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Hoy somos….¡MUCHO CHI!

Mono no aware.

Expresión en Budismo Zen

La imagen de la portada nos trae, no solo la frugalidad del ciclo de floración del cerezo: Sakura, flor nacional de Japón; sino la apreciación de la transitoriedad de la vida y el acercamiento a la naturaleza, por igual.

Si nos preguntamos por la duración del ciclo de su floración, podremos apreciar esta frugalidad del tiempo; pues, Sakura marca el inicio de la primavera y, sin embargo, es tan breve su existencia – unas dos semanas-que cae en el cenit de su belleza, cuando aún no ha dado tiempo de llegar a marchitarse. Cerrando, consecuentemente, su ciclo.

En esta flor convergen el pensamiento sintoísta y budista, bases de la filosofía del país nipón. Si bien el sintoísmo venera la naturaleza, ubicando la misma – junto a los eventos que le acaecen – en el centro; bien es conocido que el budismo otorga gran importancia a la transitoriedad de la vida. Así, la belleza de esta última etapa de su floración, cuando la flor se desprende, ocupa la etapa más hermosa para el Budismo Zen. La etapa conocida como «Mono no aware», que significa: tener empatía o sensibilidad hacia todas las cosas y su temporalidad.

Podemos apreciar cómo de calada es esta filosofía en el pueblo nipón, justo para este momento de Sakura, sus gentes celebran multitudinariamente el Hanami. Una festividad en la que los japoneses, en masa, acuden a parques y jardines para comer y beber contemplando su belleza y, por igual, reflexionando bajo la sombra de sus cerezos (Supercurioso (Ed.), 2014).

Celebración del Hanami, Japón.

El cerezo nos trae el florecer, la primavera; aunque también nos trae el renacer, nos trae un ciclo de energía, un ciclo de Qi (Chi). De esta manera, habiendo considerado en Hoy somos…¡SUPERNOVAS! una primera perspectiva metafísica de nuestra luz, de nuestra «energía», y desde un prisma religioso; la transcendencia de la filosofía Budista Zen nos conecta con esta primera observación metafísica y logra ir, en vez de «más allá» (lo que viene a ser el significado de meta), «más adentro», esto es, a nuestro cuerpo físico.

Para que se comprenda con lucidez a qué se pretende dar respuesta con esta conexión de Qi (Chí) y la biología de nuestro organismo, acerquemos aquella primera pregunta que nos hicimos en La Reflexión de la Luz:

Si no, si concibiera esta luz como aquella que manifiesta mi conciencia, mi «luz existencial», ¿podría decir que biológicamente soy luz y es la luz de mi conciencia la que condiciona el bienestar de mi desarrollo?, ¿está la luz relacionada con mi esencia, con la esencia de mi ser?

A) ¿QUÉ ES EL Qi?

Siguiendo esta línea, necesario se hace, en este momento, comprender qué es Qi. Un buen entendimiento del concepto de Qi nos lo proporciona el Profesor Manuel Rodríguez Cuadras en su libro «Medicina Tradicional China: Teoría Básica I».

Sinograma del Chino Tradicional para Qi (Chí).

De acuerdo al taoísmo y a la filosofía y medicina chinas, el Qi, cuyo significado es«flujo vital de energía», es un principio activo que forma parte de todo ser vivo. Literalmente, es un término que significa «aire, aliento, disposición del ánimo« y ha terminado extendiéndose a otros países de Extremo Oriente, como lo son Corea, Japón y otros países, quienes han adoptado su trasncripción como Chí.

Luego, si se preguntaba por la razón de denominarlo así, Chí, aquí podemos comprender su causa. Con todo, contrastarlo con otros conceptos occidentales, puede conducirnos a apreciar similitudes de una manera, tal vez, más natural. Así, los conceptos: energeia, magnetismo animal, élan vital o energía vital (vitalismo) – todos de Occidente – son similares al Qi. En este sentido, también es muy similar el concepto de prana hindú, claro que con unos matices claramente diferenciados.

Entretanto el prana hindú es la energía que desde el aire respirable se adquiere en la respiración, el Qi es ésta misma energía proveniente del macrocosmos, aunque en el microcosmos (el cuerpo humano y la psique); lo que para la tradición India tal energía sería un factor místico.

