cómo se logrará?

Vamos a parir el conocimiento del mismo y lo vamos a hacer conducidos desde el ejercicio práctico de la interpretación y análisis de la poesía. Para ello, vamos a abordar este crucero explorando una anécdota de infancia y un ejercicio universitario propio. Siendo de un calado tan emocional y personal todo el trabajo que se acerca, y habiendo sido la poesía tan importante y crucial en mi vida, ello resulta curioso y efectivo para dilucidar ese poder crítico con que la poesía nos dota.

Por el momento, vayamos al turrón: he aquí una anécdota de infancia para una hermenéutica agudizada al término de este artículo. Luego, de ser agua, bébeme hasta el final – te diría el mismo-.

A. Una anécdota de infancia.

 VIII. EL REINO PERDIDO (en otras versiones clasificado como Poema I) 

Las huestes de Don Rodrigo
desmayaban y huían
cuando en la octava batalla
sus enemigos vencían.

Rodrigo deja las tiendas (05)
y del real se salía,
solo va el desventurado,
sin ninguna compañía;
el caballo de cansado
ya moverse no podía, (10)
camina por donde quiere
sin que él le estorbe la vía.

El rey va tan desmayado
que sentido no tenía;
muerto va de sed y hambre, (15)
de verle era gran mancilla;
iba tan tinto de sangre
que una brasa parecía.

Las armas lleva abolladas,
que eran de gran pedrería; (20)
la espada lleva hecha sierra
de los golpes que tenía;
el almete de abollado
en la cabeza se hundía;
la cara llevaba hinchada (25)
del trabajo que sufría.

Subiose encima de un cerro
el más alto que veía
desde allí mira sus banderas,
y estandartes que tenía, (30)
cómo están todos pisados
que la tierra los cubría;
mira por los capitanes
que ninguno parescía.

Mira el campo tinto en sangre (35)
la cual arroyos corría.
El triste de ver acuesto
que gran mancilla en si tenía,
llorando de los sus ojos
de esta manera decía: (40)

"Ayer era Rey de España,
hoy no lo soy de una vía,
ayer tenía criados
y gente que me servía;
hoy no tengo ni una almena (45)
que pueda decir que es mía.
¡Desdichada fue la hora,
desdichado fue aquel día
en que nací y heredé
tan grande señoría; (50)
pues lo había de perder
todo junto y en día!
¡Oh, muerte!
¿por qué no vienes
y te llevas este alma mía? (55)
Pues, este cuerpo mezquino
te lo agradecería".

Romancero Viejo (o Romancero Español o Romancero Viejo Español)

Fui muy torpe en hablar, según me han dicho mis padres, pensaban que era «muarra» porque no lograba decir una palabra entendible para los tres años. Sin embargo, para esa edad, viendo a mi hermana mayor con sus tareas de párvulos, me fascinó eso de sentarme en una silla sobre otra para lograr alcanzar la mesa y, así, ponerme a hacer el copiado de todo aquello que veía.

Me fascinó eso de aprender. Entretanto me enseñaba mi madre a leer, aprendía, a la vez, la grafía de las letras. En poco tiempo, terminé leyendo, escribiendo y hablando. ¡Todo un hito personal! Pero como para no terminar siendo un hito, mi padre al repasar nuestras tareas se irritaba con los atranques y al final «me cundió más que quemar broza».

Para ese momento, me fascinaba una cartilla, escribir, leer y todo aquello que advirtiera relacionado. Según mis padres, solía despertarme muy temprano – sobre las cinco de la mañana o antes – y, en mi emoción e inquietud, me iba al salón de mi casa. Encendía la luz y empezaba a abrir y cerrar cajones buscando el material – no era consciente de que ocasionaba molestias – ; de esta manera, despertaba a mis padres.

Tengo el vago recuerdo de ver a mi madre aparecer de repente en el pasillo, claro que ella revive la escena y me vivifica el diálogo y el panorama: «¡Vero!, ¿qué estás haciendo?» – con la cara adormecida -, «¡venga, chiquilla, acuéstate ya, anda!» A lo que me negaba sin palabras, dando un paso atrás…y miraba con tanta ternura y encanto que terminaba mi madre diciéndome, algo así como: «bueno, pero no hagas más ruido, no abras más cajones…¿no ves que nos vas a despertar a todos?»

De mayor, cuando se ha recordado esta anécdota tan usual en mis costumbres de infancia, me han hecho saber que, al volver a su dormitorio, se reían de las cosas que tenía.

Por aquel entonces, para cuando tenía cuatro años, iba con mi madre al bar de mi abuelo Pepe. Ella se encargaba de ayudar en limpiar y dejarlo todo preparado en la cocina para el día siguiente. Unas tareas que hacía en las ausencias de mi abuela María y mi tía Paquita, quienes subían a pasar alguna pequeña temporada invernal en Asturias – región donde vive gran parte de mi familia paterna, hoy día- .

Entretanto acondionaba mi madre todo, me fue enseñando a mejorar mi lectura y a aprender a recitar poemas del Viejo Romancero. El primero de ellos fue «Fontefrida, Fontefrida»; sin embargo, terminó resultándome corto. Así que, nos aventuramos a aprender el Poema VIII, el de «El Reino Perdido». Al menos, así es como aparece clasificado en el libro de casa.

Desde ese entonces, he sentido siempre fascinación por la poesía y la literatura. En EGB, recuerdo que en séptimo curso apareció un nuevo proyecto educativo: «Poetas en el Aula», al que nos unió Doña Rosa Baena, nuestra profesora de lengua, tutora y directora del Centro – la mejor maestra que he tenido jamás: maravillosa y muy humana – . Eso de los certámenes, me encantó; y sacar a flote la capacidad expresiva del lenguaje lírico, me enamoró. Ponerme yo a escribir poemas es algo que he vivenciado en la música; también he sido cantante y no he podido evitar hacer mis propias letras y canciones. Es algo que me encanta.

