Hay tres cosas que no se pueden ocultar: el sol, la luna y la verdad – Proverbio Oriental atribuido a Buddha -.
Os dejo con Jesús, un valiente bombero que pone voz a lo ocurrido en Bonaire. Roto en llanto y con un dolor inmenso decide romper el ignominioso silencio con que pretenden tapar lo ocurrido en Bonaire – cabe preguntarnos cuántos «Bonaire» más hay-.
Nos informa que en la primera ronda de trabajo habían sacado algo más de 200 cadáveres de niños. Había cadáveres flotando, de adultos y niños y de fallecidos en los coches. Un cementerio. Ésta era la primera actuación, porque tenían que regresar para seguir por la noche.
Nos informa que tenían que sacar a los cadáveres por detrás, donde no los vieran; además de que les adecuaron el lugar para procurar no ser vistos. Tampoco tomaron imágenes.
Jesús, desde su testimonio, pone voz a esta desgracia ocurrida, pone voz a la infamia del gobierno y de todos aquellos que pretenden, no solo tapar la verdad, sino mentir descabellada y organizadamente. ¿Qué son la premeditación y la alevosía? ¿Qué es la nocturnidad ? – cabe preguntarnos -. Dilucidad vosotros la respuesta. Seguro sabéis dar con ella.
Mas, tened presente que si os preguntáis por la verdad, la verdad es hija del tiempo y siempre llega. La verdad es incuestionable e irrefutable; pues, es la certeza absoluta que hace encajar a la perfección los hechos acaecidos con la realidad experimentada. Es como el sol o la luna, no se puede ocultar.
Cicerón nos decía que las cosas fingidas caen como flores marchitas porque ninguna simulación puede durar largo tiempo. Y así es.
Con el testimonio de Jesús podemos ser testigos de la verdad ocurrida en Bonaire, podemos ser testigos de cómo se deshojan y caen las flores de esta aberrante simulación.
Tened presente que es inmenso el poder que emana de nosotros: el pueblo. Ahora es hora de unirnos, valencianos y españoles, e ir a por ellos – como bien han expresado Íker Jiménez y Ángel Gaitán, y con tremenda determinación-.
Vamos a hacer caer sobre ellos la justicia que nace en nuestra soberanía. Y, dadas las circunstancias, Justicia Divina bien cierta es.
Cuando nos mueve la luz y el amor, nos movemos en el sentido más divino que albergamos todos como humanidad. Es un sentir en nuestras almas que nos conduce en el sentido de la Justicia y de la Verdad. Porque ello nos reconforta, nos hace sentir dignos, en paz, felices, recompensados, valorados, auténticos; nos hace ver el sentido de la vida y porqué merece la pena vivir la vida. Y merece la pena la vida que está llena de Vida y de Luz. La que nos trae paz.
Puedo, en esta breve reflexión, sentir la paz que libera a Jesús al estallar y alertar al pueblo elevando sus palabras. Son palabras que nacen en su corazón porque siente su corazón que tiene que hablar. Todos podemos sentir y admirar su valentía y dignidad. Todos podemos escuchar su corazón.
Por último, dejo a Jesús un saludo de ánimo y fuerza y en agradecimiento por abrirnos los ojos a la verdad. Seguro Dios te bendice y protege, hijo.
Aquí dejo el link a tik-tok, donde se escucha su testimonio en un short. Por igual, he grabado en pequeños fragmentos de vídeo el audio. Los dejo a continuación. Comienza la conversación del último de esta página hacia arriba.