Alcanzados esta definición primera y contraste con aquellos conceptos relacionados con el Qi, importante se hace también considerar el significado que este término encierra en estas otras culturas. De esta manera, el (Qi en Japonés) se traduce como energía, presencia, voluntad, salud o respiración; y en el yoga hindú, la palabra sánscrita prana viene a significar energía, respiración y sabiduría.

Como podemos apreciar el concepto de respiración, así como la energía, son un denominador común. ¿Por qué es esto? De acuerdo a Rodríguez (2010), editado por García-Melero (2017), los métodos de atención a la respiración, así como algunas técnicas, ocupan un lugar preeminente en los sistemas espirituales y terapeúticos orientales. Esto es debido a que la respiración es la herramienta principal para el conocimiento del Qi. De esta manera, este concepto de «flujo vital de energía» viene a menudo de la mano de doctrinas espirituales como el taoísmo y el budismo, y de prácticas espirituales como el yoga y el Taichí.

Siguiendo esta línea, los practicantes de doctrinas como el Kung-Fu Shaolín, Taijíquán, el Daito-ryu aiki-jutsu, el Aikido y otras artes marciales, afirman el control y uso que puede alcanzar el humano de la energía: acrecentándola y distribuyéndola por todo el cuerpo o usarla de forma concetrada; todo, gracias a la práctica de diversas técnicas.

Alcanzado este punto, concebimos la Chí como «la energía cósmica que circula de un modo polarizadamente recíproco (yin/yang) en el cuerpo de todo ser viviente y que la armoniosa y continua circulación de tal energía mantiene a la salud del cuerpo y de la psique» (Rodríguez, 2010 en García-Melero (Ed.), 2017, p. 63). Así, la energía Chí discurre por todo un circuito energético corporal a través de los kin – meridianos o canales -, los cuales están naturalemente ordenados, teniendo nodos o puntos clave, denominados xue, que se evidencian principalmente en la dermis. De esta manera, siendo la Chí una energía que fluye continuamente por la Naturaleza, la interrupción de su libre flujo en el cuerpo es la base de cualquier dolencia física o psícológica. Esto es, una alteración de nuestro circuito energético corporal provoca una enfermedad, varias o un síndrome.

Como podemos apreciar, este flujo de energía del macrocosmos, no solo es que nos conecte con nuestro microcosmos a través de la energía que conseguimos a través de la respiración; es, también, que nuestra energía, fruto de nuestra respiración, ha de estar en equilibrio y armonía con la energía de la naturaleza. Aquí estriba el eje central de la filosofía sintoísta, la naturaleza y todos aquellos acontecimientos que le devienen. Un sustrato que sirve de base para el actual «biocentrismo» que trataremos en otra ocasión.

En lo que ahora respecta, alcanzado el conocimiento de este «flujo vital de energía«, Qi o Chí, podemos dar paso a contestar estas primeras preguntas que nos hacemos para afirmar que somos luz.

B) ¿Qué relación hay entre el Qi o la Chí y la luz?

Dalmau-Santamaria (2013), produjo un trabajo, publicado por la Revista Internacional Acupuntura, de gran calado en lo que es ahora un tema de actualidad y de creciente interés: «Biofotones: una interpretación moderna del concepto tradicional “Qi”» . En este trabajo, con ánimo de acercar una interpretación moderna del concepto de la Chí, se describen las bases científicas sobre las que descansa el mismo. Por igual, analiza hallazgos científicos actuales según los cuales se permite relacionar los biofotones y el tejido conectivo, y dicha relación con el sistema de meridianos del circuito energético corporal descrito por la MCT.

«Este hecho podría indicar que los meridianos descritos por la medicina china son como cables de fibra óptica que llevan gran cantidad de bioinformación en forma de biofotones y con la función, entre otras, de contribuir a la regulación y la organización de los sistemas biológicos«. (Dalmau-Santamaría, 2013, p. 57).

Si se pregunta por el biofotón, (del griego βιο, que significa « vida » y φωτο, « luz ») es un fotón de origen biológico que no es el resultado de los productos de una reacción enzimática específica. Luego, se trata de una quimioluminiscencia de origen biológico que se distingue de la bioluminiscencia por la ausencia de mecanismo enzimático relacionado, y por una magnitud o intensidad ultra-débil (del inglés, ultra-weak spontaneous photon emission, o a veces, de forma más simple, ultra-weak photon emission) (Wikipedia, 2020, Biofotón).