Para cuando redacté este artículo, quise recordar ese poema que me enseñó mi madre, el cual recitamos ocasionalmente. Supongo que hacerlo juntas nos ayuda en las pequeñas lagunas de versos que podamos tener; de hecho, al procurar escribirlo de memoria he olvidado algunos versos, los cuales he ido a buscar.

Revivir este poema es revivir, además de mi infancia y recuerdos, la importancia de la poesía en nuestra Educación. Generalmente, a la poesía se la asocia con cierta debilidad y sensiblería, catalogándola, peyorativamente, de algo que «para nada sirve«. Cuando, precisamente, es la cuna, no solo de la más elevada destreza lingüística y expresiva, sino de la interpretación de figuras y recursos estilísticos portadores de todo un intenso simbolismo que nos ayudan a agudizar el ingenio, a ser sagaces y, consecuentemente, a madurar nuestro pensamiento crítico.

De considerar la capacidad interpretativa que nos proporciona la literatura y, en especial, la poesía, un acierto sería acercar el análisis de un video y canción para la intención, en parte, de este artículo: analizar la evolución de nuestro sistema educativo, su conexión con nuestro presente y aquellos valores que verdaderamente se promueven para el crecimiento y avance social y económico de nuestros días. ¿Se incluirá la poesía?

B. Una expresión práctica de las destrezas lingüísticas y literarias.

Siguiendo esta línea, volver la mirada a mi pasado reciente puede proveerme una expresión práctica de aquello que vengo a afirmar. De esta manera:

«Another brick in the wall» es una canción que va más allá de la crítica al sistema educativo de los años 50, los que correspondieron a su compositor, Roger Waters. Concretamente, su autor evoca el trauma de niñez que sufrió tras la muerte de su padre; momento que sintetiza como «un ladrillo en la pared». Su primer gran trauma.

Con cada una de sus experiencias traumáticas crea un muro, un muro que lo proteja. Posiblemente, en su propia visión de protección o burbuja que hace, utiliza un muro, como los muros de guerra donde murió su padre (Segunda Guerra Mundial).

Estos «ladrillos« (traumas) también representan a cada uno de los alumnos y los contextualiza en la escuela, donde reciben: oscuro sarcasmo – como menciona la letra de esta canción -, la pretensión del control moral y ético del sistema y una disciplina draconiana. Y donde conviven con profesores preocupados sólo en adoctrinar e insuflar más que obediencia. Características propias del paradigma tradicional, cuyo objetivo último es transmitir un conocimiento reglado, dentro de un sistema severo que no deja espacio para la creatividad, la autorrealización o la autonomía. Un sistema que opaca la motivación y el entusiasmo. Todo esto queda sintetizado en el minuto 1:48 de esta otra versión de la canción (…), donde escuchamos: «Repeat after me:..» (repite después de mí), después de haber ridiculizado al alumno por escribir poesía.

Vemos los niños desfilar como zombies a la trituradora: adoctrinados a los que se les castra la imaginación y la creatividad, y se les amolda a las directrices de un sistema controlador que, tomando la cadena de valor de Porter (1985) como referencia, nos hace productos «commodities»no diferenciados dentro de una cadena de producción.

Por eso: «¡Hey! ¡Profesores! ¡Dejad a los niños en paz!» . Como viene a decir Perez, (1999), dejad que aprendan a vivir y a ser. No solo a conocer y hacer (Delors et al., 1996) – en este sentido, cabe preguntarnos cómo se conoce y sabe en España, país a la cabeza en abandono escolar en la Unión Europea como más tarde analizaremos -.

Y, ¿qué sucede con el muro? Lamentablemente, entre todos van configurando ese muro que no les deja ver más allá, el muro del conformismo. Un muro que los separa de la autorrealización. Que los separa del «puding«.

Esta hermenéutica no es sino la interpretación de la canción y video de Pink Floyd: «Another brick in the wall» (¿veis que fascinante es el análisis propio de la «literatura» de la letra y video de esta reconocida canción?). Fue un trabajo realizado para una asignatura del primer trimestre, «Sociedad y Familia», del Máster del Profesorado que cursé en el año académico 2017-2018. Un trabajo, como podemos apreciar, que se enfoca en el pensamiento crítico y la hermenéutica y bien nos puede valer para hacer una crítica objetiva tanto a nuestro actual sistema como a esta nueva normalidad que se nos presenta para la Educación.

¿Qué quiere dar solución este análisis crítico? ¿Qué es aquello que nos transmite Pink Floyd en su canción y vídeo?, ¿qué quieren decir su letra y cada una de las secuencias del video? ¿Cuál es la transcendencia de su temática para la fecha en que fue compuesto y grabado este tema así como para la actual? ¿Por qué habrá sido una canción tomada como bandera para promover una educación integral, equitativa y transcendental para la vida de las personas? ¿Por qué la educación, según Nelson Mandela, será la mejor de las armas para cambiar el mundo?

Volviendo al sentido del análisis propuesto para «Another Brick in the Wall», se hace observable la importancia de la literatura y su temática lírica. Los recursos estilísticos utilizados en el lenguaje poético se transmutan en apreciaciones simbólicas en las imágenes del vídeo y, desde el entendimiento que nos proporciona esa plasticidad literaria del poema, podemos alcanzar un conocimiento más profundo de aquello que se nos presenta ante los ojos. Éste sería el sentido crítico que nos proporciona la métrica y el análisis literario para transmutarlo en la simbología del propio vídeo.

Ridiculizar al alumno por escribir poesía va más allá de ensordecer la sensibilidad de hacer sonar, con ritmo, las palabras; como podemos apreciar. Si la métrica, los recursos y la hermenéutica que lleva envuelta la poesía nos transmiten la enseñanza de ser un vehículo para ese «sentido crítico» que, en apariencia, espera de nosotros nuestro actual sistema educativo, ¿opacar esta sensibilidad y capacidad lingüística desde el desmerecimiento y humillación tendrá por fin último alejarnos de la agudeza, ingenio y sagacidad que le son inherentes? ¿Será esto cierto hoy día? ¿Estamos en un sistema educativo que se inclina, como en antaño, hacia la élite? ¿Interesará a la élite que la población goce de ese sentido crítico que contrapone la experiencia vivida con la normatividad y deseo de aquello que se promueve?

¿Contrastar nuestra realidad con la deseabilidad del sistema nos puede conducir a apreciar la relatividad de nuestra vida dentro de esa «ley general de aparente progreso«?

C. ¿Qué es el pensamiento crítico?

El sentido crítico, como vengo definiendo desde las habilidades que lo ponen de manifiesto (agudeza del ingenio, sagacidad, contraste de información e interpretación de datos y símbolos), consiste en aquel pensamiento que, desde el proceso que involucra, tiene como objetivos: analizar, entender y evaluar la manera en la que se organizan aquellos conocimientos que se pretenden interpretar y representar en el mundo; y, en particular, las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas (ver Kahneman, Slovic y Tversky (Eds.), 1982).

Esta última definición contrapone, en adición, el método científico delimitado dentro del campo de las heurísticas con la heurística en psicología; esto es, el atajo mental.

Con todo, un mayor entendimiento nos lo proporciona el definir de manera generalizada el concepto de «Heurística». En concreto, su definición atiende a los términos «hallar» y «descubrir». La heurística se refiere a aquellas ciencias, artes o disciplinas del descubrimiento; encaminadas, por consiguiente, en la aplicación de un método científico. En este sentido por «heurística» se entiende aquellos procedimientos, estrategias, esquematizaciones, silogismos, leyes o conclusiones sobre el conocimiento que se pretende hallar o descubrir de cualquier cosa (Wikipedia, 2021).

D. ¿Ha sido el pensamiento crítico de la ciudadanía amenazado a lo largo de nuestra historia?

Alcanzado el entendimiento de lo que el pensamiento crítico es, y habiéndonos cuestionado la importancia de la poesía – además de su ridiculización en el ejemplo propuesto – como instrumento para aflorar las destrezas de este pensamiento, bien se hace importante hacernos otras preguntas para abordar su contestación desde un pequeño marco teórico que las enmarca y arroja luz.

En este sentido, ¿seguirá nuestro sistema silenciando, hoy día, a aquellas personas que promueven el sentido crítico de las cosas, afloran la disonancia entre la normatividad y deseabilidad del sistema y las realidades social, económica y ambiental? o, por el contrario, ¿serían personas a las que, dada su contribución ética y moral – además de económica y social – , se les concedería un trato digno, justo y rayano con lo especial?

El pensamiento contracorriente no es rebelde, por el contrario, sigue su curso de pensamiento en otro sentido; aunque, acogiéndose a la propia norma, derecho y deseabilidad del Sistema establecido para todos. Por estas fundamentales razones es a contracorriente, normativo y opuesto a la rebeldía. Esto último, el pensamiento rebelde, sería la corrupción: se opone a la norma, viola el derecho, se aleja de la deseabilidad que promueve el Sistema y lo corrompe.

D.1. Jesús de Nazareth: el Salvador del mundo humillado en la Cruz.

Preguntar «si seguirá» nuestro sistema silenciando, degradando o humillando a personas que presentan un desafío al sistema, aún acogiéndose a derecho y norma y haciéndolos prevalecer – algo totalmente opuesto a la rebeldía, en tanto es sucinto a derecho – , encuentra más de un grave y transcendental antecedente: Jesucristo y Sócrates, por ejemplo.

Hablar del paso de Jesucristo por la historia se considera axiomático. Él, a quien consideramos la encarnación del Verbo en figura humana – predicha desde remotas edades -, aparece cuando la humanidad había alcanzado tal punto de materialización que no podría ser salvada a menos que el Espíritu Divino lograra manifestarse en el mundo físico. De esta manera, esa «Luz» que no había terminado de tangibilizarse en la Tierra, consigue encarnarse en Jesús de Nazareth y convertirse, así, en el Eje de la Evolución Humana (Schure, 1990, p. 9).

Con Jesús de Nazareth alcanzamos una revolución interior de valor incalculable; pues, logra cambiar la faz del mundo entero. Con Él surge una transformación de la mentalidad; una mentalidad que cabalga en una dialéctica entre: la sensibilidad y la inteligencia, la intuición y la razón. Importante se hace subrayar que, para aquel momento, prevalecía la videncia sobre la intuición y, la razón, estaba supeditada a un papel secundario: la Ciencia no era más que una hija de la Religión (Schure, 1990, p. 9).

Jesús de Nazareth es un antes y un después, su paso por la historia es tal que marca toda una «taxonomía» para la cronología de nuestros acontecimientos, de nuestra historia per se: antes de Cristo y después de Cristo.

Con Jesucristo concebimos a la Sabiduría primordial como una continuación armoniosa de esta dialéctica a la que obedece esta transformación de mentalidad. Desde este momento, el dominio del mundo material se convertirá en el objetivo de la humanidad; la razón empieza a predominar sobre el sentimiento (Schure, 1990, p. 9).

Luego, cabe preguntarnos si su presencia en la Tierra es la de enseñarnos esa transformación mental desde el equilibrio, la que nos conduce a nuestra «Luz», a nuestra «Verdad». ¿Cómo es que el ejercicio del poder, del dominio y del sometimiento de las gentes han venido creciendo, predominando la razón y alejando a las clases sociales?, ¿existe algún conocimiento que va más allá de aquello que promueven, a grandes rasgos, nuestras actuales religiones y que, sin embargo, no nos han venido a educar en él?, ¿existe un conocimiento oculto y esotérico en las enseñanzas del cual nos han alejado desde el aborregamiento?, ¿no fue dado este conocimiento para todos?, ¿es posible que si nuestra civilización hubiera crecido armónicamente, equilibrando nuestra sensibilidad (inteligencia emocional) e inteligencia, nuestra intuición y razón; nuestra civilización actual fuese verdaderamente civilizada, humana y justa?, ¿sería nuestra civilización, hoy día, armoniosa, solidaria, empática, pacífica?, ¿hubiera progresado nuestra civilización, de considerar tal equilibrio, de otra manera?