Para abstraer esta diferencia entre quimioluminiscencia y bioluminiscencia se hace imperante acercar el conocimiento primero al respecto sobre la transmisión de información desde los sistemas biológicos a partir de biofotones. Esta evidencia fue desarrollada por el físico Fritz-Albert Popp, alguien que encontrará nombrar cada vez más en los medios de comunicación.

De acuerdo a Fritz-Albert Popp, citado por Dalmau-Santamaría (2013), en la transmisión de información desde los sistemas biológicos a partir de biofotones, dichas radiaciones ultradébiles están relacionadas especialmente con la molécula de ADN y tienen un papel importante en la regulación de los procesos bioquímicos y la mitosis, la comunicación celular y los campos morfogenéticos, y la memoria.

En adición, el Dr. F.A. Popp junto con el Dr. Klaus Peter Schlebusch, médico de Essen (Alemania), «demostraron por primera vez la presencia de radiaciones infrarrojas pertenecientes al rango de biofotones de longitud de onda ancha en estructuras del cuerpo humano que parecían ser idénticos al sistema de meridianos descritos por la medicina china« (Dalmau-Santamaría, 2013, p. 56).

Con todo, nos podemos aventurar a ir más allá al conectar la base teórica del trabajo de Dalmau-Santamaría (2013), con el presupuesto básico de conocimiento de Medicina China Tradicional recogido por Rodríguez (2010), editado por García-Melero (2017). así, con ánimo de acercar una interpretación moderna del concepti de Qi, el Dr. Dalmau-Santamaría nos acerca una serie de hallazgos que permiten establecer bases científicas para tal interpretación.

En este sentido, profundiza en la conexión física que procuran diversas teorías y conocimientos para la interpretación del Qi, como lo son: (a) la consistencia que proporciona la física de partículas, (b) la conexión de ésta con la física cuántica, (c) el concepto de campo introducido por Faraday, (d) el Campo Punto Cero, Vacío Cuántico o Mar de Dirac; (e) el Campo creado o campo de Higgs; (f) y hasta la «Partícula de Dios», por ser sintéticos.

C) BIOFOTONES en nuestro cerebro: ¿está nuestra conciencia relacionada con la luz?

Como ha sido expuesto con anterioridad, el Profesor Rodríguez (2010) nos acerca el conocimiento referente al circuito energético corporal, a través del cual discurre la Chí por los kin – meridianos o canales -, los cuales están naturalmente ordenados, teniendo nodos o puntos clave, denominados xue, que se evidencian principalmente en la dermis.

Si, en adición, consideramos aquellas experiencias que nos acercan expertos marciales con respecto al control mental del Qi (Rodriguez, 2010); el hallazgo de Fritz-Albert Popp con relación a la transmisión de información desde los sistemas biológicos a partir de biofotones; y el conocimiento demostrado por el Dr. F.A. Popp junto con el Dr. Klaus Peter Schlebusch con respecto a la similitud que, con el sistema de meridianos del circuito energético corporal según la MCT, presentan las radiaciones infrarrojas pertenencientes al rango de biofotones de longitud de onda ancha en estructuras del cuerpo humano (Dalmau-Santamaría, 2013, p. 56); fácil es cuestionarse si nuestra conciencia es luz.

Emisión de Biofotones por el Sistema Fascial

¿Está nuestra conciencia directamente vinculada a la luz en tanto se demuestra que el flujo de Chí (radiaciones infrarrojas pertenecientes al rango de biofotones de longitud de onda ancha en estructuras del cuerpo humano) está presente en nuestro cerebro, atiende a un circuito energético corporal, transmite información a los sistemas biológicos, está relacionado especialmente con la molécula de ADN y tienen un papel importante en la regulación de los procesos bioquímicos, la mitosis, los campos morfogenéticos, y la memoria?

Emisión de Biofotones por el Sistema Fascial

Es más, podemos ir más allá, ¿está nuestra conciencia directamente vinculada a la luz en tanto se demuestra que el flujo de Chí, además de estar presente en nuestro cerebro, atiende a un circuito energético corporal, transmite información a los sistemas biológicos, está relacionado especialmente con la molécula de ADN, tiene un papel importante en la regulación de los procesos bioquímicos, la mitosis, los campos morfogenéticos, la memoria, puede acrecentarse, distribuirse o concentrarse con técnicas de focalización y meditación y viene de la mano de prácticas espirituales milenarias como el yoga y el Tachí, así como de doctrinas espirituales, igual de milenarias, que tienen como objeto «ELEVAR LA CONCIENCIA»?