Definitivamente, ¿terminó Jesús de Nazareth por lograr aquel objetivo fundamental del que nos habla Schure? De no ser así, no haber alcanzado la humanidad tal evolución, ¿a qué podría deberse?

Desde luego que el conocimiento que nos transmite Jesús de Nazareth – cada una de sus enseñanzas a lo largo de los Evangelios- nos conduce al entendimiento de cómo autorregular nuestra conducta, cómo buscar ese equilibrio entre sensibilidad e inteligencia, intuición y razón; necesarios para conocer nuestra «Verdad», conocer que somos «Luz». Esto es, lo que en otras culturas y fes – cuestionado que también fueran conocidas por Jesucristo – se conoce como iluminación o despertar de la conciencia, entre otros (ver Schure, 1990; Tolle, 2001).

¿Podemos apreciar que fue silenciado? ¡Silenciado no!, podemos apreciar, de leer los Evangelios, que fue injustamente torturado y le propiciaron la más humillante de las muertes a condenados en su tiempo: la crucificción.

D.2. Sócrates: el error, la mayeútica y el despertar de la conciencia.

El paso de Sócrates por la historia es tal que supone un cero absoluto en el eje de cartesianas de la filosofía occidental. Es la figura filosófica que marca un antes y un después en el pensamiento «griego«. Precisamente se debe a concebir el pensamiento filosófico desde el prisma de la moral; además de su método, el cuál es la esencia del pensamiento crítico y su método científico. Este método es una heurística que nos conduce a contraponer ideas – incluso las ignoradas o el error-, cuestionarlas reiteradamente y, así, alcanzar a dar a luz el conocimiento de las cosas (ver Segura (Ed.), 2017).

Preguntarnos si la poesía habrá sido importante en el pensamiento de Sócrates, posiblemente nos conduzca a una respuesta afirmativa. Pues, Sócrates era capaz de recitar al completo toda la obra en verso de Esopo, un gran fabulista de la Antigua Grecia, semilegendario, caracterizado por su agudeza, brillantez y sagacidad; habilidades con que impregnaba cada una de las reflexiones y enseñanzas que transmitía en sus fábulas (ver Segura (Ed.), 2017, Wikipedia 2020A). Una muy interesante, precursora de la disonancia cognitiva, la encontramos en la Zorra y las uvas.

La transcendencia de la sagacidad, el ingenio y la agudeza que transmite el lenguaje lírico es fácilmente apreciable en las destrezas hermenéuticas y su conexión con la realidad. Son habilidades propias que conducen y, a su vez, son vehículo del cuestionamiento de las cosas. De esta forma, presentándose tan axiomático que cada uno de nosotros no puede saltar fuera de su propia sombra, fácil es comprender que somos una parte de aquello que encontramos en nuestro camino. Luego, ¿sería importante la instrucción previa recibida en Sócrates para el desarrollo de su método? Obviamente, sí.

Por su parte, la importancia de su método reside en la aplicación práctica que nos ofrece desde su pensamiento moral (ver Segura (Ed.), 2017). Como podemos apreciar, este alcance es análogo al de la intención de la obra de Esopo: fábulas para el sentido de la moral y de la justicia, fábulas para hacer pensar (Wikipedia, 2020A).

Siguiendo esta línea, en el ejercicio del método socrático pretendemos el conocimiento, no solo de cualquier cosa, sino fundamentalmente de uno mismo, junto al autodominio que lleva aparejado la autoexploración y el autoconocimiento, nos permiten restaurar la relación entre el ser humano (microcosmos en filosofía oriental) y la naturaleza (medio ambiente, espiritual – macrocosmos en filosofía oriental-). Luego, su método dialéctico y su mayéutica están encaminados en esta nueva cosmovisión: el razonamiento moral. Aquel razonamiento que, a través de su método, nos devuelve una ciencia que busca el interior del ser humano (ver Segura (Ed.), 2017).

nosce te ipsum (conócete a tí mismo y conocerás el Universo y a los dioses – el despertar de la conciencia – ).

Inscripción del frontispicio del Templo de Apolo – Delfos -.

Pues bien, siendo un hombre de bien que promocionaba el desarrollo de la virtud de la persona: su misericordia, bondad, belleza, fortaleza y sentidos de la justicia y de la moral; fue silenciado por el Sistema con una condena de muerte.

Sócrates murió envenenado con cicuta porque «corrompía» a la juventud con su pensamiento. Esto es, los conducía a tener pensamiento crítico, a ser reflexivos, a autoexplorarse, tener autodominio y ser personas con valores éticos y con sentidos de la justicia y de la moral. Pero, esto no interesaba a la élite, con lo que se lavaron las manos – como precursores de Pilatos – subrayándose en que se oponía a la doctrina y creencias de culto a los dioses atenienses: Sócrates cuestionaba la verdad de su mito como conocimiento sobre el que erigir toda una Creación y promocionar una forma de vida ética y con sentidos de la justicia y de la moral (ver Segura (Ed.), 2017; Wikipedia, 2020).

veritas filia temporis

Aforismo latino

Dicen que la verdad es hija del tiempo. En este sentido, el tiempo nos ha devuelto, en la figura de Sócrates, un pensador prominente, totalmente contracorriente, que se acoge a la norma y la lleva más allá: al bienestar de las gentes desde el desarrollo y cultivo de su virtud, de su moral.

El tiempo nos ha sacado a flote una gran verdad: el Sistema económico y social del momento de Sócrates silenció la posibilidad de diseminar una manera con la que hacer, a la ciudadanía, personas con sentido crítico. Personas que observan las cosas, su expresión práctica y se cuestionan si verdaderamente son dadoras de la certeza que promueven o, por el contrario, la corrompen.

E. El Método Socrático.

E.1. Sócrates en la Escuela.

No menos importante es acercar la visión educativa de este método. Desde las perspectivas de la psicología cognitiva y de la pedagogía, en el método socrático – idea ignorada o error y/o mayéutica – encontramos toda una metodología didáctica con la que hacer alcanzable, no solo ese pensamiento crítico que se promueve en nuestra actual legislación educativa, sino también: «ayudar a construir modelos mentales funcionales dotados de poder predictivo y explicativo que ayudan a la construcción de aprendizajes significativos; como metodología activa, involucra un proceso interpretativo que permite comprender la realidad, confiriéndole el carácter de  actividad constructiva. Igualmente, favorece la relación interpersonal entre maestro y discípulo, así como con el grupo, lo que permite una mayor socialización, además de conferir el efecto catalizador que procura la emoción en el aprendizaje. Sin olvidar que esta metodología metacognitiva ayuda a desarrollar la reflexión, el pensamiento deductivo e inductivo, la solución de problemas, el planteamiento de hipótesis, entre otros,  lo que deriva en una mayor actividad cerebral, que como ha sido probado, procura su mayor desarrollo y favorece la inteligencia». (García-Melero, 2018).

E.2. La Mayeútica: la quintaesencia de la Universidad de Harvard.

De preguntarnos por su aplicación práctica en nuestra actual educación, en primer lugar cabe señalar la educación elitista; como lo es la Universidad de Harvard – la primera posicionada en el mundo en el ranking de Shanghái 2019 para la calidad y excelencia educativa -. (El País, (Ed.), 2019). En esta Universidad el método socrático ocupa un lugar preeminente, siendo la quintaesencia de su sistema pedagógico (ver Donham, 1922, citado por García-Melero, 2018).

De considerar un apunte histórico sobre la aplicación del método científico desde el que aflorar la importancia del método socrático en esta Universidad, Donham (1922) bucea en las anécdotas e intenciones educativas de la Universidad de Harvard y nos acerca que «Christopher Langdell, desarrolló en 1870 el método de casos más antiguo conocido. De acuerdo a este mismo autor, por aquel año Langdell era el nuevo decano de la Harvard Law School (HLS) y procedió a abordar su clase desde el método socrático debatiendo un caso que sus alumnos posteriormente deberían producir y dar solución. Su éxito fue tal, que en 1920 la escuela de negocios, Harvard Business School (HBS) introdujo en la asignatura de marketing el método del caso en 1920. Posteriormente, se fueron sucediendo otras de sus escuelas» (García-Melero, 2018).

En adición, Donham, en su trabajo, explica que el objetivo principal es que los estudiantes aprendan por sí mismos, a través de procesos de pensamiento independiente, desarrollando la capacidad de usar sus conocimientos y habilidades, construyendo nuevos significados desde aprendizajes anteriores. Ya que, según este autor, los conocimientos sin la capacidad de ponerlos en práctica no son útiles, además de que la habilidad no alentada continuamente por nuevos conocimientos convierte en rutina a cualquier actividad (García-Melero, 2018).

E.3. Posibilidades del Método Socrático.

Como podemos apreciar, el Método Socrático en su conjunto – así como aquella intención moral para la que lo trajo a luz Sócrates: la de conducirnos a nuestra realización, al despertar de nuestra conciencia – , es todo un método didáctico y también pedagógico que cumple, más que sobradamente, tanto las intenciones educativas de nuestra legislación, como las recomendaciones de instituciones y organizaciones internacionales para tal fin y para el progreso científico que promueven. Considerando como tales:

(a) la ruptura del distanciamiento entre profesor y alumno, (b) la promoción de la socialización en clase, (c) la focalización de la atención en el alumno, (d) la capacidad de procurar la emoción como catalizadora del aprendizaje, (e) la facilidad para trabajar la cooperación y el trabajo en pares, (f) la posibilidad que brinda para promover metodologías metacognitivas que, por igual, ayuden a: (g) desarrollar la reflexión, (h) el pensamiento deductivo e inductivo, (i) la solución de problemas, (j) el planteamiento de hipótesis, (k) la creatividad; esto es, aquello que comporta el desarrollo de nuestro pensamiento crítico desde la aplicación de (l) las heurísticas como mediadoras para potenciar las destrezas lógico-matemáticas transferidas desde el desarrollo de las destrezas lingüísticas; (m) la construcción de aprendizajes significativos (ver Chickering y Gamson, 1987; Dumont, Instance y Benavides, (OCDE Eds.) 2010; Libro Verde de la Comisión, 2003; LOMCE, 2013; Real Decreto 1105 Currículo básico de ESO y Bachillerato, 2014; Resolución del Parlamento Europeo y del Consejo, 2006; todos citados por García-Melero, 2018).

F. El Pensamiento Crítico en la Ciudadanía: ¿nuestra Educación lo promueve o lo castra?

Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes

Albert Einstein

Existe una diferencia formal y profunda entre los modelos pedagógicos que, en esencia, dilucida nuestra Comunidad Educativa para el progreso y mejora de nuestra educación, y aquellos otros modelos que, en existencia, prevalecen en el aula. En este sentido, existe una disonancia entre lo que las recomendaciones y orientaciones del grueso de nuestra actual legislación y Comunidad Científica proponen para la mejora de la calidad de nuestra educación y aquello que verdaderamente cobra vida en las aulas.

De considerar el reflejo de la calidad de la educación en la ciudadanía: el Informe de la UNESCO, visto como la fuerza de empuje de los propósitos educativos de la educación mundial, direcciona la intención educativa hacia la autonomía del aprendizaje, hacia el aprender a aprender, intensificando el sentido de la responsabilidad y de la solidaridad (Delors et al., 1996). Sin embargo, nuestro sistema educativo es parco en dar a luz una ciudadanía emprendedora y activa. En este sentido, Domínguez y Molina (2012) advierten de la necesidad de contar con una población crítica, informada y cualificada, que sea capaz de emprender proyectos y gestionarlos; lo que requiere de una implicación coherente de las autoridades educativas.

Por otra parte, en relación al perfil del trabajador que demanda el mercado laboral, Robins (1996) recuerda la necesidad de acercar los contenidos y competencias clave en que son instruidas las personas a la realidad empresarial. Como subraya este autor, y no pudiendo olvidar en última instancia que el aprendizaje adquirido en los centros ha de perfilar al futuro trabajador y/o emprendedor, el grado de competencias y habilidades del perfil del alumno se presenta muy alejado de lo que empresas y organizaciones demandan en sus trabajadores. 