Yo, definitivamente, creo que ¡SÍ!

Con todo, si alcanzar el conocimiento de que nuestra conciencia es luz, nos resulta aún descabellado; Pérez (2017) nos acerca un artículo que viene a contener una información asimilada a la descrita y sostiene que «si se produce una comunicación óptica, los Biofotones que producen nuestros cerebros podrían verse afectados por el entrelazamiento cuántico, lo que significa que puede haber un fuerte vínculo entre estos fotones, nuestra conciencia y posiblemente a lo que muchas culturas y religiones se refieren como Espíritu».

Adicionalmente, la Dra. María Pérez (2017) nos acerca, tanto experimentos, evidencias empíricas, como sus propias reflexiones. De entre ellas, resultan fascinantes las siguientes (extraído de su artículo: ¡Los científicos descubren biofotones en el cerebro que podrían insinuar que nuestra conciencia está directamente vinculada a la luz!)

En un par de experimentos, los científicos descubrieron que los cerebros de ratas pueden pasar solo un biofotón por neurona por minuto, pero los cerebros humanos podrían transmitir más de mil millones de biofotones por segundo.

Esto plantea la pregunta, ¿podría ser posible que cuanta más luz se pueda producir y comunicarse entre las neuronas, más conscientes sean?

Si hay alguna correlación entre los biofotones, la luz y la conciencia, puede tener fuertes implicaciones de que hay más en la luz de lo que somos conscientes.

[…] Muchos textos y religiones se remontan al pasado, desde los albores de la civilización humana han informado de santos, seres ascendidos e individuos iluminados que tienen círculos brillantes alrededor de sus cabezas.

Desde la antigua Grecia y la antigua Roma, hasta las enseñanzas del hinduismo, el budismo, el islamismo y el cristianismo, entre muchas otras religiones, los individuos sagrados fueron representados con un círculo brillante en forma de un resplandor circular alrededor de sus cabezas.

Si fueran tan iluminados como se describen, tal vez este círculo brillante fue solo el resultado de la conciencia superior con la que operaron, por lo tanto, una mayor frecuencia y producción de biofotones. Tal vez estos individuos produjeron un nivel más alto de biofotones con una mayor intensidad debido a su iluminación, si existe alguna correlación entre los biofotones y la conciencia.

Pero una de las implicaciones más emocionantes, el descubrimiento de que nuestros cerebros pueden producir luz, es que tal vez nuestra conciencia y nuestro espíritu no están contenidos dentro de nuestros cuerpos. Esta implicación es completamente pasada por alto por los científicos.

El entrelazamiento cuántico dice que 2 fotones entrelazados reaccionan si uno de los fotones se ve afectado, sin importar dónde se encuentre el otro fotón en El Universo sin demora.

Tal vez exista un mundo dentro de la luz, y no importa dónde se encuentre en El Universo, los fotones pueden actuar como portales que permiten la comunicación entre estos dos mundos. Tal vez nuestro espíritu y conciencia se comuniquen con nuestros cuerpos a través de estos biofotones. Y mientras más luz producimos, más despertamos y encarnamos la totalidad de nuestra conciencia.

En este sentido, como hemos expuesto al principio, el flujo vital de energía, Qi o Chí, es la energía que desde el aire respirable se adquiere en la respiración (macrocosmos), aunque para revertirla en el microcosmos (el cuerpo humano y la psique); muy importante se hace subrayar la psique y, por supuesto, que no hablamos de aire, hablamos de un flujo vital de energía (radiaciones infrarrojas pertenecientes al rango de biofotones de longitud de onda ancha en estructuras del cuerpo humano, como demuestra la ciencia) que nos conecta con la naturaleza y el Universo.

Volviendo a Pérez (2017): Esto puede explicar el fenómeno de por qué el estado de un fotón se ve afectado simplemente por su observación consciente, como se ha demostrado en muchos experimentos cuánticos. Tal vez nuestra observación comunique algo a través de nuestros biofotones con el fotón que se está observando, de manera similar al enredo cuántico, ya que la luz es solo una sustancia unificada que se dispersa en todo el Universo y se afecta a través de cada partícula de luz.

Por supuesto, nada de esto está ni siquiera cerca de ser una teoría. Pero hacer preguntas y tomar semejantes hipótesis metafísicas podría acercarnos más a la verdad y comprender qué es la conciencia, de dónde proviene y cuáles son los misterios que se esconden dentro de la luz.