Si la intención de nuestra Educación es la de formarnos para nuestro futuro mercado laboral, ¿cómo de bien lo está haciendo la Educación Española? Lamentablemente, contamos con la Educación más triste de la Comunidad Europea, «nos hayamos considerablemente alejados de las previsiones políticas educativas europeas, en tanto nuestro país se presenta como aquel con mayores tasas de abandono escolar, así como un nivel de formación superior medio en la población bastante suficiente, además de alejado del de aquellos países vecinos más desarrollados – en contraposición a la mitificación de la creencia popular de la sobrecualificación de la población española –» (ver OCDE (Ed.), 2018).

En este sentido – profundicemos un poco más – , cuatro años después de la apreciación de Robins, esto es, en el 2000: «el Consejo Europeo fijó en Lisboa la estrategia educativa europea: «Convertir Europa en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con más cohesión social» (Marina 2018).

Sin embargo, ¿qué es lo que ha sucedido? Descaradamente apreciamos una doble moral en el Sistema, si bien el Informe de la UNESCO direcciona las intenciones de políticas educativas hacia la autonomía del aprendizaje, hacia el aprender a aprender, intensificando el sentido de la responsabilidad y de la solidaridad (Delors et al., 1996); y, por otra parte, el compromiso Europeo se pronuncia con una economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con más cohesión social» (Marina, 2018) – algo a lo que ayudaría enormemente el Método Socrático como hemos podido comprobar, quintaesencia de la educación de la élite -; definitivamente esa normatividad y deseabilidad es totalmente ignorada desde el propio ejercicio práctico de la legislación y organización del sistema educativo europeo.

Para que comprendan mejor la intención manifiesta del Sistema Educativo; si bien desde la LOMCE nos especifican siete competencias como las que siguen: 1. Competencia en comunicación lingüística. 2. Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología. 3. Competencia digital. 4. Aprender a aprender. 5. Competencias sociales y cívicas. 6. Sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor. 7. Conciencia y expresiones culturales – preciosas en apariencia -, también nos castran la manera en la que conseguirlas. En este sentido, «la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaria, preocupada por el influjo de las ‘fake news’ y de las redes sociales, ha pedido a educadores, padres y gobernantes que fomenten el pensamiento crítico de los jóvenes para ayudarles a tomar decisiones informadas» (Marina, 2018). Pero, ¿qué es lo que nos encontramos? Nos encontramos que «la única asignatura que tiene como objetivo específico desarrollar esa competencia, que es la Filosofía, ha sido eliminada de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, y reducida en el Bachillerato» (Marina, 2018).

Podemos apreciar con nitidez que la implicación coherente de las instituciones educativas con los propósitos educativos en los que ha de instruir al futuro trabajador y en los que ha de acomodar su acción, difiere de lo que se espera desde la normatividad y recomendación institucional, así como de lo que dilucida la ciencia.

De considerar un repaso al pensamiento crítico, aquello que nos ha traído hoy aquí, ya hemos podido apreciar la importancia y «transcendencia» del Método Socrático y de las enseñanzas de Jesús de Nazareth. No solo nos ayudan a desarrollar nuestra inteligencia emocional, autorregular nuestra conducta y, por supuesto, el pensamiento crítico; sino que, adicionalmente, el Método Socrático es la quintaesencia de la Universidad mejor posicionada internacionalmente y sobre la figura de Jesús de Nazareth se ha edificado todo un imperio de religiones «cristianas». ¿Habrá alguna intención manifiesta de «silenciar» la promoción del pensamiento crítico en nuestra ciudadanía?, ¿sería ésta la razón definitiva por la que «silenciaron» a Sócrates y a Jesús de Nazareth? ¿Me querrían silenciar a mi por promover el pensamiento crítico, por ejemplo?

Para este hoy, 2018, tenemos a la vicepresidenta del Gobierno abogando por maneras con las que fomentar el pensamiento crítico, maneras con las que no «aborregarnos«, aunque simplemente sea para discernir qué es «fake» de lo que no lo es. De buscar más y más información, de irnos a 2010, por ejemplo, tenemos a Pedro Rascón, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), quien nos subraya rotundamente que «el cambio social de nuestra era aún no ha sido trasladado a la escuela» (Rius, 2010).

¿Hemos de seguir buscando más apuntes al respecto? Personalmente, no concibo nada más interesante para poner la guindilla a este artículo – tan emocional para mí – que ponerme en las palabras de Leonardo da Jandra. Un filósofo excepcional al que espero leer mucho.

G. Leonardo da Jandra: la opinión de un gran filósofo sobre cómo nuestro Sistema castra el pensamiento crítico.

Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo, lo que hace falta es cambiarlo.

Leonardo Da Jandra, escritor y filósofo mejicano.

Hoy día, estoy convencida de que, en tanto se promueve la contribución personal de la ciudadanía en aquellos objetivos económicos y sociales para el desarrollo sostenible que se espera y, por otra parte, los Organismos e Instituciones Educativas – nacionales y supranacionales – insisten en la necesidad de contar con una población autónoma en su aprendizaje y con un elevado sentido crítico y de la responsabilidad; estas personas que afloran las vicisitudes del sistema, promoviendo cambios desde nuevas apreciaciones y/o fórmulas, han de contar con el propio respaldo y apoyo de las gentes y gobiernos. ¿Tendría sentido, entonces, promover una cosa para luego castigarla? No creo, a no ser que todo sea un espejismo, ¿verdad?

Al menos, considero que es un gesto loable, inteligente y, por igual, participativo y solidario con la sociedad, eso de promover el sentido crítico constructivo. Porque, malhablar es algo carente de honra y madurez; mas, alinearte con la deseabilidad, principios y normas del sistema político, económico, social y educativo global para promover críticas constructivas – basadas en el método científico – desde las que sacar a flote vicisitudes y, a su vez, promover alternativas, es algo honroso.

En este sentido, importante se hace subrayar el pensamiento cosmocentrista que promueve el profesor y filósofo Leonardo da Jandra, quien viene a cuestionar aquella intención educativa de nuestro sistema actual.

En «Lecturas Sumergidas», Emma Rodríguez (2014) nos acerca un trabajo fascinante: «Leonardo da Jandra: “La ética, no la libertad, debe ser lo primero”». La riqueza de este trabajo es tal que, sobradamente, traspasa las expectativas de la intención primera que buscaba para aflorar el pensamiento de da Jandra. Así, a continuación se hace una selección de aquellas partes de su ensayo que traen a la luz aquellas vicisitudes que éste filósofo y escritor ha explorado y encontrado en nuestro actual Sistema – más allá de lo educativo – social, político, económico y ambiental.

De acuerdo a Rodríguez (2014) Leonardo da Jandra es un escritor y filósofo mexicano de esos «contracorriente», de esos que transmiten un mensaje con fuerza y se hace eco; muy a pesar de los «outsiders» y medios oficiales, quienes, generalmente, se muestran ajenos a aquel pensamiento que no es copia de lo que promueve «la tendencia». Este escritor y filósofo se aleja de «la tendencia», tanto, que hasta decide mudarse, junto a su mujer, lejos del mundanal ruído. Con todo, su obra, «Filosofía para desencantados», nos acerca una visión amplia de nuestro paradigma actual y la necesidad que surge de ir transmutándolo hacia nuevas formas.

Si en palabras de Kuhn (1972) la efectividad de la investigación bajo un paradigma se perpetua en tanto éste se retroalimenta, desde el ejercicio del método, en la experiencia que lo conduce a ir reciclándose con nuevos cambios, da Jandra nos va a acercar esa necesidad de cambio que descansa, fundamentalmente, en el sentido de la ética en la ciudadanía.

En este sentido, ¿abremos de dar un salto «cuántico» per se? Esto es, ¿habremos de volver a plantearnos un paradigma más primitivo y cosmocentrista de manera tal que nos permita aunar nuestra razón y lógica con nuestra intuición, emoción y sensibilidad humanas?, ¿habrá de prevalecer en nuestra sociedad un hemisferio sobre otro, o habrán de venir, otra vez, en su versión primigenia: unidos y de la mano?, ¿aquel equilibrio entre sensibilidad e inteligencia, entre intuición y razón que nos acerca Jesús de Nazareth para alcanzar nuestra «Luz», nuestra «Verdad», será el verdadero propósito, no solo para la realización del ser humano, sino para la realización de una vida focalizada en el aprendizaje y la evolución y en armonía con nuestra naturaleza ambiental?, ¿será la proposición de Jesús de Nazareth similar a aquella que, en Occidente, promovió Sócrates cuatro siglos antes?, ¿serán las proposiciones de Jesús de Nazareth y de Sócrates aquellas que promueven vetustas filosofías orientales, centradas en el respeto de la naturaleza y en el equilibrio del ser?, ¿será de extrañar que la vida contemplativa de los monjes de Shaolín sea un mundo aparte, en el «Universo» Tibet?

Actualmente, considerando la nueva situación que se nos presenta – ese nuevo cambio de vida que se vaticina- bien puede valernos para apreciar cómo es que, aún hoy, nuestros sistema parece devolver más que ladrillos para un muro que nos separa de nuestra realización, que nos doblega en el conformismo infeliz.

De acuerdo a la información que nos revela Rodríguez (2014), «hoy, en la sociedad del consumo y de la tecnología, habitar en medio de la naturaleza salvaje, funciona como un estímulo para ir a la obra, para abrir las páginas de una entrega que nos atrapa con su carga de crítica a las sociedades actuales, una crítica que para nada se queda ahí, en el mero grito, en el descontento, sino que funciona como punto de partida para plantear el ideal de un mundo que “sin dejar de ser racional y pragmático sea al mismo tiempo moral y espiritual.”

Podemos apreciar como se funde esa intención que se promueve desde este artículo: la de la necesidad de trabajar nuestro pensamiento crítico y la de poner al alcance de la ciudadanía métodos filosóficos que nos ayuden a reflexionar y hacer críticas constructivas; amén de toda su contribución positiva en el buen desempeño de nuestras «competencias clave».

Siguiendo esta línea, el plantear el ideal de un mundo que «sin dejar de ser racional y pragmático sea al mismo tiempo moral y espiritual« es «un objetivo inconcebible sin la mediación de la filosofía, filosofía que debe volver a los espacios públicos y que debe atreverse, una y otra vez, a “poner el pensamiento cabeza abajo (Rodríguez, 2014).

Sin embargo, vivimos en un tiempo donde se empuja la filosofía de manera, tal, que ya es solo una asignatura amoldada en «comentarios de texto estructurados» para Bachillerato – también alejada del propio ejercicio del pensamiento y reflexión desde su ejecución práctica -.

¿Por qué hasta para la asignatura de filosofía de Bachillerato se castra el pensamiento crítico y se conduce al alumno a organizar la vida y obra de un filósofo dentro de una estructura que no deja espacio más que para hacer coincidir aquella información que – dado lo que he podido trabajar con mis alumnos – viene ya orientada a cada epígrafe del comentario?, ¿no sería más reflexivo trabajar, junto al comentario de texto, la elaboración de ensayos o contraponer en un ensayo pensamientos de diferentes filósofos? Desde luego que, de considerar aquellas habilidades y destrezas, así como preferencias, que la nueva generación de Zers presenta, la elaboración y redacción de historias y ensayos es la que más fascina entre ellos. De acuerdo al análisis de investigaciones llevadas a cabo por las instituciones y organizaciones que abajo se detallan en la imagen (sobradamente más de 10.000 observaciones a escala global), el 26% de la población mundial de esta nueva Generación Z siente especial atracción hacia esta metodología.

De continuar un poco con este apunte de mi experiencia profesional, todos sabemos que ese epígrafe del comentario de texto destinado a contraponer las características del pensamiento no deja espacio, prácticamente, para la creatividad, originalidad y el desarrollo del pensamiento crítico.