D) PROPOSICIÓN DE DOS HIPÓTESIS A LA COMUNIDAD CIENTÍFICA DESDE LA EXPERIENCIA PERSONAL Y EL CONOCIMIENTO QUE SE COMPARTE EN ESTE ARTÍCULO.

Siguiendo la línea que propone la Dra. María Pérez, quién nos invita a plantearnos hipótesis metafísicas que nos acerquen más a la verdad y comprender qué es la conciencia, de dónde proviene y cuáles son los misterios que se esconden dentro de la luz; con ánimo de conectar la observación de fenómenos físicos con aquellas observaciones de artistas marciales que hacen con respecto al control mental del flujo de energía corporal, se proponen dos hipótesis para la Comunidad Científica.

La primera de ellas descansa sobre esta observación que vengo a apreciar y, dado mi conocimiento en la física natural y cuántica -solo soy una aficionada – desconozco si el planteamiento que propongo es totalmente correcto.

H1: «La adquisición de destrezas en el control del Qi posibilita bien la expansión y distribución de energía bien su concentración, lo que vendría a ser ese comportamiento de la partícula en el campo de Higgs».

La segunda de ellas, sin embargo, se nutre de esta primera observación. Más allá de estar acertada o no en la primera proposición, la intención de ésta otra es algo más transcendental para el estudio y, por igual, se nutre del trabajo expuesto en este artículo. De esta manera:

H2: Apreciar el comportamiento de leyes y propiedades físicas en nuestro propio organismo puede proporcionarnos un campo de investigación holístico en el que microcosmos (humano) y macrocosmos (universo) nos proporcionan un entendimiento más consistente y veraz de aquellos fenómenos físicos y metafísicos que comprende nuestra realidad y que, a su vez, se interconectan; aflorando, por igual, en una comprensión más profunda de nuestra conciencia.

Por el momento, me ha resultado muy estimulante unir aquellos conocimientos que, con respecto a nuestra luz existencial y vital,

había ido recapitulando; hoy he logrado darle forma, movida por los ejercicios de yoga de mi hijo, los cuales me han inspirado para este artículo.

Con amor y mucho Chí, a mi hijo.

por Verónica García-Melero

Dalmau-Santamaría, I. (2013). Biofotones: una interpretación moderna del concepto tradicional “Qi”. Revista Internacional de Acupuntura. 2013 7 (2.) 59 – 64

García-Melero, V. (Ed.) (2017). El Libro de Sheng Laoshi. Guía Básica de Filosofía China: Principales Escuelas de Pensamiento y Artes Marciales. Limburg an der Lahn, Germany: PediaPress GmbH.

Pérez, M. (2017). ¡Los científicos descubren biodotones en el cerebro que podrían insinuar que nuestra conciencia está directamente vinculada a la luz! Recuperado el 30 de Marzo de 2020 de: http://draperezbenitezsoc.wixsite.com/home/single-post/2019/07/15/%C2%A1Los-cient%C3%ADficos-descubren-biofotones-en-el-cerebro-que-podr%C3%ADan-insinuar-que-nuestra-conciencia-est%C3%A1-directamente-vinculada-a-la-luz

Rodríguez, M. (2010). Medicina China Tradicional: Teoría Básica I. Fundación Europea de Medicina Tradicional China.

Supercurioso (Ed.) (2014). Sakura, la flor del cerezo y su simbología. SuperCurioso. Recuperado el 30 de marzo de 2020 de: https://supercurioso.com/sakura-la-flor-del-cerezo-y-su-simbologia/

Wikipedia (2020) Biofotón. Recuperado el 30 de marzo de 2020 de: https://es.wikipedia.org/wiki/Biofot%C3%B3n

La Reflexión de la Luz: hoc lumen est.

Todo lleva el Yin sobre los hombros y el Yang en los brazos; ambos se funden en la energía vital para crear la armonía.

Fragmento del Epigrama XLII, Tao Te King, Lao-Tsé

¿Podría abstraer el conocimiento de que como polvo de estrellas que soy, provengo de la luz, soy luz y hacia la luz es donde voy? ¿O podría aventurarme a ir más allá y afirmar que soy luz, biológicamente, y, atendiendo al carácter intrínseco de esta naturaleza inherente que le es propia, necesito de luz del Sol para procesarla en mi interior y crecer, como lo hace una planta? ¿Podría aventurarme a decir que soy «fotosintética» y no haberme excedido en ello? Si no, si concibiera esta luz como aquella que manifiesta mi conciencia, mi «luz existencial», ¿podría decir que biológicamente soy luz y es la luz de mi conciencia la que condiciona el bienestar de mi desarrollo? ¿Está la luz relacionada con mi esencia, con la esencia de mi ser?