Adicionalmente, todavía me estoy preguntando cómo es que los profesores de filosofía – al menos de los centros de los alumnos con los que he trabajado – no le acercan comentarios de texto redactados por ellos mismos como guía. La verdad es que es la primera vez que hacen un trabajo académico de tal madurez, habiéndose castrado la asignatura de filosofía y limitarse al bachillerato, ¿no creen que la capacidad reflexiva y madurez de los alumnos la están castrando hasta para el propio comentario que les ofrecen?

Y si considero: «¿habláis en clase de las cosas?», «¿os piden que cuestionéis lo que os explican, qué lo conectéis con el mundo exterior?»...La respuesta es el silencio y que escuchan o leen los apuntes que, con respecto a cada filósofo, les provee el profesor. ¿Estamos también en filosofía con el grave problema de la clase magistral, desplazando el propio método filosófico por alguna razón? Porque, la verdad, a mi me fascina la filosofía, si fuera licenciada de esta «maravilla», para su asignatura, y siendo quien proveyera la instrucción práctica de esta disciplina, ¡lo flipaba sola haciendo pensar a mis niños! Que por poner a pensar, pongo a pensar y a reflexionar desde las matemáticas. Algo que me ha garantizado transformaciones en mis alumnos: de muy deficientes a matriculas de honor.

Ahora, recordando a da Jandra: «¿Por qué vivimos en tiempos tan anti filosóficos?»

De acuerdo a Rodríguez (2014), estamos atravesando unos tiempos en los que «se entra en decadencia y se potencia la oralidad y la genitalidad sobre la reflexión crítica. El tiempo actual es un tiempo generalmente anti filosófico porque se busca la gratificación por encima de todo. Y aquí he de citar a los señores que yo llamo neo-fenicios, quienes tienen en sus manos el poder económico, que es ante el que ahora está supeditado el poder político».

Siguiendo este argumento, como ya venimos señalando con respecto al pensamiento crítico y la filosofía: se promueve, pero a la vez se desplaza con «sutileza» o, lo que es peor, se reduce y limita la presencia de la filosofía tan sólo a bachillerato. En este sentido, Rodríguez (2014) se pone en palabras de da Jandra y nos dice así: «Estos señores hacen un énfasis muy específico en sacar a la filosofía y a la ética de la enseñanza, porque una juventud consciente, reflexiva, crítica, es muy difícil de domesticar. Está claro que la filosofía representa el mayor obstáculo para quienes manejan todo el aparato a nivel global y, por eso mismo, para mí representa toda una garantía contra la domesticación de la conciencia».

H. Adelanto de una idea.

Alcanzado este punto, creo que ha sido más que suficiente para sacar a flote esa pretensión del Sistema con querer hacer de nosotros, los ciudadanos, meros ladrillos de un muro que nos separa del verdadero conocimiento de nuestro potencial y riqueza como humanos y como sociedad.

De considerar el pensamiento crítico per se, otro día trabajaremos las posibilidades tan grandes que brinda la enseñanza de Ciencias de Empresa y Economía para agudizar el ingenio, la creatividad, promover el desarrollo del espíritu de empresa y el sentido de la iniciativa, ser críticos y, de entre muchas otras cosas, promover el desarrollo de habilidades orientadas en la solidaridad, el liderazgo, la cooperación, el trabajo en equipo…

Importante se hace hoy recordar que es una asignatura OBLIGATORIA en aquellos países que cuentan con mejores sistemas educativos, con mejores resultado es pruebas estandarizadas de control de calidad y excelencia educativa y, por supuesto, con las economías más desarrolladas del planeta ¿por qué será?

Ahora, volviendo a la trasliteración de los términos que nos proporciona la Cadena de Valor de Michael Porter (1987), si consideramos nuestro resultado como «futuros Trabajadores» que nos devuelve a la sociedad la Cadena de Valor de nuestro actual Sistema Educativo, podemos apreciar que: como estrategia entre agentes dentro de una cadena productiva que persigue la comunicación abierta y el beneficio mutuo, creando una ventaja competitiva, definitivamente, no encaja con el «producto» de nuestra educación actual. Razón por la cual considero que sí somos fruto de una mera cadena de producción, no de la de valor.

Por último, y volviendo a la ventaja competitiva de la cadena de valor, según Bueno (1996) se genera por medio de competencias distintivas o claves, las cuales generan una «rentabilidad relativa» sobre los «rivales».

¿Por qué no la buscamos de verdad?, porque establecidas ya están.

Recordad siempre las experiencias de Sócrates y Jesús de Nazareth. Sus miradas críticas fueron tan críticas, que le cerraron los ojos. Con todo, esto es signo de que aquello que se miraba era muy verdadero.

Preferible es ser silenciados por derribar un muro para la mejor visión y alcance de todos, que guardar nuestro propio silencio ante aquello que se presenta inaceptable.

Aquí os dejo mi mirada crítica y el mensaje de que no hay nada más grande que el amor. El amor está en dar, más que en recibir. El amor es, así, libre y nace, por tanto, en el verdadero altruismo; sin esperar nada a cambio. Porque si das amor de acuerdo a aquel que recibes, entonces no es amor, es la condescendencia de la correspondencia.

Si saludáis sólo a aquellos que os saludan, ¿dónde está vuestro mérito? – vendría a decir Jesús de Nazareth -. Lao-Tsé nos diría que aquel que es abundante (grande en misericordia y virtud) es abundante con quien lo es con él y con quien no lo es. Eso es el Te de la abundancia. Igual que el de la confianza, deposita confianza en quien es de confianza contigo y en quien no lo es.

¿Creéis que, por ser crítica desde mi pensamiento, harían lo posible por apagarme la sonrisa y arrugarme la mirada?
Un beso

De esta manera, ¿es apasionado y puro el amor por promover tus ideales y pensamiento? Yo creo que sí, procura una fuerza inefable, es abundante, es de confianza y saluda a todos, sin distinciones.

Con mucho amor y Qi, a todas aquellas personas que encuentran inspiración en alguna de mis palabras.

por Verónica García-Melero

Índice

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