En este sentido, ¿soy luz?, ¿necesito de la luz solar para ayudar a crecer a la luz de mi conciencia?, ¿necesito de la luz solar para crecer, como la hace mi bambú?, ¿hacia arriba, ahondando sus raíces, siempre buscando el Sol?

Es más, antes de seguir por este derrotero de cuestionamientos reiterados, ¿no debería reiterarme a cuestiones en otra dirección?, ¿se habrán cuestionado nuestros ancestros, desde su remota existencia, la importancia y aquello que nos une al Sol?, ¿por qué ha sido el Sol venerado, como un dios?, ¿por qué el Sol se presenta como un símbolo sobre el que edificar un sincretismo que aúna las creencias de muy diversas civilizaciones?

Y si decidiera seguir otro derrotero, ¿por qué es tan importante el Sol?, ¿por qué es tan importante su luz para los procesos químicos y hormonales de nuestro organismo?, ¿por qué la luz del Sol condiciona nuestro estado mental y físico?, ¿por qué es posible que en períodos de mayor luz, como la primavera y el verano, estemos más enérgicos y vivos?, ¿más alegres?, ¿con más ganas de socializar, reunirnos, salir, bajar a la playa, tomar el sol, organizar barbacoas, moragas, comidas ocasionales fuera, pasear…?, ¿se debe a que hace mejor tiempo, hace más calor, hay una mayor radiación por nuestra proximidad a él que termina elevando la temperatura y es esto lo que nos condiciona a alterar nuestros hábitos: que hace más sol?

Y si considero que es más sabio considerar el Sol desde la dimensión física, entonces, ¿sería importante alcanzar el conocimiento de la física de la luz? En este sentido, ya que por física atiendo al conocimiento de la física natural, la observada como causa-efecto en la naturaleza, ¿tendría sentido retrotraerme al conocimiento epistemológico del concepto de la luz, diferenciar qué es luz de lo que no lo es?, ¿se presenta la luz como algo dual?, ¿atiende la luz a una dimensión polar que la define, esto es, ésta existe de haber tinieblas, de haber un concepto totalmente opuesto:la oscuridad? Es más, ¿el conocimiento que, sobre su polaridad, se tiene, ha sido reflexionado primero desde un alcance metafísico?, ¿habrá sido la metafísica de la luz y la conciencia la que nos ha permito dar a luz el entendimiento de lo que la física de la luz es?

¿Y si existe alguna relación entre nuestro crecimiento biológico, físico y mental, condicionado por el Sol?, ¿se debería en parte a lo que ingerimos?, ¿mayor es la relación directa de biomoléculas fotovoltáicas en el alimento, mayor es la luz que ingerimos?, ¿mayor es la luz que ingerimos, mayor es nuestro bienestar físico?, ¿mayor es nuestro bienestar físico, mayor es nuestra predisposición a una actitud positiva?, ¿una actitud positiva nos condiciona en una conducta constructiva, en un pensamiento positivo, empoderador?, o, ¿será que meditar sobre la luz, la luz de nuestra conciencia, nos conduce a una actitud positiva?, ¿es así que podemos entonces edificar valores positivos y sabios sobre los que construir nuestra personalidad?, ¿o será que la luz la encontramos en todo, y es desde ese todo desde el que podemos evolucionar en bienestar? De esta manera, somos luz y necesitamos de la luz para iluminar nuestro organismo y nuestra conciencia.

Si hasta el momento, toda esta dialéctica de cuestiones se presenta ramificada, antes de irnos por las ramas e instalarnos en la copa, procuremos caminar cada una de ellas en dirección hacia la raíz que las ha traído a su existencia. Descendamos por el tronco, no obstante, y alcancemos un conocimiento al respecto de la luz, desde diversas perspectivas, al menos, aquellas que nos cuestionamos. Posiblemente, desde el conocimiento que al respecto refuta a día de hoy la ciencia, podamos firmemente subrayar aquellas palabras de Jesús de Nazareth: «sois la luz del mundo». ¿Será esto cierto?

por Verónica García-Melero

Í n d i c e